¿Quién en mis instintos labra?
¿ante quién me siento fuerte?
¿a quién si no puedo verte,
dedicaré mi palabra?
En esta danza macabra
de la vida y sus miserias
ya no quedan cosas serias
por las que perder el fuelle
y ya no hay quien embotelle
amores para estas ferias.
Cuando el amor no se siente
falla también la cabeza,
nos agobia la pereza
y se obnubila la mente.
No levantamos la frente,
el día se hace muy largo
y ya nadie se hace cargo
de que nos cambió la suerte,
se queda la musa inerte
y nos hunde en el letargo.
La pluma parece un plomo,
las letras manchas de tinta
y ya la cosa mal pinta
sin saber, porqué ni como.
Al corazón hoy me asomo,
y lloro al verlo vacío,
las letras muertas de frío
a salir dicen se niegan,
si con amor no se riegan,
pero yo he perdido el mío.
A tierra saben los versos,
sin amor no existe el duende,
así la musa no prende
en los renglones dispersos.
Elegantes y muy tersos
pero huecos de sabor,
falta en ellos el calor,
el de un alma enamorada,
que dulce y apasionada
los impregne con su olor.
No habrá versos sin amor,
a nada sabe la letra
si el amor no la penetra
hasta causarle dolor.
Solo un llanto y un clamor
suplicando a las estrellas
de los poetas que en ellas
rebuscan la inspiración,
mas sin poner la pasión
que crea las letras bellas.
Solo crece si hay amor
para ser café y no malta,
eso que al verso le falta
para llenarlo de ardor.
Que buena es la coliflor,
si con cariño se cuece,
y bien guapo el niño crece
si con amor se le trata,
del mismo modo la mata
en donde el verso florece.
...
Y el verso no viene en lata,
tan solo al amor se ofrece.
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