domingo, 30 de julio de 2017

Raza de poetas A poetas latinoamericanos






Vídeo declamado


Toda América encendida
con antorchas de poetas,
plumas al amor prendidas,
savia derramada en letras
de corazones que tiemblan
al estallido del verso
de tantas almas que sueñan
con la fragancia de un beso.

De Mexico a Patagonia
desde Julia hasta Juanita,
¡cuántas plumas en la gloria
alrededor de Alfonsina!
Versos que en el alma pesan
dejando miel en los labios
de las colmenas de Peza
y sonetos de Palacios.

Y esos versos del gran Boris
que nos llenan de recuerdos,
de aquellos tiempos añejos
que guardamos en el alma,
con ese saber hacer
de una pluma que bien plasma
latidos del corazón 
que nos llenan de esperanza.

Con las rosas de Martí
sembró jardines Darío
que las regaba Bellí
en las mañanas de estío,
cuando Hernández nos cantaba
las hazañas de aquel Fierro
cabalgando por La Pampa
con la que soñó Vallejo.

¿Y qué decir de Granado,
de Freyre o del Gran Neruda?
mi voz en ronca se muda
ante el versar de Obligado
y lágrimas como olas
con esas sombras de Ureña
o ante el dulzor de Espinola
que versa como lo sueña.

Despiertan sueños dormidos
los cantos de los poetas,
por ríos de siete estrellas
navegan los angelitos
de aquel gran poeta Blanco
que quiso pintarlos negros,
al estar hasta los flecos
de tantos niñitos albos.

Que sirva esto de homenaje
aunque corto y queda pobre,
a muchos dejé en el sobre,
quise plasmar el bagaje,
de esos poetas enormes
que hicieron las letras grandes
poniendo amor y coraje
lanzando al viento sus cantes.

Los que faltan saben bien
que no me olvidé a ninguno
hubiera querido hacer
el nombrarlos uno a uno,
quizás en otra ocasión,
¡pero ellos muy bien lo saben,
que guardo en el corazón
los que en el papel no caben!


sábado, 29 de julio de 2017

Decir Serrat es decir......




decclamado



vídeo canción

Decir Serrat es vivir
con un sueño en la maleta
siempre a punto de volar.
Decir Serrat es soñar
con un mundo sin fronteras
ni alambradas de metal.

Decir Serrat es decir;
yo también tuve niñez,
colgando el alma por un barranco
con el sueño de tener
un amor entre mis brazos
antes de cumplir los diez.

Decir Serrat es saber;
saber que existe Manuel
labrador bajo soles ardientes
que van surcando su piel
mientras aprieta la soga 
la garganta por su nuez.

Decir Serrat es soñar
con un mar de libertades,
tomando la mano de Miguel
de Machado y otros grandes
que ya escribieron sus letras 
pensando tan solo en él.

Decir Serrat es sentir
la yerba bajo tus pies
y susurrar despacio a la brisa
el nombre de la mujer
que bien sabe del amor 
sin deshojar margaritas.

Decir Serrat es saber
que tuvimos veinte años
sin el temor a los desengaños
y sin el miedo al poder
que sembraba los silencios 
a la voz de; ordeno y mando.

Decir Serrat es vivir
soñando con la utopía
tierra que aunque muchos no lo sepan
más cerca está cada día
y viva en los corazones 
de los hombres que la sueñan.

Decir Serrat es decir;
¡qué grande, grande maestro!
por siempre fuiste tú y serás nuestro,
los que crecimos contigo
y aprendimos a sentir 
lo que significa amigo.

Decir Serrat es decir;
que la vida te regala
el dulce café de cada día
y dependerá de ti
el saborearlo o no 
con su dosis de alegría.

Decir Serrat es decir,
gritando frente a tu mar,
que estoy contenta y feliz
de haber vivido los sueños
que tú me hiciste soñar,
cruzando contigo vientos,
montada sobre tus letras
que invitaban a volar.


L De poemas para Ángel La tierra prometida







Tierras por Dios olvidadas,
y tierras que ya no saben
a que sabe un azadón,
tierras ya sin el calor,
de una mano que acaricie
de sus hierbas el verdor,
y a esas tierras vinieron
el Ángel y otros dos más,
con la ilusión en la mente
y teniendo bien presente
que mucho hay que trabajar
y aprovechar la simiente
que siembren en el lugar,
que es propiedad de otra gente.

