Mares de letras inmensos,
surcan poetas marineros
por vela llevan el alma
y por timón los tinteros.
Navegan a pecho abierto,
sin temer que sople un viento,
que les apague la llama
o les recorte el aliento.
Sus almas de bucanero
con furor gritan al cielo
consignas para el amor,
puras, netas y sin velo.
Sería un mundo muy negro
sin poetas y su anhelo,
pintan de rosa los días
con su versar y su celo.
Envidia les tiene a ellos
mi corazón marinero,
¡qué pena no haber crecido
a la sombra de un tintero!
Enamoran con su verso,
por eso yo con mi rezo
ser poeta pido a Dios
a la sombra de un cerezo.
Al nada perder soñando,
quisiera serlo en un barco,
pero que triste mi pueblo
que tiene tan solo un charco.
Cuanta pena y cuanto duelo
de rabia me desespero,
haber nacido en Madrid
con alma de marinero.
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