Vivo admirando la perfección
que en las almas crea el amor,
ese amor que busca ufano
en las camas su rendición,
amor como amor de hermanos
pero henchido de pasión,
ese amor que eleva al hombre
en la búsqueda de Dios,
ese hombre que nace,
para renacer un día
en hombre mucho mejor,
y buscar en las estrellas
del vivir otra razón,
para vivir sin que nadie,
desconozca su interior.
La envidia es ese mérito
que afianza en los cobardes el valor,
las riñas de quienes luchan
sean vínculos de renovación,
antes de conquistar los cuerpos
conquistemos el corazón,
unámonos en el sendero
que conduce por caminos sin dolor.
Buceemos hasta el fondo
en océanos de amor,
quien huye de si mismo,
es de la vida un desertor,
la ignorancia y el error
son manantiales que ofuscan
de los hombres la razón,
con malicia y mal humor
agrias se vuelven las mentes,
reflejando en los rostros desazón
y envidiamos a quien vemos
en un más alto escalafón.
Dejémonos envolver
en ese país llamado amor,
rompamos barreras y busquemos
los sacos de la ilusión,
elevemos el pensamiento
para conseguir un mundo mejor,
amar es crecer y multiplicar
enriqueciendo la vida interior.
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