miércoles, 30 de mayo de 2018

Romance de luz de luna











vídeo canción

Romance de luz de luna

Inspirado en la copla " Romance de valentía".
De León, Quintero y Quiroga

Rafael De Leon Arias De Saavedra / Antonio Quintero Ramirez / 
Miquel Manuel Lopez Quiroga.

 Ilumina un toro negro
la luna por la dehesa,
su brillo sobre un pitón
presagia una noche tensa,
collarines de rubís
han de parecer las piedras,
al primer rayo de sol
que asomando por la sierra
le de su color y brillo 
a las ronchas color fresa,
que simulando amapolas
darán color a la yerba.
.
El toro ya escucha el eco
de la muerte por la era.
¡Ay Luna, dile al zagal,
dile al zagal que no venga!
Que no quiero que una madre
venga a mí a pedirme cuentas,
ni llevar sobre mis astas
el dolor de una tragedia.
.
¡Ay Luna, dile que no!
Dile; ¡por aquí no vengas!
¡Qué no quieren estos prados
regarse con sangre fresca!
¡Qué la yerba ha de ser verde
y no de color magenta!
¡Ay Luna, dile que no,
dile que la muerte acecha!
.
¡Dile Luna por favor!
que hay vaquillas en la vega,
que allí podrá presumir
lidiando con las más tiernas,
¡pero aquí dile que no,
que aquí la muerte lo espera
oculta tras los pitones
que apuntan sobre mi testa!
.
Con un tembleque en el alma
el zagalillo se acerca,
llevando sobre su pecho,
un sueño y una muleta,
un retrato de la Virgen
y el corazón por montera.
Escalofríos le corren
de los pies hasta las cejas,
en sus ojos crece el miedo
pero la ilusión lo frena,
soñando ya en esa plaza
donde la gloria le espera.
.
Con la mirada en los cielos
el toro sigue en alerta,
¡el ya sabe que la muerte
ha tomado ya las riendas!
.
Y sigue el toro gritando
con una voz lastimera;
¡Ay Luna, dile que no,
dile al zagal que no venga!
¡Qué la muerte anda cantando
un réquiem por peteneras!
Y el buitre ronda los cielos
porque ya huele su cena.
¡Dile ya Luna que no!
¡Qué por favor... qué no venga!
.
Sin hacer caso a la Luna,
el chavalillo se acerca,
va rezando una oración
y al cielo pide con fuerza;
"Cuida Virgen de mi madre
si muero en esta capea
y dile que ser torero
lo quise pensando en ella,
para poderle comprar
finos collares de perlas,
el mejor de los cortijos
y trajes de fina seda,
porque quiero yo a mi madre
convertirla en una reina".
.
Tristón y mirando al cielo
el toro a sus dioses reza;
¡No permitáis por favor
que el zagal cruce la puerta!
Pero ya se acerca el niño,
cruzando esta ya la verja,
sin hacer caso a la luna...
que le ha dicho que no venga.
.
¡Ve Luna! ¡Dile otra vez,
dile, que su madre espera
mañana por la mañana
el besar su frente tierna!
Y que si viene hacia mí
tan solo habrá madreselvas
alrededor de su cuerpo
de bruces sobre la tierra,
sin besos ya de una madre
sobre su cara de cera.
.
Un reguero de amapolas
amaneció en la dehesa
y un toro desconsolado...
lloraba sobre la cerca.
.
¡Te dije Luna que no!
¡Te dije... que no viniera!

Romance inspirado en:
Romance de valentía
de Quintero, León y Quiroga.

 
Romance de luz de luna

Romance inspirado en:
Romance de valentía
de Quintero, León y Quiroga.

 Ilumina un toro negro la luna por la dehesa,
su brillo sobre un pitón presagia una noche tensa,
collarines de rubís han de parecer las piedras,
al primer rayo de sol, que asomando por la sierra
le de su color y brillo a las ronchas color fresa,
que simulando amapolas, darán color a la yerba.

