Poema
de
Adrián González
y
Mercedes Bou Ibáñez
Un grave asunto me tiene preocupado
y es la violencia que impera en estas tierras,
este sistema se encuentra desahuciado
la maldad y la muerte por doquier aterra.
¡Y talan árboles, a duro golpe de sierra...!
Hay mucha gente que ya se ha acostumbrado
a convivir con los robos y las guerras
Yo por mi parte, aterrado me pregunto:
¿No existe un freno que detenga este asunto?
Muerde, el tema en mis entrañas
estigman mi pecho motosierras,
con el ronco crujir de sus cadenas.
Y el brillo cruel de sus espadas cortando la savia
de natura que fluye del verdor
de las selvas milenarias
pulmón de las tierras axfisiadas.
Y en horrendo llanto la vida huye,
¡no hay vida en medio de la nada!
¡Clamo con furor a las almas solidarias!
¡Luchad contra el lucro, que todo destruye!
¡Lanzad poetas al viento
un grito de luz que retumbe!
Yo pude ver desproporcionadamente
acumulando riqueza al insensato,
al pobre esclavizado al duro yugo
y poderosos firmando su contrato.
He visto al niño de pecho abandonado
y aquella viuda sangrando su presente.
Viven con gran opulencia el ministro, el presidente
y revolcados en sangre sus soldados
porque engrosó su tesoro el poderoso
y endureció su semblante codicioso...
¿Hay quien se duela, del menesteroso?
Somos parias como el árbol
que llora talado en la sierra
¡a nadie importa nuestra guerra!
La gente mira de lejos
a quien lucha en su defensa,
mas van cerrando la puerta
si ven que mucho se acerca,
puede el miedo al poderoso,
ya que todo lo maneja,
pudiendo cambiar el destino
de aquel que mucho protesta,
¡el miedo guarda la viña
y la del pobre esta indefensa!
¡Hoy!... ¡Hoy nos levantaremos en protesta!
Alzando en alto nuestras plumas afiladas
impregnadas de sangre de poetas
¡pues no va más
el estar cómodos sentados,
mientras los robles
derraman clorofila por sus venas!
¡Cese la tala indiscriminada!
¡Cesen las muertes de niños inocentes!
¡Basta ya de silencios homicidas
mientras se extingue en el mundo toda vida!
corrompió al hombre el extremo consumismo.
¡Bajen las armas! , ¡Fuera el terrorismo!
Contémplo al Sol, vacía su sonrisa
barre con sus rayos páramos desiertos,
procesiones de almas calcinadas
trepan por escaleras sobre sueños muertos,
caminando hacia un futuro,
donde ya... no queda nada.
Desgarra la impotencia corazones,
danzan por el viento
caligrafías de eternas quejas,
en lagos de escarcha ardiente naufragan las ilusiones
y llora de rabia la Luna,
ya ni las mareas son suyas.
Navegamos sin rumbo,
el timonel se vendió al sistema.
Y así llegamos
donde hoy nos encontramos
pues el derecho se fue por la tangente
la fiel justicia faltó sin previo aviso
y la verdad fue apresada en el castillo.
Por eso hoy os convoco, oh, poetas.
Hoy os expongo delante nuestras metas:
¡Luchad valientes por lo que aún nos queda...
¡Qué el mundo escuche los roncos alaridos
alzando plumas y letras cual pendones!
¡Si el corazón en verdad ya hemos perdido...
Que no se pierdan también nuestros pulmones!
y es la violencia que impera en estas tierras,
este sistema se encuentra desahuciado
la maldad y la muerte por doquier aterra.
¡Y talan árboles, a duro golpe de sierra...!
Hay mucha gente que ya se ha acostumbrado
a convivir con los robos y las guerras
Yo por mi parte, aterrado me pregunto:
¿No existe un freno que detenga este asunto?
Muerde, el tema en mis entrañas
estigman mi pecho motosierras,
con el ronco crujir de sus cadenas.
Y el brillo cruel de sus espadas cortando la savia
de natura que fluye del verdor
de las selvas milenarias
pulmón de las tierras axfisiadas.
Y en horrendo llanto la vida huye,
¡no hay vida en medio de la nada!
¡Clamo con furor a las almas solidarias!
¡Luchad contra el lucro, que todo destruye!
¡Lanzad poetas al viento
un grito de luz que retumbe!
Yo pude ver desproporcionadamente
acumulando riqueza al insensato,
al pobre esclavizado al duro yugo
y poderosos firmando su contrato.
He visto al niño de pecho abandonado
y aquella viuda sangrando su presente.
Viven con gran opulencia el ministro, el presidente
y revolcados en sangre sus soldados
porque engrosó su tesoro el poderoso
y endureció su semblante codicioso...
¿Hay quien se duela, del menesteroso?
Somos parias como el árbol
que llora talado en la sierra
¡a nadie importa nuestra guerra!
La gente mira de lejos
a quien lucha en su defensa,
mas van cerrando la puerta
si ven que mucho se acerca,
puede el miedo al poderoso,
ya que todo lo maneja,
pudiendo cambiar el destino
de aquel que mucho protesta,
¡el miedo guarda la viña
y la del pobre esta indefensa!
¡Hoy!... ¡Hoy nos levantaremos en protesta!
Alzando en alto nuestras plumas afiladas
impregnadas de sangre de poetas
¡pues no va más
el estar cómodos sentados,
mientras los robles
derraman clorofila por sus venas!
¡Cese la tala indiscriminada!
¡Cesen las muertes de niños inocentes!
¡Basta ya de silencios homicidas
mientras se extingue en el mundo toda vida!
corrompió al hombre el extremo consumismo.
¡Bajen las armas! , ¡Fuera el terrorismo!
Contémplo al Sol, vacía su sonrisa
barre con sus rayos páramos desiertos,
procesiones de almas calcinadas
trepan por escaleras sobre sueños muertos,
caminando hacia un futuro,
donde ya... no queda nada.
Desgarra la impotencia corazones,
danzan por el viento
caligrafías de eternas quejas,
en lagos de escarcha ardiente naufragan las ilusiones
y llora de rabia la Luna,
ya ni las mareas son suyas.
Navegamos sin rumbo,
el timonel se vendió al sistema.
Y así llegamos
donde hoy nos encontramos
pues el derecho se fue por la tangente
la fiel justicia faltó sin previo aviso
y la verdad fue apresada en el castillo.
Por eso hoy os convoco, oh, poetas.
Hoy os expongo delante nuestras metas:
¡Luchad valientes por lo que aún nos queda...
¡Qué el mundo escuche los roncos alaridos
alzando plumas y letras cual pendones!
¡Si el corazón en verdad ya hemos perdido...
Que no se pierdan también nuestros pulmones!