Suelo perdido en el viento
al que nadie le hizo caso
mientras estuvo parado,
¡pero por Dios qué milagro!
que está puesto a producir,
por cuatro desarrapados!
¡¡¡y no puedo consentir,
que esas tierras son legado
de mis padres para mí!!!

Así funciona este mundo
¡qué lo mío es para mí
aun lo tenga  abandonado!
y si veo  alguien allí,
saldrá de mí lo inhumano,
¡¡¡todo el que quiera vivir,
qué pague como yo pago!!!

Te fuiste a escribir tus versos al mar. A Alfonsina A poetas latinoamericanos




vídeo declamado 



Te fuiste a escribir tus versos al mar

Esta lloviendo en la calle, 
las gotas parecen lágrimas.

La misma tierra produce 
azúcar para embriagarnos,
en las guaridas del orbe 
caben sueños a capazos,
las experiencias de vida 
serán siempre punto aparte.

Nos hallamos a merced 
de vampiros de ojos largos
disfrazados de merinas 
y bocas cual grandes jarros
que sacian la sed con sueños, 
nutriéndose de esperanzas 
y de postre a la ilusión 
la engullen a grandes tragos
sin dejar ni las migajas.

La lluvia sigue y no para,
está calando en las almas.

Ya mis tardes acarician 
tan solo apagados soles 
en horizontes sin puertas, 
con los dedos toco el mar
buscando en él nuevas guías, 
otras ya las encontraron 
bajo estelas de la luna, 
cargando los sueños muertos
sobre las espaldas frías 
de quien huye de los sueños
al ver perdidas sus guías.

Una gran ola vigila 
desde lo alto de una cresta
ya huele en mí la tormenta, 
se pregunta qué hago aquí,
y oigo la mar que respira 
y ondula suave sus olas
como seda de hilandera.

¡Ay, ay si la mar pudiera
poder escapar de mí,
sabe que voy a escribir
mis versos sobre su arena!

Veo que la lluvia golpea 
con fiereza mi ventana.

Mi frágil pluma rebota 
sobre el agua como piedra,
asustada por la sombra 
con olor a madreselvas,
que disfrazada de luna 
va cabalgando entre nieblas,
sobre una yegua de espuma 
que hacia la gloria la lleva.

Y a horcajadas en la grupa
lleva dos grandes alforjas 
para llevarse mis versos,
al trigal con amapolas 
donde florecen los besos,
que nada saben de plumas 
ni morar sobre las olas.

¡Ay, ay si las caracolas
pudieran irse de aquí,
saben que voy a guardar
mis versos en sus alcobas!

Ecos de voces cansinas 
me dicen que llueve a mares.

Mas ya saben que es así, 
mis letras vendrán conmigo
donde nos lleven las olas 
y mis versos se alzarán
sobre cantos de sirenas, 
en un campo de amapolas
que florece en alta mar.

Qué sabe la mar guardar
los sueños de aquellos hijos 
que la supieron amar,
ella guardará mis versos, 
por toda la eternidad
dentro de las caracolas 
y en los cantos de sirenas,
con orquesta de violines 
y música celestial.

¡Ay, ay si la mar pudiera
de mí poder escapar,
sabe que voy a grabar
mis versos sobre su arena!

Me lanza el mar a la orilla
 apretando sus pulgares,
echan espumas de humo,
 mis fatigados arrestos,
ya ni los mares pretenden 
ser del infierno salida,
oxidadas cerraduras 
no dejan pasar los odios.

Muchos oscuros octubres 
pesan sobre mis espaldas
y dice el mar no querer 
más plumas de tintas largas,
que ya tiene a Alfonsina 
cabalgando entre las olas
con su corona de algas
y su traje de corales.

Sigue golpeando la lluvia 
por detrás de los cristales.

Los octonarios en hemistiquios de 8-8
con cesura entre ellos.
Sin esquema fijo de rima.

Esta lloviendo en la calle, las gotas parecen lágrimas.

La misma tierra produce azúcar para embriagarnos,
en las guaridas del orbe caben sueños a capazos,
las experiencias de vida serán siempre punto aparte,
nos hallamos a merced de vampiros de ojos largos
disfrazados de merinas y bocas cual grandes jarros
que sacian la sed con sueños, nutriéndose de esperanzas 
y de postre a la ilusión la engullen a grandes tragos
sin dejar ni las migajas.

