- Vanidad
- Me parieron al sereno
- en una noche de luna,
- el relámpago y el trueno
- me custodiaron la cuna.
- Y me lanzó el sol un rayo,
- que al reflejo de la nieve
- dejó en mi pecho grabado;
- Que nací para ser siempre
- refugio para el hermano
- perseguido por los jueces.
- Por no firmar el contrato
- de someterse a las leyes
- que nos impone el tirano
- a quienes somos la plebe.
- Que la ley y la justicia
- no vienen a ser lo mismo
- no adquirieron su pericia
- con el mismo catecismo.
- Edurne me lo pusieron
- por una nevada intensa
- que puso todos los cerros
- del color de la azucena
- en el preciso momento
- de mi entrada en esta tierra
- y quizás por eso tengo
- en mi ser la fortaleza
- que no la tumban los truenos
- de la más cruda tormenta.
- Aunque esto a nadie le importe,
- ya escribiendo pasé un rato,
- mientras llega mi consorte
- así es como el tiempo mato.
- Ya me pongo yo la estrella
- al ver lo bien que lo cuadro,
- nadie con besos me venga
- ni a regalarme un halago,
- ni confundan con soberbia
- que yo se bien lo que valgo,
- sin el ansia de la espera
- de que me doren el caño
- aquellos de fina lengua
- que alaban a todo trapo.
- De vanidad tengo un saco
- por si a alguien le hace falta,
- mas creo que cada humano
- viene al mundo con su carga
- y la lleva siempre a mano
- por si la humildad lo embarga.
jueves, 22 de septiembre de 2022
Vanidad
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lunes, 19 de septiembre de 2022
Batallas no
- El hombre
- .
- No respeta en su locura
- ni el río ni la montaña
- y para él es alimaña
- todo ser de la natura.
- .
- Su mal ya no tiene cura
- no le tiembla la pestaña
- por ver a que bicho daña
- en su próxima aventura.
- .
- Tira sus mierdas al mar
- y prendió fuego a la huerta.
- Poco queda por salvar.
- .
- La esperanza ya está muerta
- nada se puede esperar
- de quien caga en propia puerta.
- Batallas no
- .
- No me nombre la batalla,
- ese vocablo me asusta,
- mi corazón se disgusta,
- por eso... mejor se calla,
- .
- También odio la muralla
- que se alza de forma injusta
- y frena y desbarajusta
- a quien no salta la valla.
- .
- Medallas tampoco quiero
- si son a costa del llanto
- de un vivir con desespero.
- .
- Quiero que me cubra el canto
- del amor el año entero
- tapándome con su manto.
.
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11 Silencio Cae la nieve 11 sigue nevando
vídeo canción
Silencio
El silencio,
ya me atrapó entre sus redes,
la nostalgia echó su manto
sobre mis ajadas carnes.
Saltimbanquis coloridos
se entretienen dando saltos
en danza sobre mi vientre,
mientras juegan los recuerdos
sobre mi pecho a los dardos.
En la calle está nevando.
En los tejados sin gatos
ya se acumula la nieve.
Y ya se desborda el llanto
por los arcos de mis cejas.
Y a la nieve le pregunto,
para ver que me responde.
¿Por qué, dime tú por qué?
¿Por qué yo... le quise tanto?
Pero nadie me contesta
y afuera... sigue nevando.
- Berta se sentó en el viejo sillón de la sala, el lugar donde tantos recuerdos habían dejado sus huellas imborrables. La temperatura había caído, y el aire frío se colaba por las ranuras de las ventanas, trayendo consigo una profunda sensación de soledad que la envolvía como una manta helada. Afuera, los copos de nieve danzaban en un silencio muelle, cubriendo la ciudad con un suave abrigo blanco, en el que cada sonido parecía extinto.
