declamado
Diosa Naturaleza
El hombre debe saber que La Tierra es un ser vivo,
como lo siento lo escribo y es mi franco parecer.
Somos parte de su ser, una gota diminuta,
somos viento que permuta cada nuevo renacer.
La Diosa eres tú, Natura, madre de toda la tierra.
Diosa que no quiere guerra para ninguna criatura.
Y que a sus hijos procura el cobijo y el sustento
sin venderles ningún cuento ni prometer mejor vida
a cambio de ver perdida la que brinda en el momento.
Semilla que en ti germina, tierra de tu vientre somos
y siempre sobre tus lomos erguido el hombre camina.
Cuando la vida culmina te servimos de alimento,
somos también el sustento que tu vientre necesita,
quizá en la próxima cita renazcamos como viento.
Volveremos madre a ti a ser de nuevo la esencia,
tú esperaras con paciencia que la muerte de su sí.
Y esperaremos allí hasta que tú bien decidas
el devolvernos las vidas y de nuevo resurgir
con otro nuevo existir siempre atados con tus bridas.
Madre tú, Naturaleza, única Diosa inmortal,
tú no mientas el misal con el que el hombre tropieza.
Poco te importa si reza, para ti no es eso afrenta,
tú no le tienes en cuenta originales pecados
de Dioses ya desfasados en tanta religión cruenta.
Tu eres madre de una pieza, amas muy bien a tus hijos
no les pides acertijos que marean su cabeza.
Tú les ofreces certeza de que forman de ti parte,
por eso habrá que adorarte haciendo al mundo saber
gritando hasta fenecer que debemos respetarte.
Dueña tú eres del carril por el que fluye la vida
y sin ti el amor no anida en tanta mente cerril.
Busca el pensamiento vil otros Dioses caricatos
que tratan de mojigatos a quien traban en sus garras,
les hacen ver grandes parras en yermo erial de moniatos.
De ti venimos y a ti volveremos algún día,
por mucho que en la homilía nos hablen de un cielo añil.
No soy parte del redil y sigo mi propio credo
diciendo siempre que puedo, ¡no quiero Dioses de barro,
que nadie me coma el tarro! ¡Con la Natura me quedo!
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Diosa Naturaleza 1ª parte
(intro)
El hombre debe saber
que La Tierra es un ser vivo,
como lo siento lo escribo
y es mi franco parecer.
Somos parte de su ser,
una gota diminuta,
somos viento que permuta
cada nuevo renacer.
(coros)
La Diosa eres tú, Natura,
madre de toda la tierra.
Diosa que no quiere guerra
para ninguna criatura.
Y que a sus hijos procura
el cobijo y el sustento
sin venderles ningún cuento
ni prometer mejor vida
a cambio de ver perdida
la que brinda en el momento.
(estribillo)
Tu eres madre de una pieza,
amas muy bien a tus hijos
no les pides acertijos
que marean su cabeza.
Tú les ofreces certeza
de que forman de ti parte,
por eso habrá que adorarte
haciendo al mundo saber
gritando hasta fenecer
que debemos respetarte.
(puente)
Semilla que en ti germina,
tierra de tu vientre somos
y siempre sobre tus lomos
erguido el hombre camina.
Cuando la vida culmina
te servimos de alimento,
somos también el sustento
que tu vientre necesita,
quizá en la próxima cita
renazcamos como viento.
(outro)
Volveremos madre a ti
a ser de nuevo la esencia,
tú esperaras con paciencia
que la muerte de su sí.
Y esperaremos allí hasta
que tú bien decidas
devolvernos nuestras vidas
y de nuevo resurgir
con otro nuevo existir
siempre atados con tus bridas.
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Diosa Naturaleza 2ª parte
(intro)
Madre tú, Naturaleza,
única Diosa inmortal,
tú no mientas el misal
con el que el hombre tropieza.
(verso1)
Poco te importa si reza,
para ti no es eso afrenta,
tú no le tienes en cuenta
originales pecados
de Dioses ya desfasados
en tanta religión cruenta.
(estribillo)
Tu eres madre de una pieza,
amas muy bien a tus hijos
no les pides acertijos
que marean su cabeza.
Tú les ofreces certeza
de que forman de ti parte,
por eso habrá que adorarte
haciendo al mundo saber
gritando hasta fenecer
que debemos respetarte.
(verso2)
Dueña tú eres del carril
por el que fluye la vida
y sin ti el amor no anida
en tanta mente cerril.
Busca el pensamiento vil
otros Dioses caricatos
que tratan de mojigatos
a quien traban en sus garras,
les hacen ver grandes parras
en yermo erial de moniatos.
(puente)
De ti venimos y a ti
volveremos algún día,
por mucho que en la homilía
nos hablen de un cielo añil.
(outro)
No soy parte del redil
y sigo mi propio credo
diciendo siempre que puedo,
¡no quiero Dioses de barro,
que nadie me coma el tarro!
¡Con la Natura me quedo!
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