- Décimas con Elle III
- ¡Con verso y cuero de talle!
- Si se tercia me lo engullo,
- que igual me como un zurullo
- que como grullas del valle.
- A quien su casa amuralle
- no le hará el vecino bulla,
- ni algún cura con cogulla
- llegará a soltarle el rollo
- y podrá comer su bollo
- sin temer de nadie pulla.
- En aquel día lluvioso
- de un árbol cayó una ardilla
- y vi también una potrilla
- mancillada por un oso.
- Todo no es maravilloso;
- decía el tío Juanillo,
- de niño fue monaguillo
- y chamullaba en latín,
- se llevaba el malandrín
- el dinero del cepillo.
- Al estrellarme en un tallo
- mis narices estallaron
- y mis canillas sangraron
- como virgen en serrallo.
- Nunca presumí de gallo
- pero soy lobo que aúlla,
- me gusta mucho la bulla
- y dar alguna colleja,
- mas juro por mi pelleja
- que la sangre me aturulla.
- Y lo vuelvo picadillo
- y hasta en gallumbos lo dejo,
- que si me chilla un pendejo
- a plumazos lo acribillo.
- Ante nadie me arrodillo
- tan solo ante la belleza
- o ante un gallo de una pieza
- que la corteza me ralle,
- juro que cuando lo halle
- se acallará mi fiereza.
- Tan solo con mi destello
- muy lejos no llegaré
- y ni en broma pillaré
- de la gloria ni un cabello.
- Mis versos los embotello
- y al mar tiro la botella
- pa' que una tierna doncella
- la pueda hallar algún día
- y que a ella mi poesía
- pueda dejarle mi huella.
- ¡Con capullos de su fuente!
- Mi alma por ellos resuella.
- tienen sabor a grosella
- si se engullen en caliente.
- Son orgullo de la gente
- que gallea y no murmulla,
- viviendo sin hacer bulla
- y sin pisar nunca el trullo,
- y sin ser como el capullo
- que no sabe que masculla.
- Mi doncella apasionada,
- brillante como una estrella,
- cual domingo de paella
- o de carne encebollada.
- De una sola dentellada
- como un plato de mollejas,
- con sofrito de collejas
- y de guarnición cogollos
- y después un par de pollos
- y a rodar por las callejas.
- Y calla si te asombré,
- porque donde llego arrollo
- y en llegando llevo al hoyo
- al callado que engrillé.
- Y a tu calle me llegué
- para desmallar la malla
- y hacer de ella una toalla
- para las llagas de aquella
- que salió de la querella
- magullada por la valla.
- La tristeza me avasalla,
- se comieron mi galleta,
- rayaron la servilleta
- de mis tiempos de canalla.
- No quedó ni pa' ferralla
- la vida me atropelló,
- con malicia me humilló,
- ahora vivo sin fuelle
- y hasta en mi espaldar el muelle
- hace tiempo que falló.
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