Mi amada Dulcinea
raudo cabalgaré, veloz cual viento,
a todo aquel que vea
diré que este jumento,
no os aparta, jamás del pensamiento.
Estas fija en mi mente
es tu amor, quien me guía en los caminos,
cabalgo como ausente
y siempre harto de vinos
confundo con gigantes los molinos.
Sancho, el gran socarrón,
"a mal camino lleva la mujer"
me dice el muy cabrón,
"Lo lleva a mal traer".
Creo envidia me tiene, eso a de ser.
Envidia a Dulcinea
es envidioso y malo, ¡cual gañán!
la suya es gorda y fea,
la cara como un pan.
¡Qué sabrá, de mujeres el patán!
Si enloquece quien ama
y en cuanto más amor, hay más locura
¡yo lo haré por mi dama!
¡de orate mi figura
al cielo exijo ya!... ¡Y con premura!
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