domingo, 10 de diciembre de 2017

De palomas y versos (un derecho humano negado durante siglos)





vídeo declamado

A todas aquellas y aquellos que tuvieron 
que esconder sus sueños durante siglos.

Vuela paloma, alza el vuelo
¡nunca más, a ras del suelo!
No necesitas palomo... 
para volar a los cielos.

A todas aquellas y aquellos que tuvieron 
que esconder sus sueños durante siglos.

Por siempre será "Tú y Yo" 
el inquebrantable dueto
que encabece mis libretas,
sin haber nunca un secreto
entre mi sueño y las metas 
que surjan con nuestro amor.

Tú, blanca flor de cerezo, tú que al final del camino
renuevas mi viejo atrezo, tú quien propuso el destino
fueses mi mejor tropiezo. Para ti son estos versos, 
que hartos ya de vivir presos pinta hoy esta pluma loca 
que por tu amor se desboca... derretida hasta los huesos.

Tú, la luz de mi poema, de mi letra su perfume,
el fuego que me consume con su candor y su flema
pintando de amor la gema que guardo en el corazón.
Tú, quien pintas mi pasión, casi ya descolorida,
tú, que le das a mi vida,  una nueva dimensión.

Tú, mi verso preferido,
tú, la métrica perfecta,
tú, ese ritmo y el sonido
de mis letras de poeta.

Quiero seas poesía  en el latir de mis venas,
mi escribir de cada día, tú quien rompa las cadenas
de mi cruel melancolía, quien acabe con mis penas,
¡la dueña de mi alegría! La música en mis verbenas,
el faro que será guía... de mis noches más serenas.

Serás en horas inquietas, de mi sonrisa el boceto,
el compás de mi cuarteto, de mis sueños las aletas
que asidos a tus coletas han de aprender a volar
a lomos del verbo amar. Y sobre él fuerte prometo
que solo ante ti someto... mis armas y mi espaldar.

Haré sobre ti una copla, que a Píndaro hará temblar,
te besaré en cada estrofa con un perfecto rimar.
Con música de las olas, en su incesante trinar
cantaré sobre tu boca recostadas frente al mar,
hasta que mi lengua rota solo pueda farfullar;

Tú, de mi jardín su aroma,
tú, la esencia que perfuma
y da sabor a estas letras
que te dedica mi pluma.

Sin oscuridad ni urdimbre, mujer entera y cabal,
me inclino ante lo formal sobre tu talle de mimbre.
Y oigo resonar un timbre, muy hondo dentro de mí,
recordándome que a ti debo hacerte un monumento
en homenaje al momento... en que me dijiste sí.

Serás de mi alma el portal, el filo de mi sonrisa,
ese botón de camisa, que siempre busca el ojal.
Serás guirnalda en mi chal, bolsa caliente en mi cama,
el cordón de mi pijama, serás eso y mucho más
por ese amor que me das  y por llamarme tu Dama.

Los geranios de la calle
envidiosos rabiarán,
cuando cogidas del talle
salgamos a pasear,
a ver los lirios del valle,
que al vernos... marchitarán.

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