La lluvia sigue y no para, está calando en las almas.

Ya mis tardes acarician tan solo apagados soles 
en horizontes sin puertas, con los dedos toco el mar
buscando en él nuevas guías, otras ya las encontraron 
bajo estelas de la luna, cargando los sueños muertos
sobre las espaldas frías de quien huye de los sueños
al ver perdidas sus guías.

Una gran ola vigila desde lo alto de una cresta
ya huele en mí la tormenta, se pregunta qué hago aquí,
y oigo la mar que respira y ondula suaves sus olas
como seda de hilandera.

¡Ay, ay si la mar pudiera
poder escapar de mí,
sabe que voy a escribir
mis versos sobre su arena!

Veo que la lluvia golpea con fiereza mi ventana.

Mi frágil pluma rebota sobre el agua como piedra,
asustada por la sombra con olor a madreselvas,
que disfrazada de luna va cabalgando entre nieblas,
sobre una yegua de espuma que hacia la gloria la lleva.

A horcajadas en la grupa
un par de grandes alforjas para llevarse mis versos,
al trigal con amapolas donde florecen los besos,
que nada saben de plumas ni morar sobre las olas.

¡Ay, ay si las caracolas
pudieran irse de aquí,
saben que voy a guardar
mis versos en sus alcobas!

Ecos de voces cansinas me dicen que llueve a mares.

Mas ya saben que es así, mis letras vendrán conmigo
donde nos lleven las olas y mis versos se alzarán
sobre cantos de sirenas, en un campo de amapolas
que florece en alta mar.

Qué sabe la mar guardar
los sueños de aquellos hijos que la supieron amar,
ella guardará mis versos, por toda la eternidad
dentro de las caracolas y en los cantos de sirenas,
con orquesta de violines y música celestial.

¡Ay, ay si la mar pudiera
de mí, poder escapar,
sabe que voy a grabar
mis versos sobre su arena!

Me lanza el mar a la orilla apretando sus pulgares,
echan espumas de humo, mis fatigados arrestos,
ya ni los mares pretenden ser del infierno salida,
oxidadas cerraduras no dejan pasar los odios,
muchos oscuros octubres pesan sobre mis espaldas
y dice el mar no querer más plumas de tintas largas,
que ya tiene a Alfonsina cabalgando entre las olas
con su corona de algas  y su traje de corales.

Sigue golpeando la lluvia por detrás de los cristales.

viernes, 28 de julio de 2017

A Federico ¿A dónde vas Federico?







¿A dónde vas Federico?
.
Federico, Federico,
¿Dónde vas tú tan bonico?
-No lo sé, cariño mío,
me llevan para la era 
y medio muerto de frío.
.
-Pues estamos en agosto
y la madrugada arde, 
pero se hiela mi sangre 
al ver la muerte en tu rostro.
.
Federico, Federico
¿A quién tú le hiciste daño?
si corazón de paloma,
solo sabe de arrumacos
y de besos en la sombra.
.
-Llevo el corazón partío
y nadie me dice nada,
está cayendo el rocío
por las calles de Granada.
.
-Federico, Federico
¿Oíste el canto del gallo?
En su ki ri ki decía;
¡pa´ la gloria va un caballo,
el mejor de Andalucía!
.
Los perros están ladrando
por toda la serranía,
y los palomos llorando
desde Huelva hasta Almería. 
.
Federico, Federico
pide ayuda a los gitanos,
vas en mala romería
y el Antoñito, el Camborio
ha de jugarse la "vía"
si ve a su mejor hermano
sufriendo tal felonía.
.
Esa madrugada fue
en Granada la más fría,
se heló hasta el corazón 
del geranio en los balcones
al no saber el porqué
de ese odio a la poesía,
madre de las ilusiones
que nos endulzan los días.
.
Federico, Federico,
mas no pudieron contigo
aquellos perros pachones,
en vez de darte la muerte
tuvieron tan mala suerte
que por siempre estarás vivo
en todos los corazones.
.
Mercedes Bou Ibáñez

jueves, 27 de julio de 2017

Se marcharon mis cigüeñas. Verso libre



Mis cigüeñas

Se van mis cigüeñas en tímida desbandada,
solo me quedan ya soplos de auras errantes
y torres abandonadas, sin cúpulas ya radiantes
ni luceros en madrugadas.

