vídeo canción
Negro desamor
Estos ojos míos, de noviembres disfrazados,
otrora cielos vieron, de agostos enamorados,
hoy solo desvaríos, perdida la mirada,
del desamor prisioneros.
¿Dónde estás? ¡pregunto! Pero ni el eco responde.
Y veo salir el Sol tras su aurora sonriente,
me mira, se sonríe indiferente con un mirar socarrón.
¡No sabe nada de ti! ¡Ni un suspiro, ni un eco!
En mi balcón marchitaron las petunias de dolor.
¿Sabe el amor, que lo es? ¿Sabe acaso que su luz,
le da vida al corazón?
Llueve, miro aletargada la lluvia caer
lentamente al pavimento, cae dibujando besos
que miran a mi ventana. Un insolente recuerdo,
dibuja en un charco tu cara.
Desamor, ¡Barrancal sin cerro!
¡Corazón sin dueño! ¡Nube sin agua!
¡Estrella sin sueño! ¡Lucero sin luz!
¡Alma en tinieblas! ¡Lágrimas negras, silencio espeso!
¡Y más silencio, solo silencio en mis noches muertas!
Desamor, como canción sin letras,
o guitarra sin cuerdas,, o sangre sin corazón,
en almas vacías y huecas.
Sin besos crece el dolor y las poesías quedan yertas,
¡Quedan desnudas las letras! ¡Quedan sin sangre las venas!
Si muere el amor se visten de negro las marchitas azucenas.
Con el pensamiento extraviado, mis ojos ya solo ven trasgos
que divagando entre silencios, me van hurgando los oídos
con silencios tan espesos, que ocultan bajo mi almohada
ríos de lánguidos sollozos, de tantos malheridos sueños
vencidos por esa inquietud... de la soledad que me atrapa.
Estos ojos míos,
de noviembres disfrazados
otrora cielos vieron,
de agostos enamorados,
hoy solo desvaríos,
perdida la mirada,
del desamor prisioneros.
¿Dónde estás?
¡pregunto!
Pero ni el eco responde.
Y veo salir el Sol
tras su aurora sonriente,
me mira,
se sonríe indiferente
con un mirar socarrón.
¡No sabe nada de ti!
¡Ni un suspiro, ni un
eco!
En mi balcón marchitaron
las petunias de dolor.
¿Sabe el amor, que lo es?
¿Sabe acaso que su luz,
le da vida al corazón?
Llueve,
miro aletargada la lluvia
caer
lentamente al pavimento,
cae dibujando besos
que miran a mi ventana.
Un insolente recuerdo,
dibuja en un charco tu
cara.
Desamor,
¡Barrancal sin cerro!
¡Corazón sin dueño!
¡Nube sin agua!
¡Estrella sin sueño!
¡Lucero sin luz!
¡Alma en tinieblas!
¡Lágrimas negras,
silencio espeso!
¡Y más silencio, solo
silencio
en mis noches muertas!
Desamor,
como canción sin letras,
o guitarra sin cuerdas,
o sangre sin corazón,
en almas vacías y huecas.
Sin besos crece el dolor
y las poesías quedan
yertas,
¡quedan desnudas las
letras!
¡Quedan sin sangre las
venas!
Si muere el amor
se visten de negro
las marchitas azucenas.
Con el pensamiento
extraviado,
mis ojos ya solo ven
trasgos
que divagando entre
silencios
me van hurgando los oídos
con silencios tan espesos
que ocultan bajo mi
almohada
ríos de lánguidos
sollozos
de tantos malheridos
sueños
vencidos por esa inquietud
de la soledad que me
atrapa.
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Tiempos de desamor
Un día que el viento arrastraba los recuerdos como hojas secas, Berta, un alma solitaria se asomaba a su balcón vestida de nostalgia. El cielo se tornaba gris justo cuando la luz del sol se atrevía a asomarse, como si supiera que hoy, como en muchos días anteriores, su luz sería ineficaz para iluminar un corazón en sombra. Aquellos ojos, que una vez compartieron el fulgor de los agostos llenos de promesas, ahora observaban las nubes descoloridas de un noviembre interminable.
Su mirada, anteriormente brillosa y llena de vida, había caído en un abismo de desamor, atrapada en un laberinto donde cada esquina traía consigo un nuevo dolor. ¿Dónde estás?, preguntaba al viento, esperando que fuera capaz de devolverle un eco, como un último hilo de voz que le rozara el alma. Pero ni el viento, que solía llevar su risa a lugares lejanos, parecía tener las respuestas que anhelaba. En cambio, sus palabras se disolvían, convertidas en siluetas vacías que desaparecían al instante.
