miércoles, 16 de mayo de 2018

¡Pero Dios... no respondió!








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 ¡Pero Dios... no respondió!

A la Garganta le dije; si el llanto no trae paz,
¿para qué quiero tu llanto? Ya calla, Garganta calla,
déjame con mi dolor. La Garganta contestó;
-Deja que sea mi llanto como bálsamo de amor,
que suavice la honda pena del sueño que se marchó.

A mis Ojos ya marchitos, les dije; ¡no lloren más,
sus lágrimas no me valen que ya no tengo pañuelos
para poderlas secar! Y los Ojos respondieron;
-Nosotros nunca lloramos, es un recuerdo el que llora
al ver a tu alma penando de tristeza y soledad.

Al Tiempo le dije qué; ¿por qué te gusta jugar?
Debieras tener respeto, en las cosas de la edad
y nunca viera una madre a sus hijos enterrar.
Nervioso el Tiempo me dijo; -De las cosas del destino
no me vengas a culpar, ¡Solo Dios sabe su juego
y esa respuesta que pides, tan solo Él, la puede dar!

A  la Luz le dije ven, alivia mi oscuridad,
que las noches me persiguen sacando brillo a mis ojos
que no comprenden por qué; han de marcharse los sueños
con vuelos sin terminar. Y la Luz me contestó;
-Soy la Luz, no claridad, podré iluminar tus noches
y las sombras ocultar, mas la respuesta que pides
en boca de Dios está, solo Él puede contestar.

Me fui a preguntarle a Dios; Dime tú, dime porqué;
¿por qué te llevas los sueños que empezaron a volar
y dejas secas las almas sin fuerzas para llorar?
Fija le miré a los ojos, pero Dios… no respondió.



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