La savia aventurera fluye en mí todavía,
veo resplandecer, sueños en oro y plata,
vuela mi corazón como veloz fragata,
arranca el mar en mí, sabor de poesía.
Recuerdo mi niñez, aquel hermoso día,
¡mi traje marinero y su insignia escarlata!
¡Primera comunión! Fue para mí muy grata,
¡mi traje azul marino y mi alma en lejanía!
Un barco de papel y el charco de la era,
al no haber imposibles en el juvenil brío
era un inmenso mar, en mi alma marinera.
Una niñez feliz el verano en el río,
veía el Manzanares, cual si océano fuera,
¡y sí qué era mi mar! !Y era tan solo mío!
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