África
El agua pura de sus ojos niños,
brilla ante limosnas
de softwares que nunca dan
todos los granos por ciertos,
sin valor esas cosechas que fingen dijes absurdos
de falsas educaciones y errores temerosos.
Dame, aunque se horroricen los sueños
el ala de la vista a través de los vientos
y sendas en selva a guisa de lazos
donde caminen sin pausas quienes piensan en alto.
Más allá de los pájaros que vuelan ciegos,
hay humanidades tendidas, corazones despiertos
y fieras al tenor de llantos malditos,
sin utilidades en pavimentos gráficos.
Humanidades al cargo de sueños oníricos,
almas suplicando ante vacíos agresivos,
sin agua pura para sus ojos de niños,
que corren saltando vallas tras fantasmales prodigios.
Creencias de espíritus temerosos
aparecen en guisa de simiescos dramaturgos,
ebrios de trementina y cálidos besos,
fanfarrias de opios y silencios muertos.
Nebulosas opacas frente a futuros inciertos.
El agua pura de sus ojos niños,
brilla ante limosnas
de softwares que nunca dan
todos los granos por ciertos,
sin valor esas cosechas que fingen dijes absurdos
de falsas educaciones y errores temerosos.
Dame, aunque se horroricen los sueños
el ala de la vista a través de los vientos
y sendas en selva a guisa de lazos
donde caminen sin pausas quienes piensan en alto.
Más allá de los pájaros que vuelan ciegos,
hay humanidades tendidas, corazones despiertos
y fieras al tenor de llantos malditos,
sin utilidades en pavimentos gráficos.
Humanidades al cargo de sueños oníricos,
almas suplicando ante vacíos agresivos,
sin agua pura para sus ojos de niños,
que corren saltando vallas tras fantasmales prodigios.
Creencias de espíritus temerosos
aparecen en guisa de simiescos dramaturgos,
ebrios de trementina y cálidos besos,
fanfarrias de opios y silencios muertos.
Nebulosas opacas frente a futuros inciertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario