Versos inspirados en el poema
de Francisco Martínez de la Rosa
"El zagal y el nido"
Que aprendí de mi madre a la edad de cuatro años
en que ya lo recitaba de memoria.
Senryu
Pájaro libre,
sin reflejo de jaula.
Vuela el alma.
Aún pían los pajarillos madre,
aún en mis sueños les oigo piar,
del nido aquel de cuclillos
que robé siendo zagal
y con tanta ilusión, corriendo
con mis zapatillas nuevas
corriendo te fui a mostrar.
No olvidaré tu mirada
cuando les viste temblar
pusiste tus ojos en mí
alzaste mi cabeza al cielo
y con tu voz dolorida,
casi llorando dijiste;
mira, mira su madre
mira cuan desesperada,
mírala por donde va
va buscando a sus hijos
que llorando en tu mano están.
Y me lo hiciste soltar,
aún recuerdo tu sermón
contándome el cuento aquel.
que tanto me hizo pensar,
el cuento de aquel zagal
que tú llamaste cruel,
las lágrimas me saltaron
antes de terminar.
Con el cuento aprendí,
a respetar a los demás,
a nunca quitarle a nadie
su preciada libertad,
a no robarle a nadie el sueño
ni sus ansias de volar.
Que bien madre,
que bien me lo supiste inculcar,
y con cuanto empeño madre
lo guardé dentro de mí
nunca podré olvidar
lo que contigo aprendí.
Cuéntame otra vez el cuento,
que no le vaya a olvidar,
yo le contaré a mis nietos,
para que sepan volar,
sin que nadie corte sus alas,
ni ellos a nadie quieran
cortarle su libertad.
Nunca olvidaré aquel cuento
que aprendí siendo zagal.
Nunca pisaré los sueños
de quienes sueñan volar.
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