El toro ya escucha el eco de la muerte por la era.
¡Ay, luna dile al zagal, dile al zagal que no venga!
Que no quiero que una madre venga a mí a pedirme cuentas,
ni llevar sobre mis astas el dolor de una tragedia.

¡Ay, luna dile que no! Dile; ¡por aquí no vengas!
¡Qué no quieren estos prados regarse con sangre fresca!
¡Qué la yerba ha de ser verde y no de color magenta!
¡Ay, luna dile que no, dile que la muerte acecha!

¡Dile luna por favor! que hay vaquillas en la vega,
que allí podrá presumir lidiando con las más tiernas,
¡pero aquí dile que no, que aquí la muerte lo espera
oculta tras los pitones que apuntan sobre mi testa!

Con un tembleque en el alma el zagalillo se acerca,
llevando sobre su pecho, un sueño y una muleta,
un retrato de la Virgen y el corazón por montera.
Escalofríos le corren de los pies hasta las cejas,
en sus ojos crece el miedo, pero la ilusión lo frena,
soñando ya en esa plaza donde la gloria le espera.

Con la mirada en los cielos el toro sigue en alerta,
¡el ya sabe que la muerte ha tomado ya las riendas!

Y sigue el toro gritando con una voz lastimera;
¡Ay, luna dile que no, dile al zagal que no venga!
¡Qué la muerte anda cantando un requiem por peteneras!
Y el buitre ronda los cielos porque ya huele su cena.
¡Dile ya luna que no! ¡Qué por favor... qué no venga!

Sin hacer caso a la luna, el chavalillo se acerca,
va rezando una oración y al cielo pide con fuerza;
"Cuida Virgen de mi madre si muero en esta capea
y dile que ser torero lo quise pensando en ella,
para poderle comprar finos collares de perlas,
el mejor de los cortijos y trajes de fina seda,
porque quiero yo a mi madre convertirla en una reina"

Tristón y mirando al cielo el toro a sus dioses reza;
¡No permitáis por favor que el zagal cruce la puerta!
Pero ya se acerca el niño, cruzando esta ya la verja,
sin hacer caso a la luna... que le ha dicho que no venga.

¡Ve luna! ¡Dile otra vez, dile, que su madre espera,
mañana por la mañana pa' besar su frente tierna!
Y que si viene hacia mí tan solo habrá madreselvas
alrededor de su cuerpo, de bruces sobre la tierra,
sin besos ya de una madre sobre su cara de cera.

Un reguero de amapolas amaneció en la dehesa
y un toro desconsolado... lloraba sobre la cerca.

¡Te dije luna que no! ¡Te dije... que no viniera!



Ilumina un toro negro
la luna por la dehesa,
su brillo sobre un pitón
presagia una noche tensa,
collarines de rubís
han de parecer las piedras,
al primer rayo de sol
que asomando por la sierra
le de su color y brillo 
a las ronchas color fresa,
que simulando amapolas
darán color a la yerba.
.
El toro ya escucha el eco
de la muerte por la era.
¡Ay Luna, dile al zagal,
dile al zagal que no venga!
Que no quiero que una madre
venga a mí a pedirme cuentas,
ni llevar sobre mis astas
el dolor de una tragedia.
.
¡Ay Luna, dile que no!
Dile; ¡por aquí no vengas!
¡Qué no quieren estos prados
regarse con sangre fresca!
¡Qué la yerba ha de ser verde
y no de color magenta!
¡Ay Luna, dile que no,
dile que la muerte acecha!
oculta tras los pitones
que apuntan sobre mi testa!
.
Con un tembleque en el alma
el zagalillo se acerca,
llevando sobre su pecho,
un sueño y una muleta,
un retrato de la Virgen
y el corazón por montera.
Escalofríos le corren
de los pies hasta las cejas,
en sus ojos crece el miedo
pero la ilusión lo frena,
soñando ya en esa plaza
donde la gloria le espera.
.
Con la mirada en los cielos
el toro sigue en alerta,
¡el ya sabe que la muerte
ha tomado ya las riendas!
.
Y sigue el toro gritando
con una voz lastimera;
¡Ay Luna, dile que no,
dile al zagal que no venga!
¡Qué la muerte anda cantando
un réquiem por peteneras!

