viernes, 22 de septiembre de 2017

L Nunca se rinden los sueños





En esas horas nocturnas
de las almas desoladas
busco rellenar el hueco
de mi corazón vacío
intentando hallar un sueño 
para unirlo con el mío.

Me trajo un recuerdo el viento
cabalgando sobre un rayo de luna,
vi el murmullo del silencio
atravesando océanos de brumas,
con la mochila cargada
del sonido de tus besos
mezclados con las dulzuras
de los más bellos recuerdos.

Vino un recuerdo muy tierno
en papel de celofán,
a recordarme el concierto
de la noche en Trinidad
cuando tu cuerpo y mi cuerpo
se movían al compás
del sonido de los besos
como único instrumental.

Me inundan oleadas de placer
y girando mis ojos como loca
recordaba tus manos temblorosas
recorriendo nerviosas por mi piel
mientras tu lengua con sabor a miel
se perdía insinuante por mi boca.

Otro recuerdo, 
¡huele un poco a picarón!
me susurra al oído, 
me arde la boca,
calienta en mí la tensión 
y aquello que no se nombra
y me dice que mi sueño
llegará hasta tu balcón,
posando en tu boca un beso
para robarte las mieles
y traerlas de regreso
a mi helado corazón.

Pero ya mis instintos, no son acordes,
mi cabeza, gira como una noria,
ya no hay estrellas, no queda gloria,
ya los sueños no responden
a impulsos de la ilusión.

Sueños ya evaporados,
falsas gotas de rocío,
mojan mis sedientos prados,
ilusiones caídas al vacío
en corazones desolados
mordidos por el hastío.

Pero quijotesca amazona
sigue soñando, eterna vive flotando,
sin perder el rumbo nunca se hunde
hasta que la "Negra" no tumbe
mi cara sobre la lona.

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