Quedaron mis pies desnudos sin alas que marquen rumbo
en la senda hacia la nada.

Filos de agudas dagas preciso para las hierbas
que se disfrazan de malvas, en esa ardua carrera
de querer morder mi alma.

Voluble calma, vetustas quedan las ansias,
húmeda la floresta, vacío se queda el nido,
la virtud entristecida si el ave en él no anida
con su florecida cresta.

Furiosos vientos mecen la soledad
con su velluda zarpa, soledad que se amilana
ante el hedor del silencio que huele a vacío intenso
en mi lóbrega morada, donde buscando la paz
vive enmohecida el alma, huyendo de los recuerdos
que tapé con una manta, pero el tiempo cruel
la retira y la desgarra.

,,,,,,,,,,

Se marcharon mis cigüeñas
en tímida desbandada,
tan solo me quedan ya
los soplos de un aura errante
y torres abandonadas,
sin cúpulas ya radiantes
ni luceros matinales.

Quedaron mis pies desnudos
sin alas que marquen rumbo
en la senda hacia la nada.

Los filos de agudas dagas
preciso para las hierbas
que se disfrazan de malvas,
en esa, su ardua carrera
de querer morder mi alma. 

Voluble se queda el alma,
vetustas quedan las ansias,
se reseca la floresta,
vacío se queda el nido,
la virtud entristecida
si el ave ya en él no anida
con su florecida cresta.

Furiosos están los vientos,
arañan la soledad
con sus afiladas zarpas,
soledad que se amilana
ante el hedor del silencio
que huele a vacío intenso 
en mi lóbrega morada,
donde buscando la paz
vive enmohecida el alma,
huyendo de los recuerdos
que tapé con una manta,
pero el tiempo y su crueldad
la retira... y la desgarra.


.............................

Se van mis cigüeñas
en tímida desbandada,
solo me quedan ya
soplos de auras errantes
y torres abandonadas,
sin cúpulas ya radiantes
ni luceros en madrugadas.

Quedaron mis pies desnudos
sin alas que marquen rumbo
en la senda hacia la nada.

Filos de agudas dagas
preciso para las hierbas
que se disfrazan de malvas,
en esa ardua carrera
de querer morder mi alma.

Voluble calma,
vetustas quedan las ansias,
húmeda la floresta,
vacío se queda el nido,
la virtud entristecida
si el ave en él no anida
con su florecida cresta.

Furiosos vientos
mecen la soledad
con su velluda zarpa,
soledad que se amilana
ante el hedor del silencio
que huele a vacío intenso
en mi lóbrega morada,
donde buscando la paz
vive enmohecida el alma,
huyendo de los recuerdos
que tapé con una manta,
pero el tiempo cruel

la retira y la desgarra.


miércoles, 26 de julio de 2017

Moza busca mozo Soneto con la Z como eje final de cuentos de la Gertrudis







Alma fuerte que  al amor le reza,
en lucha por hacer su noche un gozo,
ansía por buscar un guapo mozo
que de pasión las muelas bien le cueza.

Todavía no es dura mi corteza,
tiene aún mi figura buen esbozo,
la cama con pasión bien la retozo,
sin dejar de comer ninguna pieza.

Que sepa navegar y hacer el buzo
de guapo me da igual, mas buena traza
que diestro sea  en usar el chuzo.

Que sepa bien plantar bandera en plaza,
que no tenga la cara de merluzo
y en la lengua, su piel como la estraza.

De moza picaraza
que va buscando con mucho alborozo
mozos que le ventilen bien el chozo.

W De Sonetos y otras hierbas sobre dodecasílabos









Aspiran mis versos llenar el vacío
elevar mis sueños hacia el infinito
regalando amor en todo lo escrito,
llegar a tu alma cual fresco rocío.

Vivir en tu sueño haciendolo mío
dormir en tu pecho amor necesito,
notando tu lengua trotar despacito
sentir su calor quitándome el frío.

Y juntos volar en pos de la luz
que viste las almas de rojo pasión,
tu serás la bala y yo el arcabuz.

Que siendo dos solo seremos legión
y yo mi cabeza como el avestruz
dejaré enterrada en tu corazón.



Sirvan por esta vez dos tercetos
a modo de estrambote.

No asemeja este, un soneto al uso
que más bien parece ser dodecasílabo,
creo que mi pluma, así lo dispuso.