- El silencio era lo único que permanecía a su lado, una compañía tan pesada y omnipresente que parecía tener vida propia. Berta cerró los ojos y se dejó llevar por un torrente de pensamientos que la arrastraban, como hojas secas en una tormenta de otoño. La nostalgia la abrazaba, envolviéndola en un manto espeso que la hacía sentir más frágil que nunca. A través de la película de su memoria, las imágenes de risas pasadas se entrelazaban con la sombra de lo que había sido y ya no podía ser.
- Las tres sillas de la mesa estaban vacías, un eco de los días en que la casa retumbaba con las vivencias compartidas. Había una vez un hogar repleto de risas, de diálogos animados y de sueños construidos, pero ahora el eco de esas voces se perdía en el vacío, dejando un frío helado en su interior.
- Mientras miraba por la ventana, observó cómo la nieve se acumulaba en los tejados, formando un manto uniforme que cubría todo rastro de vida. La imagen era poética y dolorosa a la vez. Era como si el invierno hubiera decidido silenciar todo lo que había sido, como si cada copo de nieve quisiera borrar la memoria de aquel amor que había sido su refugio, su luz, y que ahora se desvanecía en el silencio.
- ¿Por qué, dime tú por qué? susurró Berta al aire, aunque sabía que no había respuesta. La nieve seguía cayendo, indiferente, y ella sentía el llanto ahogándose en su pecho mientras las lágrimas se desbordaban por los arcos de sus cejas, comenzando un camino helado por sus mejillas.
- Un rayo de luz iluminó su corazón en la penumbra, y con él, un recuerdo: las noches en que se acurrucaban bajo las mantas, compartiendo sueños y secretos, pero esa luz era escasa y fugaz, como un destello en la noche. Todo lo que una vez había sido vibrante en su vida, ahora se desvanecía con cada nuevo copo que veía caer a través de los cristales.
- La mente de Berta giraba en espiral, atrapada entre el deseo de recordar y la necesidad de olvidar. Los saltimbanquis coloridos de su infancia ya no danzaban en su vientre, y los recuerdos, en lugar de ser dulces caricias, se convertían en dardos que le atravesaban el corazón. La soledad se sentía inmensa en cada rincón, y el silencio se adueñaba de su ser, un silencio que sabía a despedida.
- Se quedó allí, en su mundo de sombras y ecos, mientras la nieve cubría la ciudad, su alma enredada entre las redes del silencio, añorando el amor perdido y la calidez de una risa que ya no llegaría. ¿Por qué yo... le quise tanto?, se preguntó nuevamente. Pero la nieve caía, y la respuesta se deslizaba en el viento, indiferente, como el eco de su voz.
----------
Cae la nieve, cubriendo todo con su manto blanco, como un susurro helado que envuelve el paisaje en un extraño silencio. La tarde se cierne sobre el pueblo, y en cada copo que desciende, en cada ráfaga de viento gélido, siento el vacío que dejas al no estar aquí. Los árboles, cargados de nieve, parecen llorar en la penumbra, y yo, atrapada en el inhóspito abrazo de la soledad, aguardo tu llegada que nunca llegará.
Cae la nieve, y mi corazón está de luto. Mis pensamientos son como un cortejo de lágrimas blancas que se deslizan por mis mejillas, acompañando al canto lejano de un pájaro que parece entender la tristeza que embarga mi alma. Su trino revela las penas que guardo, esas que tú supiste ver y comprender a la perfección. Pero hoy, no vendrás; no habrá tus risas, ni el calor de tu abrazo que ahuyente el frío.
Sé que no volverás, y me inunda la desesperación. Las horas parecen deslizarse, pesadas, como los copos que caen del cielo, y el reloj se ha convertido en mi peor enemigo. Cada tictac resuena como un recordatorio implacable de tu ausencia, marcando el compás de una tristeza que crece desmesuradamente. Me aferro con fuerza a la esperanza, pero la incertidumbre se cierne como un nubarrón oscuro, oscureciendo todos mis pensamientos.
¡Oh, Dios! ¡Oh, silencio! Me abandono a la impotencia que me abruma, y el mundo exterior se difumina en un remolino de blanco y gris. La nieve se acumula, cubriendo mis huellas, ocultando el camino que lleva hacia ti. Solo puedo escuchar el silencio que me rodea, un eco de lo que soy sin ti, y cada susurro del viento lleva consigo el peso de mi tristeza.
