Volcado en la esquina,
de la desvencijada mesa,
otrora plena de sueños y quimeras,
yace el tintero, derramando su savia,
acoge la alfombra una mancha negra,
las letras alzaron el vuelo,
una musa revolotea inquieta,
la pluma llora, tirada en el suelo.
Lágrimas asoman,
bajo los arcos sombríos de las cejas del poeta,
dos caudalosos ríos descienden por ellas,
sin sueños que las guíen se ahogan las letras.
Llora el arpa en el rincón, polvorienta y rota
sus días de gloria ya nadie recuerda
y ya de sus cuerdas, ni el silencio brota.
Del corazón a la pluma, se pierden los sueños,
oculta la bruma, la luz de la senda
y en una costilla, tercera a la izquierda
se ahogan las letras sin saber de besos,
pálidos espectros, sin piedad alguna
las condenan al silencio en llantos de espuma
donde flotan inertes, tinteros, poetas y plumas...
Y de las almas rotas
se desprenden los sueños a pedazos,
al ver como un tintero esta llorando,
por verse ya vacío... seco sin una gota.
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Volcado en la esquina,
de la desvencijada mesa,
otrora plena de sueños y quimeras,
yace el tintero, derramando su savia,
acoge la alfombra una mancha negra,
las letras alzaron el vuelo,
una musa revolotea inquieta,
la pluma llora, tirada en el suelo.
Lágrimas asoman,
bajo los arcos sombríos
de las cejas del poeta,
dos caudalosos ríos
descienden por ellas,
sin sueños que las guíen
se ahogan las letras.
Llora el arpa en el rincón,
polvorienta y rota
sus días de gloria ya nadie recuerda
y ya de sus cuerdas,
ni el silencio brota.
Del corazón a la pluma,
se pierden los sueños,
oculta la bruma, la luz de la senda
y en una costilla, tercera a la izquierda
se ahogan las letras
sin saber de besos,
pálidos espectros, sin piedad alguna
las condenan al silencio
en llantos de espuma
donde flotan inertes,
tinteros, poetas y plumas....
Y de las almas rotas
se desprenden los sueños a pedazos,
al ver como un tintero esta llorando,
por verse ya vacío... seco sin una gota.
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Volcado en la esquina,
de la desvencijada mesa,
otrora plena de sueños y quimeras,
yace el tintero, derramando su savia,
acoge la alfombra una mancha negra,
las letras alzaron el vuelo,
una musa revolotea inquieta,
la pluma llora, tirada en el suelo.
Lágrimas asoman,
bajo los arcos sombríos
de las cejas del poeta,
dos caudalosos ríos
descienden por ellas,
sin sueños que las guíen
se ahogan las letras.
Llora el arpa en el rincón,
polvorienta y rota
sus días de gloria ya nadie recuerda
y ya de sus cuerdas,
ni el silencio brota.
Del corazón a la pluma,
se pierden los sueños,
oculta la bruma, la luz de la senda
y en una costilla, tercera a la izquierda
se ahogan las letras
sin saber de besos,
pálidos espectros, sin piedad alguna
las condenan al silencio
en llantos de espuma
donde flotan inertes,
tinteros, poetas y plumas....
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