Ya que no encajaba como endecasílabo,
quizás quien no entienda lo vea confuso
pero le aseguro, que no es pentasílabo.

W De poetas y demás





Yo quisiera pasarme por el forro
a tanto bobo inútil y paleto
¡qué aunque se las da de muy discreto
presume de poeta echando morro!

Se repite en sus versos cual cotorro
demuestra ser un necio tan completo;
que su malicia a nadie causa aprieto,
¡nadie teme a resabios de ese zorro!
.
Sueña el necio poética delicia,
en ser poeta pone afán y empeño
con sus versos de edad de la puericia.

¡Pobre infeliz! ¡qué misero burreño!
se hundirá en su fantasmal estulticia
¡cree ser un poeta y solo es leño!

En su lechero sueño
por emular a Lope son cansinos,
quedando solo en pobres lechuguinos.


---------

Ovillejo a la poesía

Verso de amor, si es fogoso,
¡será hermoso!
¿Que nos incita a besar?
¡el versar!
¿Que es del mundo lo mejor?
¡el amor!

Poetas hacen furor,
de pasión llenan momentos
derramando sentimientos.
¡Hermoso versar de amor!

martes, 25 de julio de 2017

¿Dónde están los poetas? 2





Con voz

¿Dónde están los poetas? 

¿Dónde estarán los poetas? ¡Madre, qué yo quiero verlos!
No a esos bardos que cuentan, historias de las estrellas,
con esos no quiero cuentos, ¡Qué para cuentos... Calleja!

Madre, que yo no preciso, tener los sueños de amores,
si veo que en torno mío solo moran almas pobres,
ante un incierto destino que no pinta de colores
las almas de los que sufren el abandono del mundo
y los sueños se les funden al ver un negro futuro
en una noche sin luces... por su piel de color bruno.

Tanto ser abandonado al capricho de la suerte,
corazones derrotados ante un mundo indiferente
que no los ve como hermanos y no tienen quien les verse. 

Sin manos que se les tiendan, sin una luz que les guíe
sin nadie que les proteja, sin un poeta que pinte
su amargura en unas letras, donde un cielo se dibuje
que les abra nuevas sendas.

Por eso yo quiero, madre, poetas que sean valientes,
que su letras hiervan sangres, que sus versos nos acerquen
a quienes son semejantes y buscan quien les aliente.

Poetas que no le teman al hacer de los que mandan.
y sean la voz y queja de tantas almas que vagan
por las arenas adversas... donde los sueños resbalan.

¿En dónde madre y en dónde, dónde estarán los poetas?
¿Por qué veredas se esconden, las savias de nuevas letras?
¿Será madre que no me oyen, ya que ninguno contesta?

¡Qué vengan madre que vengan! Qué lancen al viento el polen
que haga florecer las puertas y que sus letras desmonten
los rosarios de cadenas que atan a las manos nobles
que sueñan con vidas nuevas.


¿Dónde estarán los poetas?
¡madre, qué yo quiero verlos!
no a esos bardos que cuentan
historias de las estrellas,
con esos no quiero cuentos,
¡qué para cuentos Calleja!

Madre que yo no preciso
tener los sueños de amores,
si veo que en torno mío
solo moran almas pobres
ante un incierto destino
que no pinta de colores
las almas de los que sufren
el abandono del mundo
y los sueños se les funden
al ver un negro futuro
en una noche sin luces
por su piel de color bruno.

Tanto ser abandonado
al capricho de la suerte,
corazones derrotados
ante un mundo indiferente
que no los ve como hermanos
y no tienen quien les verse. 

Sin manos que se les tiendan,
sin una luz que les guíe
sin nadie que les proteja,
sin un poeta que pinte
su amargura en unas letras
donde un cielo se dibuje
que les abra nuevas sendas.

Por eso yo quiero madre,
poetas que sean valientes
que su letras hiervan sangres
que sus versos nos acerquen
a quienes son semejantes
y buscan quien les aliente.

Poetas que no le teman
al hacer de los que mandan.
y sean la voz y queja
de tantas almas que vagan
por las arenas adversas
donde los sueños resbalan.

¿En dónde madre y en dónde,
dónde estarán los poetas?
¿Por qué veredas se esconden
las savias de nuevas letras?
¿Será madre que no me oyen,
ya que ninguno contesta?

