Debe ser el escritor
un mago
para que sus letras
dibujen en el viento
las imágenes
que guarda
en su chistera.
La aurora enamorada
La Aurora tiene un sueño
como suelen tener aquellos que aman,
frunce con fuerza el ceño
cuando ve que se encaman.
Se sonroja, al oírles cuando braman.
Su juventud añora,
recuerda que hubo un tiempo, ya lejano
al recordarlo llora,
¡un pensamiento vano!
fue la novia del Sol, todo un verano.
Hoy triste, envejecida
perdida la esperanza, ¡ya ninguna!
la trató mal la vida,
tuvo poca fortuna
pues el sol la engañó, eligió a la luna.
Cuando la escritura
es capaz
de ir pintando
imágenes en la mente
del lector,
tal cual va leyendo,
deja de ser escritura
para transformarse
en magia.
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