Sé que no debo desesperar. Aún así, anhelo tu sonrisa, el brillo en tus ojos que ilumina mi vida, pero este invierno parece eterno, y yo estoy sola, aquí, sumida en una espera sin fin. Miro por la ventana, viendo cómo el mundo se adormece bajo la nieve mientras yo me enfrento a la desolación. Cada copo que cae es un recordatorio de todo lo que hemos perdido; cada rayo de luz que se filtra entre las nubes es un suspiro de lo que podría haber sido.
La realidad se vuelve cruda, y el frío me envuelve más que nunca. Y así, en esta tarde que se arrastra eternamente, me pregunto si alguna vez volverás, si la primavera traerá consigo el calor de tu amor. Pero mientras cae la nieve, el silencio persiste, y yo permanezco aquí, con la esperanza marchita y el corazón pesado, esperándote en esta fría tarde de invierno, aunque sé que no vendrás.
Verso 1
Un silencio agobiante
me atrapó entre sus redes,
la nostalgia echó su manto
sobre mis ajadas carnes.
Coros
Saltimbanquis coloridos
se entretienen dando saltos
en danza sobre mi vientre,
mientras juegan los recuerdos
sobre mi pecho a los dardos.
Estribillo
¿Por qué, dime tú por qué?
¿Por qué yo... le quise tanto?
Pero nadie me contesta
y afuera... sigue nevando.
Puente
En la calle está nevando.
En los tejados sin gatos
ya se acumula la nieve
y a la nieve le pregunto
por qué tú... ya no me quieres.
Coros
Ya se desborda el llanto
por los arcos de mis cejas.
Y a la nieve le pregunto,
para ver que me responde.
Estribillo
¿Por qué, dime tú por qué?
¿Por qué yo... le quise tanto?
Pero nadie me contesta
y afuera... sigue nevando.
¿Por qué, dime tú por qué?
¿Por qué yo... le quise tanto?
Pero nadie me contesta
y afuera... sigue nevando.
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jueves, 15 de septiembre de 2022
Ella
- Ella
- Permita lector que trate,
- y aunque desconozca el tema,
- pueda yo en este poema
- decir algún disparate.
- ¡Qué mi cuate! Aquí hay tomate
- y no solo dulces mieles,
- como dijo el Padre Apeles
- hay de todo en esta viña,
- desde quien busca la riña
- hasta quien busca donceles.
- Yo soy nueva y bien no sé
- que se juzga en el poblado,
- pero creámelo usté
- que algo sí me he informado.
- Un señor me ha comentado
- que era experta en expulsiones,
- por ir soltando sermones
- a quien nunca pidió nada
- y ella, una gran descarada
- imponía sus razones.
- A esa mujer la han echado
- porque sabe hacerse odiar,
- mucho mejor que lograr
- de versos un buen legado.
- Ya se acabó su reinado
- por su actitud lenguaraz,
- se pensaba muy sagaz
- y es tan solo una cualquiera,
- letrista barriobajera
- poco seria y contumaz.
- No lancen solo claveles
- que no será todo bueno,
- que a veces hay mucho heno
- debajo de los laureles.
- No pongan en anaqueles
- a nadie al oír su canto,
- sin hurgar bajo su manto
- a ver que misterio guarda,
- que hasta un burro sin albarda
- puede pasar por un santo.
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Sátira
Congoja
- Congoja
- Me invade la congoja
- si empiezo a evocar,
- que muerto ya el soñar
- ni la lluvia me moja.
- Sin pudor ni sonroja
- bien me fingiste amar
- y ahora un gran penar
- en esta alma se aloja.
- Fuerte a ti me aferré,
- alegrabas mis días
- creí en tu buena fe.
- Hoy sin tus alegrías
- mi sueño ya se fue
- ¡hoy sólo... noches frías!
