- Jotas que dejan sin ganas
- al jumento que protesta
- por una jota mal puesta
- en un día de jarana.
- Rompí juntas con un pana
- que me tenía jodido,
- un julandrón mal parido
- que se las daba de majo
- y era tan solo un cascajo,
- un bujarrón desabrido.
- A más juergas por el puerto
- ya no voy pues me jiñé,
- se armó tal jolgorio qué
- a uno lo dejaron tuerto.
- Hubo jaleo por un huerto
- de Jimena, la del Paco,
- con navaja y con retaco
- se la jugó Don Ginés,
- que como ya dije, ves,
- perdió el ojo por bellaco.
- Mucha juerga, mucho peo
- y el Ginés, que es un jabato
- le dijo no querer trato,
- se rajó, es lo que yo creo.
- El ajo se puso feo
- y el marido de Jimena,
- que no se jiña si truena
- echó mano a la navaja,
- le hizo en el ojo una raja
- y lo dejó hecho una pena.
- Pues sin ojo lo ha dejado
- mas la cosa está jodía,
- que Juanón el de Lucía
- venganza les ha jurado.
- Tiene el cuajo muy agriado
- dice que lo descerraja
- de un tiro y para la caja
- que ya se cansó del grajo,
- conque lo manda al carajo
- aunque pague la mortaja.
- Y se juega la esperanza
- y un viaje para al talego,
- por granuja y por borrego
- y un alijo que hay en danza.
- El guaja lo toma a chanza
- después todo serán quejas,
- y jipiando entre las rejas
- tirado en colchón de paja
- se acordará de la raja
- que le hizo al tío Mollejas.
- ¿Qué le hizo al tío Mollejas?
- ¡Jolines, que no me acuerdo!
- Sus potajes si los recuerdo
- bien cargados de collejas.
- Y sus guisos de lentejas
- o su pollo con frijoles
- y guijas con caracoles
- con jengibre sazonados.
- Recuerdos tengo encajados
- de aquellos viejos peroles.
- De aquellos viejos peroles
- tan bien llenos de tajás,
- comíamos cual marajás
- en embrujados crisoles.
- Las jibias, los ravioles,
- con su ajo bien picado,
- aquel jamón bien curado,
- o jurel a la parrilla
- o una tajá de costilla;
- ¡joder, menudo bocado!
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