jueves, 3 de mayo de 2018

Un espeso silencio





Vídeo declamado


Un espeso silencio

De cuando le vi las orejas al lobo.

Octonario, hemistiquios 8-8 
Sin esquema fijo de rima

En el silencio flotaban, pajizos los sentimientos,
que disfrazados de sol, de un verano sin tormentas,
escarbaban en los días que sueñan con ser domingos,
mientras buscaba el silencio la manera de anularlos,
que no es el silencio amigo, de recuerdos ni fandangos.

Y sigue el silencio, sigue... tras ellos para quemarlos
en una hoguera que tiene,  al borde de un precipicio
donde saltan los amores, que no vistieron de largo.

Y sigue el silencio sigue,  aunque termine el barranco,
el silencio nunca para ni para pedirnos paso.

Agita el poeta plumas mientras la muerte le aguarda,
con ella quiere luchar, demostrar quien es más fuerte,
mientras el silencio sigue... callado a contracorriente.

Ante plumas atrevidas, la muerte sale por patas,
ante un óbito sin gritos... silencios chicos aguardan,
mientras la suerte me ronda ya ni las comadres lloran,
pero el silencio no acaba... poco le importa... ¡o nada,
aquel que sufre de amores... o el corazón que desangra!

Se armaron los corazones de silencios que presumen;
de ser de la noche dueños, entre místicas razones,
mientras mis manos escarban rebuscando entre las piedras,
a mis mendrugos de pan, esos que me pertenecen
por culpa de la manzana,  o acaso de algún silencio
al que no le vino en gana,  abrir a tiempo la boca
y no se apropiara el cuento... la gente de la sotana.

Se resisten los cerrojos de las puertas que conducen
a la gruta del amor, pero secas ya mis raíces
no pueden seguir reptando,  en busca del agua qué...
ha de traerme la luz, al pozo donde se hundió
como ausente la mirada, mientras el silencio sigue,
ya que sino esta borracho...  el silencio nunca calla.

Mi savia grita bien fuerte, pero ya mi carne es débil,
las pezuñas del dolor se clavaron en mi espalda,
mis ramas ya son lamento, ya no sueñan con ser alas,
ya no sueñan alcanzar ni tus besos ni tu cara,
¡bien que se ocupó el silencio... de que mi voz se borrara!

Agrio y espeso silencio, silencio que desbarata
al alma que se atolondra, rompiendo de cuajo el junco
ante un suspiro que calla, porque un silencio le dice;
tú dedícate a beber... pero nunca digas nada.

Que absurdos son los silencios que hasta los mudos acatan,
por no saber que decir... cuando los silencios callan.

La esperanza no es futuro... es tan solo una añagaza,
por no tener ya ni tengo, recuerdos que me distraigan,
ni un silencio que me diga, de que color son las letras
que formaban la palabra,  aquella que entre mis labios
como tu nombre sonaba,  hasta que un silencio amargo
la tiró por la barranca. Y es que el silencio no para
ni pa' que silben  los vientos... cuando acarician tu cara.

Quise embriagar un poema   y que borracho me amara, 
y junto al alma lo até  para que nunca escapara, 
mas no lo pude lograr,  mi corazón era barro 
y el silencio con el barro… ¡Ay, coño como resbala!

Y oigo risas en la calle, de silencios que amenazan,
con dientes de lobo negro  y la sonrisa quebrada,
a esos zapatitos blancos que colgué de la ventana,
en esta noche de reyes, que ya va siendo muy larga,
ante silencios que impiden llegue la luz a mi alma,
en esta noche de truenos, que hasta el silencio...  se calla.
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En octosílabos

De cuando le vi
las orejas al lobo.
Surrealista.


En el silencio flotaban
pajizos los sentimientos,
que disfrazados de sol
de un verano sin tormentas,
escarbaban en los días
que sueñan con ser domingos,
mientras buscaba el silencio
la manera de anularlos,
que no es el silencio amigo 
de recuerdos ni fandangos.

Y sigue el silencio, sigue...
tras ellos para quemarlos
en una hoguera que tiene
al borde de un precipicio
donde saltan los amores
que no vistieron de largo.

Y sigue el silencio sigue
aunque termine el barranco,
el silencio nunca para,
ni para pedirnos paso.

Agita el poeta plumas
mientras la muerte le aguarda,
con ella quiere luchar,
demostrar quien es más fuerte,
mientras el silencio sigue
callado a contracorriente.

Ante plumas atrevidas
la muerte sale por patas,
ante un óbito sin gritos...
silencios chicos aguardan,
mientras la suerte me ronda
ya ni las comadres lloran,
pero el silencio no acaba...
bien poco le importa... ¡o nada,
el corazón que desángra!

Se armaron los corazones
de silencios que presumen;
de ser de la noche dueños
entre místicas razones,
mientras mis manos escarban
rebuscando entre las piedras,
a mis mendrugos de pan,
esos que me pertenecen
por culpa de la manzana,
o acaso de algún silencio
al que no le vino en gana
abrir a tiempo la boca
y no se apropiara el cuento
la gente de la sotana.

Se resisten los cerrojos
de las puertas que conducen
a la gruta del amor,
pero secas ya mis raíces
 no pueden seguir reptando
en busca del agua qué...
ha de traerme la luz,
 al pozo donde se hundió
como ausente la mirada,
mientras el silencio sigue...
el silencio nunca calla.

Mi savia grita bien fuerte,
 pero ya mi carne es débil,
 las pezuñas del dolor
se clavaron en mi espalda,
mis ramas ya son lamento
ya no sueñan con ser alas,
ya no sueñan alcanzar
ni tus besos ni tu cara,
¡bien que se ocupó el silencio
de que mi voz se borrara!

Agrio y espeso silencio,
silencio que desbarata
al alma que se atolondra
rompiendo de cuajo el junco
ante un suspiro que calla,
porque un silencio le dice;
tú no digas nunca nada.

Que absurdos son los silencios
que hasta los mudos acatan,
por no saber que decir
cuando los silencios callan.

La esperanza no es futuro...
es tan solo una añagaza,
por no tener ya ni tengo
recuerdos que me distraigan,
ni un silencio que me diga
de que color son las letras
que formaban la palabra,
aquella que entre mis labios
como tu nombre sonaba
hasta que un silencio amargo
la tiró por la barranca.
Y es que el silencio no para
ni pa´ que silben  los vientos
cuando acarician tu cara.

Quise embriagar un poema 
y que borracho me amara, 
quise atarlo junto a mi alma 
para que nunca escapara, 
más no lo pude lograr, 
mi corazón era barro 
y el silencio con el barro…
¡Ay, coño como resbala!

Y oigo risas en la calle
de silencios que amenazan,
con dientes de lobo negro
y la sonrisa quebrada,
a esos zapatitos blancos
que colgué de la ventana,
en esta noche de reyes
que ya va siendo muy larga,
ante silencios que impiden
llegue la luz a mi alma,
en esta noche de truenos
que hasta el silencio...  se calla.


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