- ------------------------------------------
- Del amor nunca me hable,
- que no quiero saber nada,
- pues ya me dio una estocada
- ese bicho con el sable.
- Me enredó bien con su cable
- dejándome maniatada.
- ¡Y hasta los ojos preñada,
- me dejó ese miserable!
- Cuando en amor se comienza
- todo parece bonito
- y no hay nada que lo venza.
- Hasta que aparece un diablito
- con pinta de sinvergüenza
- pero cara de bendito.
- Conque guárdate del pito
- de quien pita en toda cancha,
- pues se comerá el sofrito
- y te dejará la mancha.
- ---------------------------
Arreglos
Congoja
(intro)
- Me invade la congoja
- si empiezo a evocar,
- que muerto ya el soñar
- ni la lluvia me moja.
- (estribillo)
- Vivo aterrada en mí,
- se me eriza la piel,
- sabe amarga la hiel
- si tú no estás junto a mí.
- (verso1)
- Sin pudor ni sonroja
- bien me fingiste amar
- y ahora un gran penar
- en mi alma se aloja.
- (coros)
- Fuerte a ti me aferré,
- alegrabas mis días
- creí en tu buena fe.
- .
- Hoy sin tus alegrías
- mi sueño ya se fue
- ¡sólo tengo... noches frías!
- .
- Nunca tuve yo nada,
- puse en tu amor mi sueño
- de loca enamorada.
- (outro)
- Pero se empeño el destino
- en dejarme en la estacada.
- Y vivo aterrada en mí,
- se me eriza la piel,
- sabe amarga la hiel
- si tú no estás junto a mí.
.
- Como azul cielo vi,
- tu boca de clavel,
- la más gustosa miel
- de tus labios bebí.
- Nunca tuve yo nada,
- puse en tu amor mi sueño
- de loca enamorada.
- Puso el destino empeño,
- y me dejó en la estacada
- arrugando fuerte el ceño.
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miércoles, 14 de septiembre de 2022
13 Suspiros Ausencias 13
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- Suspiros
- Ahíta de melancolía
- salí a buscar al Amor,
- pregunté donde vivía
- pero nadie respondió,
- pues nadie le conocía
- ni supo darme razón.
- Desesperada busqué
- por la tierra el mar y el cielo,
- nadie supo darme fe.
- Con terrible desconsuelo
- destrozada me quedé
- sin poder alzar el vuelo.
- De golpe sentí el furor
- de verme en el mundo sola,
- que la vida sin amor
- es como una caracola
- sin música en su interior
- ni el murmullo de las olas.
- ¡Cuánto por tener, yo diera,
- al amor siempre de cara!
- Acurrucado a mi vera,
- obediente a mi llamada,
- sin montar la escandalera
- que monta cuando se enfada.
- Ay, si el amor me quisiera
- como yo le quiero a él
- y a besos me recorriera
- cada palmo de la piel.
- Y yo montarme pudiera
- a grupas de su corcel.
- Y, ay mi amor, si tú supieras
- que son para ti estos versos,
- que llevan en sí la esencia
- cargada del sentimiento,
- de un alma que aún recuerda
- el aroma de tus besos.
Berta caminaba por la orilla del mar, sus pies descalzos sumergidos en la espuma de las olas que venían y se llevaban sus recuerdos, como si el océano quisiera borrar la memoria de aquellos días felices.
La brisa marina acariciaba su rostro, pero no podía ahogar el susurro del dolor que llevaba en su pecho. Miraba la línea del horizonte, donde el cielo se encontraban con el agua, preguntándose si ahí, en ese lugar tan distante, podría estar el amor que una vez conoció.
Marcos también estaba presente, aunque no de la forma en que ambos querían. Sus risas solían resonar en la playa, creando melodías que competían con el murmullo de las olas.
Pero eso no era más que un eco distante, ahora perdido en el tiempo. Recordaba su voz, suave como el viento, sus palabras entrelazadas con promesas que se desvanecieron con la misma facilidad con la que se disipan las nubes.