Sin hacer caso a la Luna,
el chavalillo se acerca,
va rezando una oración
y al cielo pide con fuerza;
"Cuida Virgen de mi madre
si muero en esta capea
y dile que ser torero
lo quise pensando en ella,
para poderle comprar
finos collares de perlas,
el mejor de los cortijos
y trajes de fina seda,
porque quiero yo a mi madre
convertirla en una reina".
.
Tristón y mirando al cielo
el toro a sus dioses reza;
¡No permitáis por favor
que el zagal cruce la puerta!

Pero ya se acerca el niño,
cruzando esta ya la verja,
sin hacer caso a la luna...
que le ha dicho que no venga.
.
¡Ve Luna! ¡Dile otra vez,
dile, que su madre espera
mañana por la mañana
besar su frente tan tierna!
Y que si viene hacia mí
tan solo habrá madreselvas
alrededor de su cuerpo
de bruces sobre la tierra,
sin besos ya de una madre
sobre su cara de cera.
.
Un reguero de amapolas
amaneció en la dehesa
y un toro desconsolado...
lloraba sobre la cerca.
.
¡Te dije Luna que no!
¡Te dije... que no viniera!

¡Te dije Luna que no!
¡Te dije... que no viniera!

martes, 22 de mayo de 2018

Dejar la casa o Abramos el corazón. décimas




Vídeo declamado por:
Agustín Satrústegui "Kapirutxo"



Vídeo canción

Para Ovidiu

Dejar la casa es muy triste buscando una nueva tierra,
pues el corazón se aferra en aquella en que naciste.
Y no habrá ninguna sierra que pueda cortar el hilo,
ni cuchillo con buen filo que corte del pensamiento
tu casa de nacimiento a la sombra de aquel tilo.

Siempre se deja la casa con lágrimas en los ojos,
sin perder nunca la calma al ir cerrando cerrojos.
En la cara el regomello y una esperanza en el alma
que nos devuelve el resuello.

Dejando atrás todo aquello que conocen desde niños,
quieren buscar nuevos guiños y encontrar un nuevo sello.
Alzando de nuevo el cuello buscan su sitio en la danza
y que la vida  de chanza en unos terrenos nuevos,
los suyos eran malevos, negados a la esperanza.

Yo también fui un emigrante, eso por nunca se olvida,
y dejé atrás una vida para seguir adelante.
La gente de buen talante sepa tenderle su mano
a todo aquel nuestro hermano, que aspira solo a poder
ver a sus hijos crecer en un mundo más humano.


Para Ovidiu

Dejar la casa

(intro)
Dejar la casa es muy triste
buscando una nueva tierra,
pues el corazón se aferra
en aquella en que naciste.
...
(estribillo)
No habrá ninguna sierra
que pueda cortar el hilo,
ni cuchillo con buen filo
que corte del pensamiento,
tu casa de nacimiento
a la sombra de aquel tilo.
...
(verso1)
Siempre se deja la casa
con lágrimas en los ojos,
y un rictus en la cara
al ir cerrando cerrojos.
...
En el pecho el regomello
y una esperanza en el alma,
que nos devuelve el resuello.
...
Dejando atrás todo aquello
que conocen desde niños.
...
...
(verso3)
Salen para otros mundos,
para buscar nuevos guiños
y encontrar un nuevo sello.
...
Alzando de nuevo el cuello,
buscan su sitio en la danza,
pa que la vida  de chanza
en unos terrenos nuevos.
...
Los suyos eran malevos,
negados a la esperanza.
...
(puente)
Yo también fui un emigrante
eso nunca se olvida,
y dejé atrás una vida
para seguir adelante.
...
(outro)
La gente de buen talante
sepa tenderle su mano
a todo aquel nuestro hermano,
que aspira solo a poder
ver a sus hijos crecer
en un mundo más humano.

lunes, 21 de mayo de 2018

Madre y Reina De la serie maltrato








De la serie maltrato




Sentadas tengo en el bar
dos mujeres a mi lado,
y me da por recordar,
que eso era un gran pecado,
o algo para criticar
en un cercano pasado.

