miércoles, 30 de agosto de 2017

Alas rotas II






Alas rotas

Admirando a su mamá,
le crecen al ave  plumas
y en viéndola volar, sueña, 
que pronto llegará el día
que él también podrá soñar.

El ave que nunca vuela,  bien poco podrá enseñar,
es el vuelo quien la lleva en pos de la libertad
y no hay retoño que vuele si no vuela su mamá.

Un pintor pinta una rosa, otro pinta un clavel,
otro una mariposa, otro cuenta una mentira
y otro no sabe que hacer,
unos la ven deliciosa, otros preguntan ¿por qué?

A alguien allá en el fondo sin querer se le escapa un do,
un poeta clama al cielo pidiendo dosis de amor
y una guitarra sin cuerdas llora sola en un rincón,
por no haber sabido nunca, como cantarle al dolor.

Como guitarra sin cuerdas serán las almas que nunca,
rindan tributo al amor.
Impactan según sus clavos, las almas en el redil
esos clavos que le frenan, a la razón el vivir.

Sueños enfermizos guiaron, las chispeantes miradas
de quienes vieron la vida, cual gigantesco burdel,
convirtiéndolo en morada, de las aves que ya no vuelan 
y de rosas y claveles que no conocen pincel
ni la pluma del poeta, 
aquella que solo mojaba en los tinteros de miel.

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