domingo, 28 de octubre de 2018

¿Dónde estas alegría? Décimas







¿Dónde moras alegría?
¿Qué sueños son los que llenas?
¿Qué anchos caminos y venas
transitas con armonía?
¿Dónde están querida mía,
tus ojos enamorados,
profundos y sosegados,
que miran con altos vuelos
entre dichas y consuelos
a mis párpados cerrados?

¿Dónde está tu poesía?
¿Con qué ropas se disfraza,
qué corazones abraza
quitándoles su agonía?
¿Dónde están amada mía,
las esencias de la vida
que pueden cerrar la herida
producida por la espera
que concede la ceguera
a un alma pobre y dormida?


Estas dos décimas de introducción
son del poeta español
Javier Fernández Laso


¿Dónde vives alegría?
que a mi puerta no te llegas,
y dime que excusa alegas
para no alegrar mi día.
Sufre mucho el alma mía
sin recibir tus honores,
¿cuándo para mí las flores
que a los demás les regalas?
¿Cuándo cesaran mis malas
largas noches de temores?

¡Cuánto quisiera alegría
que nunca me abandonaras!
Que por mí siempre velaras,
y fueses siempre mi guía.
Sin ti tan solo agonía
se vislumbra en mis mañanas,
negras se vuelven mis canas
si veo que tu te alejas,
lloro mucho cuando dejas
de dedicarme tus nanas.

¡Dices que mucho me quieres
pero no me lo demuestras,
que siempre ante mí te muestras
desnuda de los placeres.
¿Por qué alegría me hieres?
¡Dí que daño cometí!
¿Por qué te cebas en mí
con tanta maldad y saña?
¡Si siempre fui buena maña 
y mi anhelo puse en ti!

En estas cosas pensando
voy apurando mi vida,
y ya me doy por vencida
al ver que se va acabando.
Ya no recuerdo ni cuando
tuve algún día feliz,
nunca comí yo perdiz
como aquellas de los cuentos
tan solo amargos momentos
con algún que otro desliz.

Tampoco tan mala fui
tan solo viví a mi antojo,
mas hice siempre un enojo
de aquello que no creí.
Siempre a mi modo viví
sin hacer caso del loco,
que vino a comerme el coco
con sacrificios cruentos,
que a mí todos esos cuentos
siempre me importaron poco.

Fui por el amor creada
por dos seres que se amaron
y por nunca repararon
en el fin de la jugada.
Fui por el amor tallada
en roca de mármol puro
y hoy mi corazón maduro
le da gracias a la vida
mostrándome agradecida
a quien me dio un buen futuro.

Y no esperando regalo
la vida muy bien se lleva,
pero si cae una breva
con gusto que me la jalo.
Estaba ya viendo el halo
de la muerte que rondaba,
y ya tan solo esperaba
que me llevara con ella
y por fin borrar la huella
de una vida enajenada.

Y entonces vi que brillaba
en el azul una estrella,
vi que lucía muy bella
y en susurros me llamaba.
Y vi el rubí que guardaba
en paño de oro bordado,
mi corazón quedó helado.
¿Será para mí ? pensé,
pensativa me quedé;
¿Acaso lo habré ganado?

¿Qué hice yo pa´ merecer
un regalo tan preciado?
Si viví siempre en pecado
por mis ansias de crecer.
Tan solo supe ofender
a quien no lo merecía,
me porté como una arpía
sin atender a razones
siempre puse los cojones
como ejemplo de valía.

Por eso pienso que yo
no soy dueña del rubí,
de nunca lo merecí
y a la estrella dije no.
Vi que la estrella lloró
sin comprender mi respuesta
y dijo estaba dispuesta
a darme rubí y honores
al ver que yo mis errores
reconocí siendo honesta.

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