jueves, 27 de julio de 2017

Se marcharon mis cigüeñas. Verso libre



Mis cigüeñas

Se van mis cigüeñas en tímida desbandada,
solo me quedan ya soplos de auras errantes
y torres abandonadas, sin cúpulas ya radiantes
ni luceros en madrugadas.

Quedaron mis pies desnudos sin alas que marquen rumbo
en la senda hacia la nada.

Filos de agudas dagas preciso para las hierbas
que se disfrazan de malvas, en esa ardua carrera
de querer morder mi alma.

Voluble calma, vetustas quedan las ansias,
húmeda la floresta, vacío se queda el nido,
la virtud entristecida si el ave en él no anida
con su florecida cresta.

Furiosos vientos mecen la soledad
con su velluda zarpa, soledad que se amilana
ante el hedor del silencio que huele a vacío intenso
en mi lóbrega morada, donde buscando la paz
vive enmohecida el alma, huyendo de los recuerdos
que tapé con una manta, pero el tiempo cruel
la retira y la desgarra.

,,,,,,,,,,

Se marcharon mis cigüeñas
en tímida desbandada,
tan solo me quedan ya
los soplos de un aura errante
y torres abandonadas,
sin cúpulas ya radiantes
ni luceros matinales.

Quedaron mis pies desnudos
sin alas que marquen rumbo
en la senda hacia la nada.

Los filos de agudas dagas
preciso para las hierbas
que se disfrazan de malvas,
en esa, su ardua carrera
de querer morder mi alma. 

Voluble se queda el alma,
vetustas quedan las ansias,
se reseca la floresta,
vacío se queda el nido,
la virtud entristecida
si el ave ya en él no anida
con su florecida cresta.

Furiosos están los vientos,
arañan la soledad
con sus afiladas zarpas,
soledad que se amilana
ante el hedor del silencio
que huele a vacío intenso 
en mi lóbrega morada,
donde buscando la paz
vive enmohecida el alma,
huyendo de los recuerdos
que tapé con una manta,
pero el tiempo y su crueldad
la retira... y la desgarra.


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Se van mis cigüeñas
en tímida desbandada,
solo me quedan ya
soplos de auras errantes
y torres abandonadas,
sin cúpulas ya radiantes
ni luceros en madrugadas.

Quedaron mis pies desnudos
sin alas que marquen rumbo
en la senda hacia la nada.

Filos de agudas dagas
preciso para las hierbas
que se disfrazan de malvas,
en esa ardua carrera
de querer morder mi alma.

Voluble calma,
vetustas quedan las ansias,
húmeda la floresta,
vacío se queda el nido,
la virtud entristecida
si el ave en él no anida
con su florecida cresta.

Furiosos vientos
mecen la soledad
con su velluda zarpa,
soledad que se amilana
ante el hedor del silencio
que huele a vacío intenso
en mi lóbrega morada,
donde buscando la paz
vive enmohecida el alma,
huyendo de los recuerdos
que tapé con una manta,
pero el tiempo cruel

la retira y la desgarra.


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