Las petunias, antaño vibrantes y cálidas, habían marchitado, sus hojas caídas como las lágrimas de un corazón que se niega a sanar. Su aroma, que una vez llenara el aire con dulzura, ahora era solo un susurro perdido entre sombras. La indiferencia del sol dolía más que su ausencia; se reía, como si no comprendiera la pérdida monumental que su luz, tan ajena, había causado.
En esas tardes melancólicas, mientras la lluvia caía dibujando besos imaginarios sobre el pavimento, un charco traía a la memoria su rostro: el ángel de la risa, el que había existido en un mundo paralelo, un recuerdo que cortaba como cristal. Cada gota que caía parecía llevar consigo un eco de tiempos felices, ahora ahogados en la tristeza más profunda.
Desamor, ese barranco abierto y doloroso que había arrastrado los sueños y las ilusiones, se convertía en un grito mudo. Berta sentía su corazón como una guitarra sin cuerdas, una canción cuya letra había sido devorada por la tristeza. En su soledad, las palabras ya no fluían; se quedaban atrapadas, desnudas, solitarias en sus hojas en blanco. La poesía, que antes brotaba de sus venas como un torrente vibrante, ahora se sentía vacía, sin combustión, sin fuego.
Rumor de risas, ecos de promesas, todo se había vuelto un espejismo en tormenta. Su cama, testigo silencioso de noches de desvelo, seguía atesorando ríos de sollozos, esos mismos que brotaban en momentos de vulnerabilidad. Miraba a su alrededor, y en cada rincón encontraba fantasmas, recuerdos que se burlaban entre susurros.
El desamor la había convertido en un alma en tinieblas, una sombra que vagaba buscando su lugar en un mundo que había dejado de tener sentido. Así, entre lágrimas negras, días eternos y noches muertas, se dio cuenta de que estaba atrapada en una prisión que ni el tiempo podría deshacer. Y en esa cruel soledad, su corazón sin dueño anhelaba un amor que la rescatara de ese silencio espeso, de ese vacío que la consumía, que la hacía olvidarse hasta del eco de su propia voz.
Arreglo para canción
Negro desamor
(intro)
Estos ojos míos,
de noviembres disfrazados
otrora vieron cielos,
de agostos enamorados.
.
Hoy solo ven desvaríos,
con la mirada perdida,
del desamor prisioneros.
(estribillo)
¿Dónde estás? ¡pregunto!
Pero ni el eco responde.
Y veo salir el Sol
tras su aurora sonriente,
y se sonríe indiferente
con un mirar socarrón.
(coros)
¡No sabe nada de ti!
¡Ni un suspiro, ni un eco!
En mi balcón se marchitaron
las petunias de dolor.
.
¿Sabe el amor, que lo es?
¿Sabe acaso que su luz,
le da vida al corazón?
(verso1)
Llueve,
y miro, aletargada,
la lluvia caer
lentamente al pavimento,
cae dibujando besos
que miran a mi ventana.
Un insolente recuerdo,
dibuja en un charco tu cara.
(puente)
Desamor,
¡Barrancal sin cerro!
¡Corazón sin dueño!
¡Nube sin agua!
¡Estrella sin sueño!
¡Lucero sin luz!
¡Alma en tinieblas!
¡Lágrimas negras,
silencio espeso!
¡Y más silencio,
solo silencio
en mis noches muertas!
(estribillo)
¿Dónde estás? ¡pregunto!
Pero ni el eco responde.
Y veo salir el Sol
tras su aurora sonriente,
y se sonríe indiferente
con un mirar socarrón.
(outro)
Es el desamor,
como una canción sin letras,
como una guitarra sin cuerdas,
o como esa sangre reseca
que no encuentra un corazón.
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en almas vacías y huecas.
Sin besos crece el dolor
y las poesías quedan yertas,
¡quedan desnudas las letras!
¡Quedan sin sangre las venas!
Si se muere el amor
se visten de negro
las marchitas azucenas.
Con el pensamiento extraviado,
mis ojos ya solo ven trasgos
que divagando entre silencios
me van hurgando los oídos
con silencios tan espesos
que ocultan bajo mi almohada
ríos de lánguidos sollozos
de tantos malheridos sueños
vencidos por esa inquietud
de la soledad que me atrapa.
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