Oscuras sombras de figuras vanas,
acuden a mis ya cansados ojos,
surgen ante mi, cual pálida niebla
y van enredando mi pobre vida
en este carrusel de vanidades.
Recuerdo, con afligida nostalgia
aquellos primeros sueños que forje,
hoy recuerdos de efímera ilusión
extinguida en la primera tormenta,
ahogándose en sus propios deseos.
Me recorre un gélido escalofrío
al ver tantos corazones sangrantes
llorando, vencidos por la impotencia
que va extendiendo sus enormes alas
sobre nuestros corazones vacíos.
Sufriendo desde el umbral de mi alma,
viendo pasar todos los sueños muertos
del desolado corazón inerte
que no supo, encontrar huella al destino
por perder el tiempo de la esperanza.
Escucho la fúnebre sinfonía
que del silencio de las almas brota,
absorbiendo corazones sin sueños
de los que tienen la sonrisa rota
por el continuo batallar del alma.
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