¡Cuánto sufrió la mujer!
¡Cuántos los sueños perdidos!
¡Cuántos mares inundó
ese llanto de impotencia,
que a solas frente al espejo
luchaba por no llorar!

El silencio su enemigo,
obligándola a callar,
el miedo sobre sus ojos,
en el alma soledad,
con un grito en su garganta 
pugnando por estallar.

Siempre pendientes del macho
dueño de su libertad.
Esclavas siempre de un mundo
que no supo valorar
que ser mujer es más grande
que la inmensidad del mar.

¡Cuánto sufrió la mujer!
¡Cuánto tuvo que callar!
¡Cuánta lágrima ahogada!
¡Cuántos sueños sin volar!
Por culpa de un mundo cruel
que no supo valorar
que la mujer es la reina;
¡Madre de la humanidad!

Así se pudra la mano 
que golpea a la mujer,
poco de hombre ha de tener
y sí mucho de marrano.
Hagamos un mundo humano
y basta ya de violencia,
tome ya el hombre conciencia
que del mundo no es el rey.
¡Y sepa de buena ley
que se acabó la paciencia!

domingo, 20 de mayo de 2018

¿Qué secretos guardará?




¿Qué secretos guardará?

Riman 4ª y 7ª en aguda
3ª y 5ª en asonante
1ª, 2ª y 6ª libres sin asonar.

Paseando por la acera,
fija al norte su mirada
he visto a un hombre anciano
con gran porte al caminar,
y una sonrisa en los labios,
por algo… quizás, ¿quién sabe?
¡Quién sabe, qué pensará!

Esos, hoy cansados ojos,
que un día soñaron mares,
¡cuántas cosas... no habrán visto!
¡Cuánta historia por contar!
¿Qué sueños no habrá tenido?
¿Y por el camino a cuantos,
tuvo que dejar atrás?

Creo sin dudar que muchos
misterios guarda quien llega
a ser en la vida anciano
y mil secretos tendrá
en ese arcón reservado
que conserva los retales
de recuerdos de su andar.

Y ese rictus en su cara,
será quizás de amargura
al recordar los "te quiero"
que se tuvo que callar
por los arraigados miedos
que a la juventud le frenan,
sus ansias de libertad.

Y echará en falta los ojos
que le tuvieron cautivo,
a la luz de las estrellas
en sus noches frente al mar.
¡Ay, si los hombres supieran
hacer que el reloj del tiempo
diera vueltas hacia atrás!

y ¡Desata tus cadenas! décimas








¿Y por qué dicen que es mala
la vida que llaman “buena”?
¡Desata ya la cadena
vive siempre a “punta pala”!
¡Qué la vida es “pa´ gozala”
Sin tener miedo a los cuentos
de los que hacen aspavientos
diciendo que todo es malo
y que un diablo con un palo
te hará padecer tormentos.

No te creas nunca “ná”
de aquello que no se ve,
ni a quien diga; ¡tenga fe;
mi credo si es de “verdá”.
¡Y mi tío el de “Graná”
no te jode, marinero!
Verdades de fe no quiero
que verdades solo son
para engordar su zurrón
y el mío se quede huero.

Unos pasan el cepillo
otros el diezmo te piden,
¡en eso todos coinciden!
¿No será que hay mucho pillo?
El caso es sacarle brillo
a la cartera del pobre,
aliviarle bien el cobre
y hacerle ver que los ricos
se pudrirán por borricos
en un infierno salobre.

Y vive el pobre contento
como en el prado un potrillo,
engordando a tanto pillo
que busca vivir del cuento.
Amenazan con tormento
si gozas las cosas buenas,
¡y nada de ir a verbenas
a rozar la cebolleta!
¡Hasta el pecar de coqueta,
se paga con gordas penas!

