martes, 23 de junio de 2020

La ventana Romance





La ventana 

En qué debe estar pensando asomada a la ventana,
con la mirada perdida, somnolienta y apagada,
sin un asomo de luz que de brillo a la esperanza.

En el rasgado horizonte una sombra enmascarada
le grita que no se acerque, que mantenga la distancia,
que olvide ya los recuerdos y los encierre en un arca.

Mas por mucho que uno corra, los recuerdos nos alcanzan,
nos persiguen nos acosan y la vida nos amargan
con sus continuos reproches danzando sobre la cama.

Con el corazón en vilo miramos por la ventana, 
buscando un rayo de sol que lleve calor al alma,
para quemar los recuerdos que sin pudor amenazan.

Y la ventana se ríe, tras ella no se ve nada,
solo un lejano horizonte que nos mira pero calla,
él sabe que los recuerdos nunca cruzaron su raya.

Que siguen todos despiertos escondidos tras la casa,
esperando la ocasión para entrar por la ventana
y entrarán siempre que quieran...aunque les nieguen la entrada.

No solo matan las guerras, también las ventanas matan 
a quien se las deja abiertas y no cierra las persianas,
pensándose que por ellas los recuerdos sí se escapan.

Mas los recuerdos no quieren que vivas en paz y en calma,
poco a poco nos asfixian mirándonos cara a cara,
haciéndonos recordar la juventud malgastada.

Cuanto dieras por poder ver desde alguna ventana
dónde se fueron los años, ¿de dónde vienen las canas?
¿por qué los recuerdos siguen siempre dentro de la casa?
en espera del momento de culminar su venganza,
con esas sus ansias locas de destrozarnos el alma.

En qué debe estar pensando
asomada a la ventana,
con la mirada perdida
somnolienta y apagada,
sin un asomo de luz
que de brillo a la esperanza.

En el rasgado horizonte
una sombra enmascarada
le grita que no se acerque
que mantenga la distancia
que olvide ya los recuerdos
y los encierre en un arca.

Mas por mucho que uno corra
los recuerdos nos alcanzan,
nos persiguen nos acosan
y la vida nos amargan
con sus continuos reproches
danzando sobre la cama.

Con el corazón en vilo
miramos por la ventana
buscando un rayo de sol
que lleve calor al alma,
para quemar los recuerdos
que sin pudor amenazan.

Y la ventana se ríe,
tras ella no se ve nada,
solo un lejano horizonte
que nos mira pero calla,
él sabe que los recuerdos
nunca cruzaron su raya.

Que siguen todos despiertos
escondidos tras la casa,
esperando la ocasión
para entrar por la ventana
y entrarán siempre que quieran
aunque les nieguen la entrada.

No solo matan las guerras
también las ventanas matan 
a quien se las deja abiertas
y no cierra las persianas
pensándose que por ellas
los recuerdos sí se escapan.

Mas los recuerdos no quieren
que vivas en paz y en calma,
poco a poco nos asfixian
mirándonos cara a cara,
haciéndonos recordar
la juventud malgastada.

Cuanto dieras por poder
ver desde alguna ventana
dónde se fueron los años,
¿de dónde vienen las canas?
¿por qué los recuerdos siguen
siempre dentro de la casa?
en espera del momento
de culminar su venganza
con esas sus ansias locas
de destrozarnos el alma.