Sin poder evitarlo, Berta se dejó llevar por la tristeza. Con cada paso que daba en la arena, el pasado la abrazaba, dándole calor y al mismo tiempo desgarrándole el alma. ¿Dónde había quedado el amor que la inundaba de alegría?
Buscó su esencia en cada rincón del universo, interrogando cada estrella en el cielo, cada ola que rompía a sus pies, cada soplo de viento. Pero su búsqueda siempre estaba teñida de desilusión. Porque, ¿quién conoce al amor si no es a través de aquellos que han amado?
Ahíta de melancolía, recordó una tarde dorada en la que Marcos, con sus ojos brillantes como el sol, le había prometido que siempre estarían juntos, que el amor no era un simple juego, sino la más sincera de las realidades.
Sin embargo, la vida tiene formas crueles de jugar con los corazones, y aquel amor que prometía ser eterno se convirtió en un suspiro perdido entre la bruma del tiempo.
¿Dónde estás, amor mío? se preguntó Berta en voz alta, esperando que el viento le trajera alguna respuesta. La soledad que la rodeaba era como una caracola vacía, sin música, sin vida. Era un eco de lo que una vez había sido su mundo. Si tan solo Marcos supiera cuánto lo añoraba, cómo su ausencia se había transformado en un vacío palpable que la seguía a todas partes.
Cada vez que intentaba recordar sus besos, su risa, su toque, sentía que el peso del pasado le oprimía el pecho, recordándole lo que había perdido. ¡Cuánto por tenerte daría!, pensaba, reviviendo aquellos momentos en los que caminaban juntos, riendo, compartiendo sueños.
Pero esos días de inocente alegría solo eran una sombra, una ilusión que se desvanecía con cada amanecer.
Exhalando un suspiro cargado de tristeza, Berta comprendió que el amor, para ella, se había convertido en un artilugio del destino, uno que la había dejado sola en la inmensidad del mar.
Y, aunque en su corazón aún habitaba un pequeño rincón reservado para Marcos, se dio cuenta de que el amor verdadero no siempre se queda, a veces solo muestra su esplendor para luego desvanecerse en la neblina del recuerdo.
En la playa, el sol comenzaba a ocultarse, pintando el cielo de colores apagados, reflejando la melancolía que habitaba en su alma. No había respuestas ante sus preguntas, solo el murmullo de las olas y el vago deseo de que el amor que tan profundamente añoraba pudiera, al menos por un momento, regresar a su vida.
Y así, Berta, con el corazón frágil, dio la vuelta y se alejó de la orilla, llevando consigo la esperanza de que algún día el amor volvería a llamarla, aunque en ese instante, el eco de su ausencia resonaba más fuerte que cualquier promesa.
---------------------------------
arreglos
- Suspiros
- (intro)
- Harta de la soledad
- y llena de melancolía
- salí a buscar al Amor.
- .
- Pregunté donde vivía
- pero nadie respondió,
- nadie le conocía
- ni supo darme razón.
- (verso1)
- Desesperada busqué
- por la tierra el mar y el cielo,
- nadie supo darme fe.
- .
- Con terrible desconsuelo
- destrozada me quedé
- sin poder alzar el vuelo.
- (estribillo)
- ¡Cuánto por tener, yo diera,
- al amor siempre de cara!
- Acurrucado a mi vera,
- obediente a mi llamada,
- sin montar la escandalera
- que monta cuando se enfada.
- (verso2)
- De golpe sentí el furor
- de verme en el mundo sola,
- que la vida sin amor
- es como una caracola
- sin música en su interior
- ni el murmullo de las olas.
- (estribillo)
- ¡Cuánto por tener, yo diera,
- al amor siempre de cara!
- Acurrucado a mi vera,
- obediente a mi llamada,
- sin montar la escandalera
- que monta cuando se enfada.
- (puente)
- Ay, si el amor me quisiera
- como yo le quiero a él
- y a besos me recorriera
- cada palmo de la piel.
- Y yo montarme pudiera
- a grupas de su corcel.