¡Qué vengan madre que vengan!
Qué lancen al viento el polen
que haga florecer las puertas
y que sus letras desmonten
los rosarios de cadenas
que atan a las manos nobles
que sueñan con vidas nuevas.


domingo, 23 de julio de 2017

X W A lo lejos las palmeras. Verso libre





A lo lejos las palmeras

Hambre... sed, sudor y lagrimas,
lejanos ecos, de palpitar de corazones.
Arena... y más arena, a lo lejos, muy lejos, las palmeras.

"¡He de llegar, he de llegar!" ¿A donde?.
La vida.....monotonía de un desierto,
arena y más arena y siempre a lo lejos....
¡Muy lejos!...  las palmeras, la ansiada libertad.

La vida...un desierto, corazones de vacío intenso,
buscando amor y sueños, ¡y encuentran... arena!
arena y más arena y a lo lejos, ¡muy lejos!... las palmeras.



3 Ausencias polimétrico 3 Retorno al principio









Nunca nos hiere el amor,
cuando enfría y pierde calma,
será muy leve la herida
si es tan dura como el roble el alma
y el corazón no se atreve
a romper el silencio del alba.

Perdí al amor y la tibieza,
que disfrazó de gloria mi paisaje,
mas no di paso a la tristeza,
soporté firme el oleaje
y aguantó mi alma con firmeza.

Todo empezó siendo un sueño,
tras él, cabalgaba un beso,
que con ardiente mirada,
llenó mi alma con su fuego,
tatuando sobre mi piel un verso,
que ya borró la nostalgia,
por una ausencia que duele
sin atisbo de esperanza.

En el campanario ya sombrío
se palpa la soledad
mas las campanas, no sienten frío,
se hielan los corazones
y ya es de mármol el mío.

No puedo soportar el vacío,
ya emigraron las cigüeñas,
ya se quedó solo el nido,
el viento hace mucho eco,
tiembla de miedo el rocío
al posarse lentamente
con pavoroso silencio
en los solitarios lechos 
de los sueños que se han ido.

Empañado está el cristal
del espejo donde miro,
el silencio ya se volvió mudo
y dejó de ser mi amigo,
ya no pierde conmigo las horas,
ya no quiere ser abrigo
de todas las noches muertas
que tu ausencia me ha traído.

Y ya mi corazón se rebela
como perro de ceniza
que a la luz de la luna le ladra.
Así mi corazón llama a tu alma,
buscando una respuesta a tu ausencia
con sus aullidos al alba.

--------------


Retorno al principio

Hoy jueves, Berta no ha madrugado mucho, casi son las 9,30, los recuerdos no la dejaron dormir, revisando sus notas ve que hay confusión en sus notas, cree que no ha seguido el orden de plasmar sus miedos siguiendo un orden. Debo empecer por el principio, se dice a sí misma... 

En un pequeño pueblo situado junto a un río que había sido testigo de historias de amor, conflicto y desdicha, un eco de añoranza resonaba en cada rincón. Entre sus calles empedradas y casas de tejas rojas, una joven llamada Berta caminaba con una pesada carga en su pecho. Su corazón había conocido la gloria y el tormento que trae consigo la pasión, pero hoy solo quedaba un vacío ensordecedor.

Nunca nos hiere el amor, pensaba Berta, cuando su alma se había vuelto tan dura como el roble. Sin embargo, cada vez que recordaba aquella mirada que la había consumido, el fuego que había iluminado su vida, se preguntaba si las heridas del amor eran realmente leves o si había subestimado el poder de su dolor.

El amor llegó a su vida como un sueño encantado. Una noche, en una fiesta bajo las estrellas, un joven de risa contagiosa y ojos llenos de vida se acercó a ella. Sus palabras envolvían a Berta en una bruma de dulzura y promesas, y un beso ardiente selló un pacto silencioso entre ellos. Pero lo que comenzó como un hermoso paisaje se marchitó con el tiempo; la gloria de aquellos días era un disfraz que ocultaba un ocaso inminente.

Berta había perdido al amor y la tibieza que una vez la envolvía. Y aunque el oleaje de la tristeza amenazaba con hundirla, ella se negó a sucumbir. Resguardó su alma con firmeza, como un roble resistente que resiste las tormentas. Pero el vacío se fue apoderando de ella, creciendo como una sombra que despojaba de color su vida.

Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. En el campanario de la iglesia, las campanas sonaban con un eco triste, como si también compartieran el dolor que Berta llevaba en su pecho. La soledad se adueñó de sus noches; el silencio era una compañía que se hacía más pesada con cada latido de su corazón de mármol.

Un día, Berta se miró en el espejo. Las lágrimas habían empañado el cristal, y en su reflejo encontró a una extraña: una mujer sin sueños, sin risas, atrapada en un pasado que ya no le pertenecía. Su corazón, antaño lleno de amor, ahora rebelde y errante, aullaba en las noches, buscando los vestigios de aquel amor fugaz. Como un perro de ceniza ladrando a la luna, clamaba por una respuesta que nunca llegaría.

La noche era profunda y la alborada se asomaba tímidamente cuando Berta  salió de su casa. Las estrellas comenzaban a desaparecer, y el rocío temblaba en las hojas. Se detuvo bajo el viejo roble, aquel que había mantenido sus secretos y sus sueños. Sus ojos se cerraron, permitiendo que la brisa helada acariciara su rostro. Cerró los puños, sintiendo el vacío, sintiendo el eco de un amor que había partido sin mirar atrás.

Y en ese instante, comprendió que aunque el amor y la tristeza se entrelazaran como sombras en su vida, no podía seguir atada a la nostalgia. Berta  decidió honrar lo vivido sin permitir que su ausencia definiera su presente. Con cada latido de su corazón, comenzó a despojarse del peso de su soledad. El alba, ahora más que un silencio, se convirtió en un nuevo comienzo.

La luz del día comenzó a romper con la oscuridad, y Berta sonrió entre lágrimas, encontrando en su dolor la fortaleza para empezar de nuevo. En su corazón, el amor no se había ido del todo; solo había tomado un respiro, esperando el momento en que ella estuviera lista para abrir nuevamente las puertas de su alma.
.......................................


Hoy día jueves marca un momento significativo en la vida de Berta, se ha levantado a las 9:30 de la mañana, no ha tenido un despertar temprano. Durante la noche, los recuerdos la privaron de un sueño reparador, manteniéndola en un estado de insomnio casi hasta el alba. 

En su mente, revisaba las notas que había comenzado a redactar acerca de su convulsa existencia, advirtiendo una confusión inherente a su relato; sospechaba que no había seguido un orden coherente al plasmar sus temores. Se autoafirmó la necesidad de regresar al principio de su narrativa.

En un pequeño pueblo situado a la vera de un río que había sido testigo de diversas historias de amor, conflicto y desventura, un eco de añoranza permeaba cada rincón. Entre las calles empedradas y las viviendas con techos de tejas rojizas, se encontraba Berta, quien llevaba a cuestas una pesada carga emocional. Su corazón había experimentado tanto la gloria como el tormento que la pasión conlleva, aunque en ese momento solo un profundo vacío la invadía.

El pensamiento de que "el amor nunca nos hiere" resonaba en la mente de Berta, quien sentía que su espíritu se había vuelto tan inflexible como un roble. Sin embargo, cada vez que evocaba la mirada que la consumió y el fuego que iluminó su vida, se cuestionaba si las afrentas del amor eran realmente superficiales o si había subestimado la magnitud de su dolor.

El amor había irrumpido en su vida como un sueño encantador. En una velada bajo el manto estrellado, un joven de risa contagiosa y ojos fulgurantes se le acercó. Sus palabras envolvían a Berta en una atmósfera de dulzura y promesas, y un beso apasionado selló un pacto tácito entre ambos. Sin embargo, lo que había comenzado como un encantador paisaje se marchitó con el paso del tiempo; la esplendorosa gloria de aquellos días se convertía en un disfraz que encubría un ocaso inevitable.

Berta se hallaba en la pérdida del amor y la calidez que previamente la rodeaba. A pesar de que las olas de la tristeza amenazaban con sumergirla, ella se negaba a rendirse. Resguardó su alma con firmeza, asemejándose a un roble resiliente frente a las tormentas. No obstante, el vacío empezó a apoderarse de su ser, creciendo como una sombra que despojaba a su vida de vitalidad.

Los días se convirtieron en semanas y las semanas se transformaron en meses. Desde el campanario de la iglesia, las campanas resonaban con un eco melancólico, como si compartieran la pena que Berta llevada en su interior. La soledad se adueñó de sus noches; el silencio se convertía en una compañía cada vez más agobiante con cada pulsación de su corazón de mármol.

