Enseña a los demás y no te pese
si tu cabeza esta bien y con seso,
que tu ayuda hacia ellos nunca cese,
y que tu buen saber les quede impreso.
No esperes por tu ayuda que te bese,
que no por enseñarme, ¡de ti preso!
agradeceré que tu puerta abriese
y que por ti dejé de ser un hueso.
Si te manejas bien en las artesas
a otros enseñarás tus buenas tesis,
y así se cumplirá lo que profesas.
Habrá servido de algo tu ascesis
no tan solo aficiones de burguesas
que pululan por tiernas catequesis.
Y provoca en ti emesis,
no guardes para ti tiramisús,
reparte como hizo aquel Jesús.
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