viernes, 16 de noviembre de 2018

Romance mal hecho







Romance mal hecho
.
En ya mi agónico trance
hoy me propuse el hacer,
un romance muy mal hecho
con versos sin flor ni miel,
sin el respeto a las rimas
que el romance ha de tener,
así que opine cualquiera
que romance no ha de ser,
pero ya tan solo busco
aliviar mi padecer
contando al viento las penas
que amargan mi atardecer.
.
Siempre que me siento sola
me entran ganas de leer,
y pensar al mismo tiempo
en las cosas del ayer,
en todas aquellas cosas
que olvidé en el neceser
donde se mueren los sueños
que no pudieron crecer.
.
Me levanto en las mañanas
de mis noches mal dormidas,
sin saber, ¡por Dios! ¿Quien soy?
La del espejo me mira
diciéndome que soy yo,
pero le digo; ¡es mentira,
en esos ojos no hay luz!
¡Esa mirada no es mía!
.
A mi mente se revienen
versos del poeta aquel
que cantó a las golondrinas
de universos de papel
y por creer sus palabras
eché mi vida a perder.
.
Bécquer siempre me decía;
Volverán las golondrinas.
¿A quién quería engañar?
Cuando en sus versos me dijo;
“Las golondrinas mujer
por siempre vuelven al nido
aquel que las vio nacer”
y un recuerdo me atosiga,
mas ya no puedo otra vez
gozar de los viejos tiempos
que disfruté en la niñez
y hoy tan solo son recuerdos
que me oscurecen el ser.
.
Mis golondrinas no vuelven,
como Bécquer prometía
a su nido año tras año.
¿Acaso Bécquer mentía
por mitigar mi dolor?
¡Nunca le debí leer!
¡Ay, madre, que desengaño,
por confiarme tanto en él!
.
¡Ay, si pudieran volver,
los sueños que tuve antaño
cabalgando por mi piel!
Cuando el brillo de mis ojos
daba su luz al clavel
sin temor a desengaños
ni a “te quieros” de oropel.
.
Hasta en mi silla las ruedas
se niegan a caminar,
¿Y para qué? Me preguntan,
¡si no sabes donde vas!
Tiempo ha perdiste el norte,
hasta perdiste el hablar,
por eso ni gritar puedes
ni fuerzas te quedan ya.
Y no lo intentes por señas
que ellas tampoco ya están,
tus golondrinas se fueron
por tu afición al pedal.
.
Por eso no volverán
las golondrinas del poeta,
¡no te pueden escuchar!
Y las tuyas se perdieron,
ya se quedaron atrás,
anidaron en la curva
que llegó sin avisar.
.
Y tengo yo de Sevilla
como un recuerdo muy vago,
pues un día muy aciago
me partí la cabecilla.
Quedé empotrada en la silla
por culpa de un accidente
y aún tengo bien presente
a aquel Virgen del Rocío,
hospital de gran tronío
donde salvaron mi vida
que ya la daban perdida
mis hijos y mi marío.
.
León, Quiroga y Quintero
y un vaso de manzanilla,
¡Ay, por Dios, ¡qué maravilla!
cuanta copla, arte y salero.
Sevilla en el mundo entero
ya saben de tu alegría,
allí me jugué la vía
por un golpe traicionero
y me salvó el gran esmero
de tu gente y su valía.
.

Romance mal hecho

En ya mi agónico trance hoy me propuse el hacer,
un romance muy mal hecho con versos sin flor ni miel,
sin el respeto a las rimas que el romance ha de tener,
así que opine cualquiera que romance no ha de ser,
pero ya tan solo busco aliviar mi padecer
contando al viento las penas que amargan mi atardecer.

Siempre que me siento sola me entran ganas de leer,
y pensar al mismo tiempo en las cosas del ayer,
en todas aquellas cosas que olvidé en el neceser
donde se mueren los sueños que no pudieron crecer.

Me levanto en las mañanas de mis noches mal dormidas,
sin saber, ¡por Dios! ¿Quien soy? La del espejo me mira
diciéndome que soy yo, pero le digo; ¡es mentira,
en esos ojos no hay luz! ¡Esa mirada no es mía!

A mi mente se revienen versos del poeta aquel
que cantó a las golondrinas de universos de papel
y por creer sus palabras eché mi vida a perder.

Bécquer siempre me decía; Volverán las golondrinas.
¿A quién quería engañar? Cuando en sus versos me dijo;
“Las golondrinas mujer por siempre vuelven al nido
aquel que las vio nacer” y un recuerdo me atosiga,
mas ya no puedo otra vez gozar de los viejos tiempos
que disfruté en la niñez y hoy tan solo son recuerdos
que me oscurecen el ser.

Mis golondrinas no vuelven, como Bécquer prometía
a su nido año tras año. ¿Acaso Bécquer mentía
por mitigar mi dolor? ¡Nunca le debí leer!
¡Ay, madre, que desengaño, por confiarme tanto en él!

¡Ay, si pudieran volver, los sueños que tuve antaño
cabalgando por mi piel! Cuando el brillo de mis ojos
daba su luz al clavel sin temor a desengaños
ni a “te quieros” de oropel.

Hasta en mi silla las ruedas se niegan a caminar,
¿Y para qué? Me preguntan, ¡si no sabes donde vas!
Tiempo ha perdiste el norte, hasta perdiste el hablar,
por eso ni gritar puedes ni fuerzas te quedan ya.
Y no lo intentes por señas que ellas tampoco ya están,
tus golondrinas se fueron por tu afición al pedal.

Por eso no volverán las golondrinas del poeta,
¡no te pueden escuchar! Y las tuyas se perdieron,
ya se quedaron atrás, anidaron en la curva
que llegó sin avisar.

Y tengo yo de Sevilla como un recuerdo muy vago,
pues un día muy aciago me partí la cabecilla.
Quedé empotrada en la silla por culpa de un accidente
y aún tengo bien presente a aquel Virgen del Rocío,
hospital de gran tronío donde salvaron mi vida
que ya la daban perdida mis hijos y mi marío...

León, Quiroga y Quintero y un vaso de manzanilla,
¡Ay, por Dios, ¡qué maravilla! cuánta copla, arte y salero.
Sevilla en el mundo entero ya saben de tu alegría,
allí me jugué la vía por un golpe traicionero
y me salvó el gran esmero de tu gente y su valía.

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