jueves, 2 de febrero de 2017

A Federico La Madre Gaia te acogió en su seno.










Vídeo declamado

La Madre Gaya.

La madre Gaya
se vistió de etiqueta
al recibir en sus brazos
la sangre derramada
de tus carnes de poeta,
aquel diecinueve de agosto
besaron tus labios su rostro,
tu sangre se mezcló con su tierra.

Tus raíces cruzaron veredas
de campos de ansias inmensas
por conocer la ternura
y anhelos de un alma pura
segada por las tinieblas
de corazones sin sueños
que siegan almas que sueñan.

Los gitanos de la cuesta
se apartaron del camino
y encendieron los candiles
dando luz a la hermosura
que cobijaba tus letras.

Tu alma cual carabela
disfrazada de amapola
cruzó las altas mareas,
cantando mientras volaba
atravesando fronteras.

Las mulas de los gitanos
iban tirando de ella.
Rosa de los Camborios
fue quien izó las velas
y aquel gitano marinero;
Antoñito el Heredia
enraizó la arboladura
y su fuerte mano diestra
ató en el palo mayor
a título de bandera
un tomo con hojas negras
y la blanca calavera
de un poeta en Nueva York.

Cargaron los gitanos
tus versos en las carretas
que se llevaron pa´l monte
y en noches de lunas negras
cuando los lobos se duermen
los iban dejando en las puertas
de todas las almas tiernas
que lloraban por tus letras.

En todas ellas quedó
tu corazón bien sujeto
guiándolas con la luz
que apagaba sus tristezas.

Tu pluma de telúrica firmeza
enterró eternas sus raíces
en el mundo de las letras
sembrando de cicatrices
estantes de bibliotecas
en recuerdo de los sueños
de tantos mártires poetas.

Hoy me levanté muy triste
y me viene a la cabeza
todo aquello que escribiste
del amor y su belleza.

Liras de llanto me acongojan,
soledad sonora, silencio que me vence
te leo otra vez ahora
y en tu verso mi alma se mece,
mi corazón, ¡impotente te llora!

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