- Vanidad
- Me parieron al sereno
- en una noche de luna,
- el relámpago y el trueno
- me custodiaron la cuna.
- Y me lanzó el sol un rayo,
- que al reflejo de la nieve
- dejó en mi pecho grabado;
- Que nací para ser siempre
- refugio para el hermano
- perseguido por los jueces.
- Por no firmar el contrato
- de someterse a las leyes
- que nos impone el tirano
- a quienes somos la plebe.
- Que la ley y la justicia
- no vienen a ser lo mismo
- no adquirieron su pericia
- con el mismo catecismo.
- Edurne me lo pusieron
- por una nevada intensa
- que puso todos los cerros
- del color de la azucena
- en el preciso momento
- de mi entrada en esta tierra
- y quizás por eso tengo
- en mi ser la fortaleza
- que no la tumban los truenos
- de la más cruda tormenta.
- Aunque esto a nadie le importe,
- ya escribiendo pasé un rato,
- mientras llega mi consorte
- así es como el tiempo mato.
- Ya me pongo yo la estrella
- al ver lo bien que lo cuadro,
- nadie con besos me venga
- ni a regalarme un halago,
- ni confundan con soberbia
- que yo se bien lo que valgo,
- sin el ansia de la espera
- de que me doren el caño
- aquellos de fina lengua
- que alaban a todo trapo.
- De vanidad tengo un saco
- por si a alguien le hace falta,
- mas creo que cada humano
- viene al mundo con su carga
- y la lleva siempre a mano
- por si la humildad lo embarga.
jueves, 22 de septiembre de 2022
Vanidad
Etiquetas:
exisitencialista,
innovación,
octosílabo,
social
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