Por eso de religiones
ni en pedazos ni en racimo
a santones no me arrimo
y fuerte digo que “nones”.
¡No me toquen los melones
queriendo ordenar mi vida,
¡qué si esta ha de ser perdida
lo sea por culpa mía!
No necesito una guía
que mis andares los mida.

Si me pierdo en andurriales
sea por mi propio pie,
que yo solita sabré
poner ante Dios avales.
Y ya verá Él si mis “males”
son o no de perdonar.
No me querrá castigar
por hacer mi vida un gozo,
sin enterrarme en un pozo
por ese miedo a pecar.

sábado, 19 de mayo de 2018

Vi la llegada del alba Soneto hexadecasílabo Al alba







Verso 1
Vi la llegaba del alba, a los placeres rendida
y vi volar mariposas, atrevidas por mi pecho,
cabalgué toda la noche, de amores un largo trecho,
por el camino de rosas, que nos depara la vida.

Estribillo
Nada al amor se resiste,
el fuego a su paso gime, sabe dar calor al frío,
a la maldad la redime y al alma llena de brío.

Verso 2
Para el amor el otoño, ¡y sus tardes de llovizna!
Desnudos bajo la manta, en la oscuridad del lecho,
y ansiando por caridad, me pongas mirando al techo,
que a mí, ya nada me espanta, y de amor nadie se tizna..

Coros
Amor, cántaro de luz, amor del mundo lucero,
amor que sabe mudar, en felicidad lo triste,
ese amor que sin dudar, en la vida es lo primero.

Puente
Fiero toro del amor, ¡sin miedo con furia embiste!
Sobre este cuerpo serrano, que para ti es tentadero,
donde probar el salero, con el que hoy amaneciste. 

Estribillo
Nada al amor se resiste,
el fuego a su paso gime, sabe dar calor al frío,
a la maldad la redime y al alma llena de brío.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Tiempos otoñales. soneto






vídeo canción

Dactílico puro
acentuaciones en 4º, 7º y 10º

Tiempos otoñales

Lleva el amor con la edad su rebaja,
llena la vida una enorme tristeza,
pierde de golpe el ardor su fiereza
y árbol caído, un mal viento desgaja.

Veo al lucero buscando en la paja,
hilos y aguja que cosan belleza,
y pido al tiempo mantenga firmeza,
no hurgue mi mente su fina navaja.

Que otoño sea conmigo clemente,
no desampare la flor de mi pecho,
siempre mantenga bien alta mi frente.

Venga el morir, y me coja en el lecho, 
quede recuerdo del cuerpo... aunque ausente,
supo ganarse al amor por derecho.

Y ya ante lo hecho…  ¡pecho!
al mar pelillos, así dice el dicho,
y nadie venga a reírse a mi nicho.

-0-

Para Iván Terranova Cruz  

Cuando sientas que las letras
se crecen con el calor
de la sangre de tus venas.
Cuando sea la letra espina
que te arañe el corazón.
Cuando un verso te acaricie
y notes que tus cabellos
se encrespan de la emoción,
entonces comprenderás;
¡qué ser poeta… es un dón!

----------------------


Arreglo para canción
Tiempos otoñales
(intro)
Lleva el amor 
con la edad su rebaja,
llena la vida 
una enorme tristeza,
pierde de golpe 
el ardor su fiereza
y árbol caído, 
un mal viento desgaja.
(estribillo)
Veo al lucero 
buscando en la paja,
hilos y aguja 
que cosan belleza,
y pido al tiempo 
mantenga firmeza,
no hurgue mi mente 
su fina navaja.
(coros)
Que el otoño sea 
conmigo clemente,
no desampare 
la flor de mi pecho,
que siempre mantenga 
bien alta mi frente.
(puente)
Cuando llegue el morir, 
me coja en el lecho, 
quede recuerdo del cuerpo... 
que aunque ahora esté ausente,
supo ganarse 
al amor por derecho.
(outro)
Y ante lo hecho…  
¡pecho!
al mar pelillos, 
como dice el dicho,
y que nadie venga 
a reírse a mi nicho.