Digo adiós a la tristeza, sin ti encontré otro sendero
de sonrisas y de besos sin empinadas laderas,
de caminos sin maleza de rosas solo el lindero,
liberé sentires presos y no dejo que me hieras.
Que soy mujer de una pieza, no soy el manso cordero
a quien tú mueles los huesos con esa actitud de fiera
y tu mezquina vileza de ser el gatito fiero
que le machaca los sesos a quien le cae a su vera.
No soy la tonta que danza con la música que tocas
¡qué de esas ya quedan pocas! ¡los machitos ya no fardan!
nos los tomamos a chanza y tú a mí no me sofocas.
Algunos nos llaman locas, otros veo que se guardan,
conmigo no criarán panza, ni alimentaré sus bocas,
soy dura como las rocas y a mí ya, no me acobardan.
En fuegos eternos ardan,
todos esos bicharrácos, que maltratan la mujer,
son más bien unos cerdácos y ese su nombre ha de ser.
Parecen más bien macacos, ¡los hijos de Lucifer!
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