Las gaviotas en el cielo entre las plumas amagan cadenas para sus alas y arcones para los sueños.
Entre los vientos zozobran silencios de brumas negras, la Muerte ya en su libreta algunos nombres anota.
Un aterrador lamento los corazones espanta, las almas llenas de escarcha ya prevén un frío invierno.
Las estrellas se acurrucan entre negros nubarrones, y pintaron de colores sus patas las blancas grullas.
Color sangre baja El Plata, cegó su luz el lucero, barruntan tiempos de duelo los lirios en la vaguada.
La luna tras un velero llora a lágrima tendida, mira hacia el mar y suplica que no ahogue más anhelos.
Sacuden fuerte sus olas océanos sollozantes, quieren escapar los mares sobre lomos de gaviotas.
Espuelas brillan al son de las olas que cabalgan, creando por donde pasan, llanto, silencio y dolor.
Descansa en la fosa fría un ejército de sueños, ya nada valen lamentos ni ecos de voces vacías.
Entre sollozos La Pampa se puso su traje negro, El Turco desde los cielos una milonga les canta.
Pasto son de soledades en un mundo ya sin vientos, de amaneceres inciertos y eterno llorar de madres.
Levante ya el corazón en defensa de la vida y muera la sin razón que lleva a la sepultura a quien hundido ya está en esa eterna negrura por culpa de los que van sembrando desolación entre llantos y amargura negando el paso a la vida en sangrante sin razón.
¿por qué perdemos la vida, por nuestro mal proceder?
Creí caer de la cama cuando de cerca la vi,
la sonrisa de la Muerte ¡su siniestra carcajada!
como riéndose de mí, sola se regocijaba
viendo al hombre en su derrota, un sudor ¡helado! ¡frío!
me subió por la garganta, vi corazones vencidos
en dirección a la barca y a Caronte con un remo
cargándolos a paladas.
-”Pasen señores y vean, el final que les aguarda”-
A grandes voces gritaba con un vozarrón de trueno
salido de sus entrañas. “-Y sepan que aquí se hallan
por no haberle puesto freno a codicias y desmanes
que solo engordan el ego"-
Desfilaron ante mí con olor a profecía
cosas que pueden pasar si el hombre no cambia un día
de su modo de pensar.
Pude ver como se hundía el mundo sin flotador,
río abajo en la corriente a golpes contra las rocas
iba llorando el Amor, desde la orilla sombría
quise tenderle una mano, pero me pidió que no
cansado ya de luchar, triste, viejo y derrotado.
Ya murió su última estrella, dicen que Odio la mató
y nada quiere la Luna saber de nuevos amores
en un Mundo de senderos de miserias y traiciones.
Esperanza en un rincón llorando a lágrima viva,
pidiendo al cielo valor para dejar esta vida
corriendo detrás de Amor río abajo a la deriva.
Me dijo que se cansó de no saber dar respuesta
y a morir esta dispuesta por no poder atender
ni saber darles razón a tantas almas rendidas
que fían de su tesón y no ven amanecer.
¡Ay, madre no quiero yo! más noches con estos sueños
que si muere la Esperanza y nos deja el buen Amor
con ellos se marcharán la Justicia y la Ilusión.
Anoche madre soñé tuve negra pesadilla, las lágrimas me brotaban intentando comprender ¿por qué perdemos la vida, por nuestro mal proceder? Creí caer de la cama cuando de cerca la vi, la sonrisa de la Muerte ¡su siniestra carcajada! como riéndose de mí, sola se regocijaba viendo al hombre en su derrota, un sudor ¡helado! ¡frío! me subió por la garganta, vi corazones vencidos en dirección a la barca y a Caronte con un remo cargándolos a paladas. -”Pasen señores y vean, el final que les aguarda”- A grandes voces gritaba con un vozarrón de trueno salido de sus entrañas. “-Y sepan que aquí se hallan por no haberle puesto freno a codicias y desmanes que solo engordan el ego"- Desfilaron ante mí con olor a profecía cosas que pueden pasar si el hombre no cambia un día de su modo de pensar. Pude ver como se hundía el mundo sin flotador, río abajo en la corriente a golpes contra las rocas iba llorando el Amor, desde la orilla sombría quise tenderle una mano, pero me pidió que no cansado ya de luchar, triste, viejo y derrotado.
