Limosnas da el cielo al río,
eso no quiero mujer,
quiero en mi todo tu brío,
comerme todo tu ser
y tú te comas el mío
aunque no haya amanecer.
Mis labios rojos buscaban
en tus dos bellas lagunas
las nítidas aguas puras
profundas de tu mirada
para bañar sin premura
mis besos de madrugada.
Hermanos creo que son
el amor y la locura,
cogidos van de la mano
en lucha con la razón
sus males tan solo cura
en la cama un revolcón.
A veces ya ni recuerdo
de que tengo que acordar,
vivo solo en desacuerdo
por no quererte olvidar
y en el olvido me pierdo
por volverte a recordar.
Un día me pregunté
¿y quién soy yo, y para qué?
-No me supe contestar
pedí me ayudara un sueño
y de él aprendí a volar
con el libre pensamiento.
Rabia con envidia el viento
cuando ve a una mujer,
del mundo su maravilla,
linda, guapa, monumento,
de Adán la mejor costilla,
de Dios su mejor invento.
Cargando sobre mis hombros
llevo la gran pena oscura,
de aquel amor en la sombra
que me arrebató la luna
no quiere que una gitana
compita con su hermosura.
A veces pienso yo, guapa,
y me da por razonar,
mi ocurrencia queda flaca
cuando empiezo a cavilar;
¿en qué cuernos pensarán
cuando ordeñan una vaca?
eso no quiero mujer,
quiero en mi todo tu brío,
comerme todo tu ser
y tú te comas el mío
aunque no haya amanecer.
Mis labios rojos buscaban
en tus dos bellas lagunas
las nítidas aguas puras
profundas de tu mirada
para bañar sin premura
mis besos de madrugada.
Hermanos creo que son
el amor y la locura,
cogidos van de la mano
en lucha con la razón
sus males tan solo cura
en la cama un revolcón.
A veces ya ni recuerdo
de que tengo que acordar,
vivo solo en desacuerdo
por no quererte olvidar
y en el olvido me pierdo
por volverte a recordar.
Un día me pregunté
¿y quién soy yo, y para qué?
-No me supe contestar
pedí me ayudara un sueño
y de él aprendí a volar
con el libre pensamiento.
Rabia con envidia el viento
cuando ve a una mujer,
del mundo su maravilla,
linda, guapa, monumento,
de Adán la mejor costilla,
de Dios su mejor invento.
Cargando sobre mis hombros
llevo la gran pena oscura,
de aquel amor en la sombra
que me arrebató la luna
no quiere que una gitana
compita con su hermosura.
A veces pienso yo, guapa,
y me da por razonar,
mi ocurrencia queda flaca
cuando empiezo a cavilar;
¿en qué cuernos pensarán
cuando ordeñan una vaca?
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