lunes, 28 de agosto de 2017

De primeros amores.




Se sonreían ambos al verse, ¡pero sin saber porqué...  por nada!
Al cruzarse en los pasillos bajaban los dos la frente
escondiendo la mirada, los ojos llenos de brillos,
las manos huían inquietas, sin saber donde esconderse.

¡Cómo amaban ir a la escuela, el único lugar, donde verse!
Y con qué ilusión soñaban, ¡qué diesen pronto las nueve!

Amores infantiles y tiernos, que nunca terminan por perderse,
nos vuelven a la vejez de la mano de un recuerdo,
cuando el sueño ya se mece, en columpios sin cordel
derrotados por el tiempo.

Vuelven a brillar los ojos mansos, al recordar los perdidos besos,
que no conocieron  labios y aquellos los torpes dedos,
que no supieron de pechos ni de pulpos en las manos.

Amores puros que sucumbieron, destrozados por los malos vientos
que van cambiando ilusiones al ir creciendo los cuerpos.
Amores que no supieron, de caricias y de besos
pero viven en los sueños, nunca los tiempos pudieron
esconder bien los recuerdos.

No te olvido primer amor, siempre estarás en mi corazón,
entre las hojas de aquel sobre, donde guardo los secretos
de aquellos primeros sueños... a los que puse tu nombre.

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