viernes, 22 de septiembre de 2017

X Canto errante






Canto errante que nos llega
repetido como el eco,
como una piedra lanzada
dando saltos sobre el río
extraño rumor que flota
sobre un silencio que calla
saltando de boca en boca,
intentando ser un grito
pero se pierde en la nada.

Canto eterno de quien sufre,
en sus carnes el quebranto,
un canto que se transforma
en las gargantas en llanto,
un llanto que nadie escucha,
porque oriente está lejano
y a nadie importa la lucha
si no le salpica el barro
o es la sangre de un paisano.

Cantos en la oscuridad
cuando los egos descansan,
bramar de sueños heridos
con llantos que ya traspasan
la barrera del sonido,
para las sordas orejas
de quien no le importa nada
lo que pase tras la verja
que del amor les separa.

Es el canto de la muerte
no contenta con su oficio
y suplica enardecida,
al ver que siempre los mismos,
los parias sin beneficio,
son quien andan el sendero,
sorteando los abismos
del negro futuro incierto
por el que ella camina.

Eterno llanto paciente
de los siglos de avaricia
sufrida por quienes nunca
conocieron la delicia
de ser dueños de sus vidas,
nacieron para ser parias
y si un algo no se trunca
lo serán desde la infancia
hasta que pierdan la vida.

Canto errante

Canto errante que nos llega repetido como el eco,
como una piedra lanzada dando saltos sobre el río
extraño rumor que flota sobre un silencio que calla
saltando de boca en boca, intentando ser un grito
pero se pierde en la nada.

Canto eterno de quien sufre, en sus carnes el quebranto,
un canto que se transforma en las gargantas en llanto,
un llanto que nadie escucha, porque oriente está lejano
y a nadie importa la lucha si no le salpica el barro
o es la sangre de un paisano.

Cantos en la oscuridad cuando los egos descansan,
bramar de sueños heridos con llantos que ya traspasan
la barrera del sonido, para las sordas orejas
de quien no le importa nada lo que pase tras la verja
que del amor les separa.

Es el canto de la muerte no contenta con su oficio
y suplica enardecida, al ver que siempre los mismos,
los parias sin beneficio, son quien andan el sendero,
sorteando los abismos del negro futuro incierto
por el que ella camina.

Eterno llanto paciente de los siglos de avaricia
sufrida por quienes nunca conocieron la delicia
de ser dueños de sus vidas, nacieron para ser parias
y si un algo no se trunca lo serán desde la infancia
hasta que pierdan la vida.



Para terminar
un ovillejo 
dedicado 
a mis tan amados políticos,
 culpables de cuanto ocurre.

¡A políticos mamones!
¡cabrones!
¡Solo mentir se os da bien!
¡os den!
¡Gustáis dar sin disimulo!
¡porculo!

Lastima no haber un zulo
en donde todos quepáis,
y de ahí nunca salgáis.
¡Cabrones os den porculo!

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