Rosas rojas que florecen
arrugando las espinas
de corazones que crecen
cuando de amor se iluminan,
ante pasiones que ofrecen
sacar sabor a la vida.
Hablar, como hablan los besos
hablar el mundo pudiera,
hablar como los silencios,
hablar del alma saliera,
que forjara bien los sueños
que el corazón tuviera.
Sueños tan solo somos,
solo sueños seremos,
aunque dudes y frunzas fuerte el ceño
nunca seremos mas, tampoco menos,
tan solo el sueño inmenso
el conductor del mundo hacia lo eterno.
No arañes en cuestiones,
ni te preguntes comos,
que por mucho que escarbes o que ladres,
verás que solo somos,
sueños de nuestros padres.
¡Ay, Luna, Luna lunera,
de poetas amante,
de amantes centinela,
de sueños estandarte
y del amor en la era
siempre eterna vigilante.
Cuando ya nos acosa de cerca la miseria,
y nos invade su hondo, y frío desconsuelo,
vemos que no sabemos el desgarrar el velo,
y ya no valoramos con tesón la materia,
con estúpido falso y equivocado anhelo,
recordamos la fe y aclamamos al cielo.
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