Vídeo canción
- El relamido.
- .
- Es relamido y pedante
- y se las da de muy macho
- mas no sabe ese gabacho
- que a mí no me gusta el cante
- de un canijo mamaracho.
- .
- A las mozas les advierte
- que no es hombre para boda,
- que él es tan solo un rapsoda
- que con ellas se divierte,
- que eso hoy está de moda.
- .
- Se las daba de muy pillo
- el tipejo encanijao,
- mas un palizón le han dao
- al indecente membrillo
- por darselas de sobrao.
- .
- Le dieron un zapatazo,
- que una oreja le arrancó,
- la Pepica de un zarpazo
- en un ojo un arañazo
- bien marcado le dejó.
- .
- Por gallito presumido
- le molieron las costillas,
- por ir tras de las chiquillas
- con su aire relamido
- buscándoles las cosquillas.
- .
Estas cosas pasar suelen
al relamido muchacho
que no piensa el vivaracho
que las costillas le muelen
a quien presume de macho.
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El relamido.
- (intro)
- Es relamido y pedante
- y se las da de muy macho...
- mas no sabe ese gabacho
- que a mí no me gusta el cante...
- de un canijo mamaracho.
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- (verso1)
- A las mozas les advierte
- que no es hombre para boda,
- que él es tan solo un rapsoda
- que con ellas se divierte,
- pues eso hoy... está de moda.
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- (estribillo)
- Por gallito presumido
- le molieron las costillas...
- ---
- Por ir tras de las chiquillas
- con su aire relamido
- buscándoles las cosquillas.
- ---
- (verso2)
- Se las daba de muy pillo
- el tipejo encanijao,
- mas un palizón le han dao
- al indecente membrillo...
- por dárselas... de sobrao.
- ---
- (verso3)
- Le dieron un zapatazo,
- que una oreja le arrancó,
- la Pepica de un zarpazo
- en un ojo un arañazo
- bien marcado... le dejó.
- ---
- (estribillo)
- Por gallito presumido
- le molieron las costillas...
- ---
- Por ir tras de las chiquillas
- con su aire relamido
- buscándoles las cosquillas.
- ---
- (outro)
Estas cosas pasar suelen
al relamido muchacho
que no piensa el vivaracho
que las costillas le muelen...
a quien presume... de macho.
---
- (estribillo)
- Por gallito presumido
- le molieron las costillas...
- ---
- Por ir tras de las chiquillas
- con su aire relamido
- buscándoles las cosquillas.
- .
- le molieron las costillas...
- le molieron las costillas...
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Relato basado en el poema
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¡Vaya historia la del relamido! Ese tipo que se creía el rey del mambo, el macho alfa de la esquina, el Don Juan de barrio… pero que en realidad parecía más un pavo real con complejo de gallo, y que terminó siendo la comidilla del barrio, no por su valentía, sino por su torpeza.
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Estos versos intentan reflejar a ese típico personaje que se pavonea con aires de macho, pero que en realidad no pasa de ser un “gabacho” (que en alguna jerga suena a alguien con aires de superioridad, pero que en realidad es más bien un mocoso que necesita una buena lección).
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Se las da de rudo, de que no le gusta el canto de los mamarachos, y que con las chicas se divierte, como si eso le diera algún tipo de estatus. Pero, ay, la realidad es otra.
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Porque no hay nada más cómico que un gallito que termina con las costillas molidas y una oreja en el suelo. Nuestro “rapsoda” de barrio, con su actitud de pillo, termina siendo la víctima de su propia soberbia.
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Se creía el más listo, el más valiente, el que podía conquistar a todas las mozas y hacer lo que le diera la gana, pero el barrio le enseñó una lección de humildad con un buen palizón, un zarpazo en un ojo y arañazos que le dejaron marca para siempre.
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Y qué decir de la Pepica, esa mujer que no se dejó impresionar por el relamido, que le puso los puntos sobre las íes con un zarpazo y una oreja arrancada. La escena es tan absurda y a la vez tan típica: el tipo se creía un gallo, y terminó siendo el perro de la historia, con las costillas rotas y la dignidad por los suelos.
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¿Y qué moraleja pretenden dejar estos versos? Pues que en el barrio, como en la vida, no basta con presumir ni con dar la talla con palabras y actitudes de macho, porque la realidad te puede dar una buena lección en forma de golpes, arañazos y burlas.
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El relamido, ese que se relamía en su ego, aprendió por las malas que no hay nada más relamido que una máscara de valentía que se cae en el primer zarpazo.
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En definitiva, una sátira para recordarnos que no todo lo que reluce es oro, y que en el barrio, el que presume de macho sin serlo, termina por ser el payaso de la función… o, en su caso, puede terminar con las costillas en el suelo.
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