sábado, 23 de septiembre de 2017

X De credos y destinos







¿Por qué la razón se para?
y el corazón temeroso
se queda hundido en el foso,
por la amenazante vara.
Ya la vida es poco clara
para soportar encima,
aquellos que ya dan grima,
con tanto llanto y lamento
machacando con el cuento
del final que se aproxima.

El mundo dicen se acaba
así llevan dos mil años,
viviendo de los engaños
de ese cuento que nos traba.
Tan solo la gente brava
quiso parar a esa fiera
siempre erguida y altanera
buscando imponer sus leyes,
en este mundo de bueyes
con el terror de la hoguera.

Vivo tan solo de signos
que brotan del interior
buscando un mundo mejor,
sin tantos entes malignos.
Busco hombres que sean dignos
de presumir poder serlo
sin pretender el beberlo
al mundo de un solo trago
y vivir no haciendo amago
de amor por engrandecerlo.

Vivo arrastrando el destino
sin hacer caso de cuentos,
de ellos me sé unos cientos
que aprendí por el camino.
Nadie dirige mi sino,
ni escrito está, en parte alguna
y nadie desde la cuna
sabe a donde llegará,
su andar solo guiará
la caprichosa fortuna.

Y por siempre agradecer
que el final sea la muerte,
creo que es la mejor suerte
que podemos merecer.
¿Qué sería pues del ser?
solo un constante vagar,
nada por el que luchar
si ya te sabes eterno,
será la vida un infierno
sin nada porque soñar.

De credos y destinos


¿Por qué la razón se para? y el corazón temeroso
se queda hundido en el foso, por la amenazante vara.
Ya la vida es poco clara para soportar encima,
aquellos que ya dan grima, con tanto llanto y lamento
machacando con el cuento del final que se aproxima.

El mundo dicen se acaba así llevan dos mil años,
viviendo de los engaños de ese cuento que nos traba.
Tan solo la gente brava quiso parar a esa fiera
siempre erguida y altanera buscando imponer sus leyes,
en este mundo de bueyes con el terror de la hoguera.

Vivo tan solo de signos que brotan del interior
buscando un mundo mejor,sin tantos entes malignos.
Busco hombres que sean dignos de presumir poder serlo
sin pretender el beberlo al mundo de un solo trago
y vivir no haciendo amago de amor por engrandecerlo.

Vivo arrastrando el destino sin hacer caso de cuentos,
de ellos me sé unos cientos que aprendí por el camino.
Nadie dirige mi sino, ni escrito está, en parte alguna
y nadie desde la cuna sabe a donde llegará,
su andar solo guiará la caprichosa fortuna.

Y por siempre agradecer que el final sea la muerte,
creo que es la mejor suerte que podemos merecer.
¿Qué sería pues del ser? solo un constante vagar,
nada por el que luchar si ya te sabes eterno,
será la vida un infierno sin nada porque soñar.



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