- (outro)
- Ay mi amor, si tú supieras
- que son para ti estos versos.
- .
- Que llevan en sí la esencia
- cargada del sentimiento,
- de un alma que aún recuerda
- el aroma de tus besos.
lunes, 12 de septiembre de 2022
Sueños perdidos o Alzheimer V
- Alzheimer V
Amanece tras de los cristales,
veo a lo lejos la raya,
de un horizonte rojizo
que parece hablar conmigo.
-Ven, ven hacia mí, ven, no lo pienses
que aquí empieza tu camino.
Yo creo que se equivoca
mi camino se perdió,
se confunde con veredas,
cubiertas con los rastrojos
de sueños carbonizados,
por un fuego, que arrasó
el verdor de la esperanza.
Los fantasmas de mis sueños
aún deambulan somnolientos
con lagañas en los ojos
y la sombra de un recuerdo
se arrastra entre las cortinas.
Un agobiante silencio
me acerca el sonido de la lluvia,
está empezando a llover,
y ya las primeras gotas,
tan gordas como limones,
levantan el polvo de la calle
augurando una tormenta.
El murmullo de la lluvia
golpea con furia mis sentidos,
y unas voces tenebrosas
preguntan con insistencia:
¿Tú quién eres?
Mas no puedo contestar.
No sé quien soy... me he perdido
solo veo
una oscuridad que me derrota.
----------------
Arreglo para canción
Sueños perdidos
(intro)
Amanece...
por detrás de los cristales,
veo la raya,
de un horizonte rojizo
que parece hablar conmigo.
-Ven, ven hacia mí,
ven, no te lo pienses
hoy empieza tu camino.
Yo creo que se equivoca
mi camino se perdió
en los brazos del olvido.
Ya solo existen veredas,
cubiertas con los rastrojos
de sueños carbonizados,
por un fuego, que arrasó
el verdor de la esperanza.
Los fantasmas de mis sueños
aún deambulan somnolientos
con lagañas en los ojos.
(coro)
La sombra de un recuerdo
se arrastra entre las cortinas.
Un agobiante silencio
me acerca el sonido de la lluvia.
Está empezando a llover,
y ya las primeras gotas,
gordas como limones,
levantan el polvo de la calle
augurando una tormenta.
(puente)
El murmullo de la lluvia
golpea con furia mis sentidos,
y unas voces tenebrosas
preguntan con insistencia:
¿Tú quién eres?
Mas no puedo contestar.
No sé quien soy... me he perdido
solo veo
una oscuridad que me derrota.
(outro)
¿Tú quién eres?
El silencio me pregunta
Mas no puedo responder.
No sé quien soy...
me he perdido
y solo veo
una oscuridad que me derrota.
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Perros de dos patas
- vídeo canción
- Siempre habrá perros desagradecidos
- Si alguien se desmadra
- no es amigo mío,
- pues su griterío
- mi oído taladra.
- Por medio una cuadra
- que le haga el vacío,
- por que no confío
- cuando alguien me ladra.
- Vino y sin razones
- me tocó las peras,
- -vulgo los cojones-
- Y yo de guaperas,
- no aguanto sermones,
- paso de lumbreras.
- .
- Y hoy escribir he decidido
- sobre un bichejo que abunda
- y al que hay que dar buena tunda:
- ¡El can desagradecido!
- Sin pedigrí y mal nacido
- tiene una sonrisa cuca
- y a tu lado se acurruca
- cuando está desprotegido.
- .
- Cambiará el modo de ser
- cuando ya se sienta fuerte
- y odiará hasta la muerte
- a quien le ayudó a crecer.
- Mas no logrará ese ser
- aunque me trate de loca
- ni aún llamándome foca
- que cambie mi proceder.
- .
- De psicólogos presumen,
- te juzgan por lo que escribes,
- se piensan que tú lo vives
- están muy mal del cacumen.
- Pero ellos se lo resumen
- y te hablarán de locura.
- Estos perros no tienen cura;
- merecen que los emplumen.
