viernes, 5 de enero de 2018

Cabalgando mares. Soneto De marinero en Madrid





Mis sueños cabalgando por tus olas,
despiertan sus vaivenes mis sentidos
y alegran melodiosos mis oídos
con cánticos de amor las caracolas.

Me imagino en tu azul con mis cabriolas
mirándome los cielos aturdidos,
inclinándose ante mí rendidos
al ver mover mis pies, cual perinolas.

Me imagino, soñando al mediodía, 
bajo el sol que acaricia tus entrañas,
sueño mar, que eres luz, eres mi guía.

Puede esto parecer cosas extrañas,
¿y cómo podrás mar, ser mi alegría,
si con tu agua Madrid, nunca lo bañas?

En una tarde veraniega, mientras el sol se ocultaba en el horizonte, me encontraba en la orilla de un mar lejano. Mis sueños cabalgaban por sus olas, uniendo cada gota de agua con los susurros del viento. 

Despertaban sus vaivenes mis sentidos y alegraban melodiosos mis oídos con cánticos de amor las caracolas que, al compás de las olas, contaban historias antiguas de amores perdidos y esperanzas renacidas.

Imaginarme en tu azul con mis cabriolas me hace sentir ligero, casi como un niño que juega en la arena. Mirándome los cielos aturdidos, me daba cuenta de cómo se inclinaban ante mí rendidos, asombrados de aquella danza que se mezclaba con la espuma del mar y los reflejos dorados del atardecer. 

Mis pies se movían como perinolas, girando y girando hasta que el mundo a mi alrededor se desvanecía en un torbellino de alegría.

Me imagino, soñando al mediodía, cuando el calor del sol acaricia tus entrañas y los rayos dorados juegan en la superficie de las aguas. Sueño, mar, que eres luz, eres mi guía, y sigo el sendero brillante que dejas en tus aguas, buscando en cada oleaje una respuesta a mi anhelo de libertad.

Puede esto parecer cosas extrañas, un simple fantaseo en medio de la realidad, y me pregunto: ¿y cómo podrás, mar, ser mi alegría, si con tu agua Madrid, nunca lo bañas? Pero en ese instante, comprendo que no importa la distancia. 

La magia del mar se aflora en mi corazón, y aunque la ciudad quede lejos, su esencia se encuentra en cada rincón donde la vida y la naturaleza se entrelazan. En el eco de tus olas, hallo el refugio de mis sueños y, por un instante, la distancia se desvanece, y el mar se convierte en mi hogar.


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