martes, 16 de enero de 2018

M Mis ojos asoman llanto





Mis ojos asoman llanto,
soy poeta sin lecturas,
¿acaso no están maduras,
estas letras que yo canto?
Me duele el alma de espanto
al ver que a nadie gustó
ese verso que nació
con la esperanza en llegar
las almas a cautivar
y el silencio lo mató.

Vive el poeta de halagos,
le alimentan más que el pan,
sus pasos tras ellos van,
los beben a grandes tragos.
Sin ellos tan solo amagos,
de letras sin un sentir
si nadie viene a decir,
¡Qué precioso tu poema,
cómo dominas el tema!
¡tú sí sabes escribir!

Y eso suena muy bonito
el ego así mucho crece,
dando igual si lo merece
o nada vale lo escrito.
Y de paso me remito;
¿y si el poema es copiado?
¿qué pensará el halagado?
¿hará suyo ese sentir?
¿creerá saber escribir,
sabiendo que lo ha robado?

¿Hará suya esa emoción?
sabiendo como bien sabe,
que otro es dueño de la llave
que supo abrir el arcón.
De letras que en el rincón
esperando ser poesía
soñaban el nuevo día
en la pluma de su autor
y no de un vil plagiador
con tamaña felonía.

Bien poco y muy mal se vende
quien con flores que otro siembra
quiere conquistar  la hembra
que en su delirio pretende.
Mejor que busque su duende,
labrando su propia tierra,
¡robar, ni en tiempos de guerra!
¡cada quien gane su honor,
con letras de su sudor!
¡Robando siempre se yerra!

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