Ya murió su última estrella, dicen que Odio la mató y nada quiere la Luna saber de nuevos amores en un Mundo de senderos de miserias y traiciones. Esperanza en un rincón llorando a lágrima viva, pidiendo al cielo valor para dejar esta vida corriendo detrás de Amor río abajo a la deriva. Me dijo que se cansó de no saber dar respuesta y a morir esta dispuesta por no poder atender ni saber darles razón a tantas almas rendidas que fían de su tesón y no ven amanecer. ¡Ay, madre no quiero yo! más noches con estos sueños que si muere la Esperanza y nos deja el buen Amor con ellos se marcharán la Justicia y la Ilusión.
dulcemente las campanas, quien quiere mentir, engaña
y el que quiere engañar, miente, cosas éstas de una vida
que pasa muy levemente, ¡así no la quiero yo!
¡Qué la vida quiero ver, con la luz de tus mañanas!
Aspiro al amor y no a la nada,
a esa nada que nubla mi frente
y huir de quienes graznan falsamente,
alejándome ya de las sombras
de quien por ahí va pregonando
sin razones sobre mi locura.
Sé bien de aquellos vinos
que abrasadores arañan la mente
y no quiero saber lo que se siente
como ácaro entre alfombras.
Que insensato es el hombre,
va perdiendo sus días estérilmente,
hinchando vanidades
hace sonar su nombre
y va creando fallas en su reino
a fin de establecerlo firmemente.
Mas cualquier cosa no vale, nadie por ello se asombre,
debe sembrarse la vida y con semilla eficiente.
¡Sea la humildad más pura quien a nuestros pies alfombre!
Las falsas guías nublan a la mente,
sueños con sombras en nidos cerrados
que prenden en las almas partituras,
melodías de fuego incandescente
en lucha por arder eternamente,
en los ojos de los enamorados
que se oscurecen misteriosamente
a fuerza de escuchar ese mal cuento
que nos hace vivir equivocados.
No falte jamás la chispa de locura que te aliente,
faltar, no debe faltar, tampoco es bueno que sobre,
que a nada bueno conduce el exceso de delirio
pues a la mente la ofusca. Para no acabar trágicamente
¡locura... solo la justa!
Sea el silencio y su voz quien la paz del hombre logre,
sea el silencio la luz... Esa última luz rompiente.
Se lanzan firmes al vuelo, con sonido adulador dulcemente las campanas, quien quiere mentir, engaña y el que quiere engañar, miente, cosas éstas de una vida que pasa muy levemente, ¡así no la quiero yo! ¡Qué la vida quiero ver, con la luz de tus mañanas! Aspiro al amor y no a la nada, a esa nada que nubla mi frente y huir de quienes graznan falsamente, alejándome ya de las sombras de quien por ahí va pregonando sin razones sobre mi locura. Sé bien de aquellos vinos que abrasadores arañan la mente y no quiero saber lo que se siente como ácaro entre alfombras. Que insensato es el hombre, va perdiendo sus días estérilmente, hinchando vanidades hace sonar su nombre y va creando fallas en su reino a fin de establecerlo firmemente. Mas cualquier cosa no vale nadie por ello se asombre, debe sembrarse la vida y con semilla eficiente. ¡Sea la humildad más pura quien a nuestros pies alfombre! Las falsas guías nublan a la mente, sueños con sombras en nidos cerrados que prenden en las almas partituras, melodías de fuego incandescente en lucha por arder eternamente, en los ojos de los enamorados que se oscurecen misteriosamente a fuerza de escuchar ese mal cuento que nos hace vivir equivocados. No falte jamás la chispa de locura que te aliente, faltar, no debe faltar, tampoco es bueno que sobre, que a nada bueno conduce el exceso de delirio pues a la mente la ofusca. Pá no acabar trágicamente ¡locura... solo la justa! Sea el silencio y su voz quien la paz del hombre logre, sea el silencio la luz... Esa última luz rompiente.