Un día, al observarse en el espejo, Berta se encontró con un reflejo que le resultaba ajeno: una mujer desprovista de sueños y risas, atrapada en un pasado que ya no le pertenecía. Su corazón, que había estado colmado de amor, ahora se mostraba errante y desgarrador, aullando solitariamente en las noches en busca de los restos de aquel amor efímero. Como un perro de ceniza ladrando a la luna, clamaba por respuestas que nunca llegaban.

La noche, profunda y envolvente, comenzó a ceder ante la tímida llegada del alba cuando Berta salió de su hogar. Las estrellas comenzaban a desvanecerse y el rocío temblaba sobre las hojas. Se detuvo bajo el viejo roble, depositario de sus secretos y anhelos. Cerró los ojos, permitiendo que la brisa helada acariciara su rostro, mientras apretaba los puños, reconociendo el vacío y el eco de un amor que se había marchado sin atisbo de retorno.

En ese instante epifánico, comprendió que, aunque el amor y la tristeza se entrelazaban como sombras en su existencia, no podía continuar encadenada a la nostalgia. Berta decidió honrar lo vivido sin permitir que su ausencia interfiriera en la configuración de su presente. Con cada latido de su corazón, comenzó a desprenderse del peso de su soledad. Desde entonces, la alborada, más que un silencio abrumador, se convirtió en un prometedor nuevo comienzo.

Así, la luz diurna comenzó a desafiar la oscuridad, y Berta esbozó una sonrisa a través de las lágrimas, encontrando en su sufrimiento la fortaleza necesaria para iniciar un nuevo capítulo. En su corazón, el amor no se había ido en su totalidad; simplemente había tomado un respiro, aguardando el momento en que ella estuviera preparada para reactivar las puertas de su alma.

jueves, 20 de julio de 2017

W M Poetas de calcetín. Sátira





Increíble el desvarío
ya "cuento" común y diario,
¡es algo extraordinario!
¡poetas de calcetín,
(como dice un buen amigo)
escribiendo como patos
con faltas y garabatos
y se dan mucho postín!

Sin pensar, un alguien dijo:
¡si es del alma... es poesía!
y desde ese mismo día,
llegó al verso su morir.
Muy hermoso es el diamante,
que de la tierra nos sale,
pero poco o nada vale
si no se lleva a pulir.

Al escribir bien hagamos,
la eterna en su justa mida,
la libre, ritmo y bien fluida
y sin prisa en publicar
leamos y releamos
hasta que ya bien nos suene 
¡que no parezca que truene!
y tenga un lindo sonar.


Menos creer en las musas,
pues estas tan solo son
Trabajo y Dedicación,
¡Las demás... tan solo excusas!

miércoles, 19 de julio de 2017

Mi retrato 2 Soneto con la r De cuentos de la Gertrudis









 vídeo canción

Chaqueta desgastada por el forro
con la falda mordida por un perro,
andares como vaca sin cencerro
y cara que parece, sea un morro.

Ya las babas me caen en gran chorro,
me dicen que también me falta hierro,
al mirar al espejo yo me aterro
al ir viendo mis canas sin el gorro.

Abandonada y sola como perra
creo que debo echar muy pronto el cierre
ya no tengo cabida en esta tierra.

Que venga alguien y el cuello me lo sierre,
perdí contra la vida su cruel guerra,
no levanto cabeza aunque me emperre.

Soneto hecho con la erre,
retrato de una vieja ya pedorra
que por bruja no tiene quien la corra.


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Mi retrato 

(intro)
La chaqueta desgastada por el forro,
con la falda mordida por un perro,
andares como vaca sin cencerro
y  una cara 
que en vez de cara,  parece un morro.
(estribillo)
Ya las babas me caen en gran chorro,
me dicen , que también me falta hierro,
al mirar al espejo yo me aterro
al ir viendo  mis canas sin el gorro.
(coros)
Abandonada  y sola como una perra
creo que debo  echar pronto el cierre
ya no tengo ... cabida en esta tierra.
(outro)
Que  alguien  ya venga
y el pescuezo me lo sierre,
que ya perdí 
contra la vida su cruel guerra,
y no levanto la cabeza 
ni por mucho que me emperre.