Con paciencia y arte
me empotró en la reja,
¡es muy fino madre,
es todo un primor!
Y sin darme cuenta,
con mucho cuidado
clavó su aguijón.
Y le digo madre
que no me arrepiento,
pues menuda tarde
flotando en vapor,
hasta hoy no recuerdo,
nunca haber gozado
de tanta pasión.
Del chichi salían
chispas a destajo,
mis carnes ardían
al ver el furor,
de tan gran badajo,
poniendo su empeño
con fuerza y tesón.
Me sentí guitarra,
al sentir sus yemas,
que bajo mi falda
buscaban la flor
y al tocar mis cuerdas,
sonaban corcheas
en clave de sol.
Y decir podría;
que vi las estrellas,
sobre ser de día
desde mi balcón,
y una musa inquieta,
flotaba coqueta
en el callejón.
Se asió a las orejas,
se agarro bien fuerte,
mas no tengo quejas
puso mucho amor,
fue un algo inocente,
tan solo ponerle
al acto emoción.
Y ya desde entonces
mi vida es un sueño,
gozo cada día
con ese calor
de su fuerte leño,
que cumple con creces
muy bien su misión.
Sus labios me acosan,
sus dedos me surcan,
tiemblo cuando rozan
mi piel con fervor
y buscan mi pecho,
pa' tensar arrugas
en el corvejón.
Mi vientre al acecho
vigila de cerca,
ese miembro erecto
que mirando al sol,
apunta a la alberca
pidiendo agua fresca
que apague su ardor.
Adiós ya tristezas
solo amor deseo,
besos y promesas
llenas de ilusión,
y noches de sexo
no falten al lecho
cargadas de amor.
Despertarme quiero
con él cada día
y desde hoy me ofrezco;
¡Lo juro por Dios!
A sembrar de besos,
todos los rincones
de su corazón.
¿Y será esto madre
del amor su gracia?
y si no lo fuera,
¡pues válgame Dios!
que madre, le juro,
nunca haber gozado
tanto un revolcón.
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