-----------------------------------------
- Verso 1.
- Hoy escribir he decidido
- sobre un bichejo que abunda
- y al que hay que dar buena tunda:
- ¡El can desagradecido!
- Sin pedigrí y mal nacido
- tiene una sonrisa cuca
- y a tu lado se acurruca
- cuando está desprotegido.
- !Es un bicho mal nacido
- el can desagradecido!
Estribillo
Si alguien se desmadra
- no es amigo mío,
- pues su griterío
- mi oído taladra.
- Por medio una cuadra
- que le haga el vacío,
- por que no confío
- cuando alguien me ladra.
- !Es un bicho mal nacido
- el can desagradecido!
- verso 2
- Cambiará el modo de ser
- cuando ya se sienta fuerte
- y odiará hasta la muerte
- a quien le ayudó a crecer.
- Mas no logrará ese ser
- aunque me trate de loca
- ni aún llamándome foca
- que cambie mi proceder.
- !Es un bicho mal nacido
- el can desagradecido!
- coro
- Vino y sin razones
- me tocó las peras,
- -vulgo los cojones-
- Y yo de guaperas,
- no aguanto sermones,
- paso de lumbreras.
verso 3
- De psicólogos presumen,
- te juzgan por lo que escribes,
- se piensan que tú lo vives
- están muy mal del cacumen.
- Pero ellos se lo resumen
- y te hablarán de locura.
- Estos perros no tienen cura;
- merecen que los emplumen.
- !Es un bicho mal nacido
- el can desagradecido!
Estribillo
Si alguien se desmadra
- no es amigo mío,
- pues su griterío
- mi oído taladra.
- Por medio una cuadra
- que le haga el vacío,
- por que no confío
- cuando alguien me ladra.
outro
- !Es un bicho mal nacido
- el can desagradecido!
- !Es un bicho mal nacido
- el can desagradecido!
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viernes, 9 de septiembre de 2022
Calle de la locura
- Calle de la locura
- En la calle del amor,/ donde vive la locura,
- quiso un día la razón,/ alquilar una casita,
- estás loca, le decían,/ la pasión y la ternura,
- en la calle del amor,/ nadie a ti te necesita.
- .
- Se llevaron siempre mal,/ el amor y las razones,
- es la carne quien dirige/ y la carne no razona,
- el amor saber no quiere/ de monsergas y sermones,
- de la facha o el color/ y del sexo en la persona.
- .
- No pretenda nunca nadie,/ al amor ponerle freno
- cogerá tan gran berrinche,/ que verás temblar la tierra,
- pues domina con su fuerza,/ tanto al rayo como al trueno.
- .
- La locura se apodera/ del amor cuando se emperra,
- no respeta ni a sus padres, pues él solo verá bueno
- lo que dicte el corazón.. aunque fuerce hasta una guerra.
- Calle de la locura
- verso 1
- En la calle del amor,
- donde vive la locura,
- quiso un día la razón,
- alquilar una casita,
- estás loca, le decían,
- la pasión y la ternura,
- en la calle del amor,
- nadie a ti te necesita.
- Estribillo
- No pretenda nunca nadie,
- al amor ponerle freno
- cogerá tan gran berrinche,
- que verás temblar la tierra,
- pues domina con su fuerza,
- tanto al rayo como al trueno.
- verso 2
- Se llevaron siempre mal,
- el amor y las razones,
- es la carne quien dirige
- y la carne no razona,
- el amor saber no quiere
- de monsergas y sermones,
- de la facha o el color
- o del sexo en la persona.
- estribillo
- No pretenda nunca nadie,
- al amor ponerle freno
- cogerá tan gran berrinche,
- que verás temblar la tierra,
- pues domina con su fuerza,
- tanto al rayo como al trueno.
- puente
- La locura se apodera
- del amor cuando se emperra,
- no respeta ni a sus padres
- pues él solo verá bueno
- lo que dicte el corazón..
- aunque fuerce hasta una guerra.
- estribillo
- No pretenda nunca nadie,
- al amor ponerle freno
- cogerá tan gran berrinche,
- que verás temblar la tierra,
- pues domina con su fuerza,
- tanto al rayo como al trueno.
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sábado, 3 de septiembre de 2022
Romance a la paella
- vídeo canción
- Romance a la paella
- Paella de mis amores
- paella, ay linda paella,
- como me gusta tu arroz
- con ese olorcito a leña
- y el color del azafrán
- que te pone amarillenta.
- De pollo, de langostinos,
- de conejo y habas tiernas
- o con gambas y guisantes
- y un buen puñado de almejas,
- caracoles que no falten,
- de los que hay en la huerta,
- con su rama de romero
- y tallos de hierba buena,
- alcachofas, bajocones,
- un buen pollo de la sierra
- y hay quien dice que los ricos
- hasta langosta le echan
- con un par de bogavantes
- que quitan todas las penas.
- Eres paella el orgullo
- de los pueblos de Valencia
- de Alicante y Castellón
- y un rincón cerca de Cuenca.
- Eres el plato perfecto
- que negros días de niebla
- tú los vuelves soleados
- y lo haces día de fiesta.
- Resistirme nunca puedo
- al verte sobre mi mesa,
- mi paladar se emociona
- y un lagrimón se descuelga,
- cuando fluyen los recuerdos
- que me evoca tu presencia,
- de la barraca del pueblo
- donde viví con mi abuela.
- En mis recuerdos quedaron
- los veranos en Cullera
- y el paellero en la barraca
- justo al lado de la puerta,
- con su aspecto señorial
- y el olor de leña fresca.
- Ya no les aburro más,
- pero si quiero que sepan;
- que en cuanto llega el domingo
- no verán nunca en Valencia
- ni en Castellón ni Alicante
- una casa que no tenga
- dos buenas jarras de vino
- y una paella en la mesa.
- Ay paella, amiga mía,
- solo tienes un problema
- que si te como, de granos
- la barriga se me llena.
- ----------------------
- Romance a la paella
- (intro)
- Paella de mis amores
- paella, ay linda paella,
- como me gusta tu arroz
- con ese olorcito a leña.
- ...
- Y el color del azafrán
- que te pone amarillenta.
- ...
- (coro)
- De pollo, de langostinos,
- de conejo y habas tiernas
- o con gambas y guisantes
- y un buen puñado de almejas.
- ...
- Caracoles que no falten,
- de los que hay en la huerta,
- con su rama de romero
- y tallos de hierba buena.
- ...
- Alcachofas, bajocones,
- un buen pollo de la sierra
- y hay quien dice que los ricos
- hasta langosta le echan.
- ...
- Con un par de bogavantes
- que al alma le quitan penas.
- ...
- (estribillo)
- Eres paella el orgullo
- de los pueblos de Valencia,
- de Alicante y Castellón
- y un rincón cerca de Cuenca.
- ...
- Eres el plato perfecto
- que negros días de niebla
- tú los vuelves soleados
- y lo haces día de fiesta.
- ...
- (verso1)
- Resistirme nunca puedo
- al verte sobre mi mesa,
- mi paladar se emociona
- y un lagrimón se descuelga,
- cuando fluyen los recuerdos
- que me evoca tu presencia,
- de la barraca del pueblo
- donde viví con mi abuela.
- ...
- (verso2)
- En mis recuerdos quedaron
- los veranos en Cullera
- y el paellero en la barraca
- justo al lado de la puerta,
- con su aspecto señorial
- y el olor de leña fresca.
- ...
- (verso3)
- Ya no les aburro más,
- pero sí, quiero que sepan;
- ...
- Que en cuanto llega el domingo
- no verán nunca en Valencia
- ni en Castellón ni Alicante
- una casa que no tenga,
- dos buenas jarras de vino
- y una paella en la mesa.
- ...
- (outro)
- Ay paella, amiga mía,
- solo tienes un problema...
- ..
- Cuando te como,
- de granos, la barriga se me llena.
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