sábado, 18 de julio de 2020

X Del amor y los botijos





Del amor y los botijos

Si viene a mí algún poeta que sea de cuello largo,
que enseguida me lo cargo si el que viene es de opereta.
Bulto gordo en la bragueta, ternura en el camelar,
y sepa muy bien besar, que con letras solamente,
-se me ocurrió de repente- no ha de poderme sanar.

Seguro alguno ha de haber que domine los dos temas
y tenga dos buenas yemas para hacerme enloquecer.
Y entre las yemas, mujer sobresalga un buen chorizo
para curar el hechizo que la bruja puso en mí,
si viniera alguno así verás que "viaje" le atizo.

Todo como de un doncel que comer nunca fue malo,
tampoco el pegar un "palo" para endulzarnos la piel.
La carne precisa miel para estar siempre jugosa,
se mantiene como rosa en quien goza la comida,
y nunca es mal recibida una longaniza hermosa.

Si en el calzón no trae nada el primer jetón que acuda,
amiga no tenga duda, no le permito la entrada.
Que me duele la papada de ser guapa por el morro,
con que si algún abejorro comienza a revolear,
fácil se puede llevar un testarazo en el gorro.

Es un tormento el vivir con lo del miedo a pecar
y en eso no hay que pensar que igual hemos de morir.
Nunca renuncié a sentir los placeres de la vida
y no estoy arrepentida de lo mucho que he vivido
y en mí jamás han tenido las religiones cabida.

No por eso soy peor que esos que tanto presumen
y que su vida resumen en la gloria de un señor.
También tengo pundonor a nadie nunca hice daño,
sin la religión me apaño y sin presumir de buena,
que quien presume me suena a que esconde mucho engaño.

No preciso de un cateto que sé defenderme sola,
a nadie le hago la ola ni pongo a nadie en aprieto.
Y no permito a un sujeto que me venga a vacilar,
que sola se bien volar sin ayuda de un canijo,
que la mujer sin botijo también sabe disfrutar.


Si viene a mí algún poeta
que sea de cuello largo,
que enseguida me lo cargo
si el que viene es de opereta.
Bulto gordo en la bragueta,
ternura en el camelar,
y sepa muy bien besar,
que con letras solamente,
-se me ocurrió de repente-
no ha de poderme sanar.

Seguro alguno ha de haber
que domine los dos temas
y tenga dos buenas yemas
para hacerme enloquecer.
Y entre las yemas, mujer
sobresalga un buen chorizo
para curar el hechizo
que la bruja puso en mí,
si viniera alguno así
verás que "viaje" le atizo.

Todo como de un doncel
que comer nunca fue malo,
tampoco el pegar un "palo"
para endulzarnos la piel.
La carne precisa miel
para estar siempre jugosa,
se mantiene como rosa
en quien goza la comida,
y nunca es mal recibida
una longaniza hermosa.

Si en el calzón no trae nada
el primer jetón que acuda,
amiga no tenga duda,
no le permito la entrada.
Que me duele la papada
de ser guapa por el morro,
con que si algún abejorro
comienza a revolear,
fácil se puede llevar
un testarazo en el gorro.

Es un tormento el vivir
con lo del miedo a pecar
y en eso no hay que pensar
que igual hemos de morir.
Nunca renuncié a sentir
los placeres de la vida
y no estoy arrepentida
de lo mucho que he vivido
y en mí jamás han tenido
las religiones cabida.

No por eso soy peor
que esos que tanto presumen
y que su vida resumen
en la gloria de un señor.
También tengo pundonor
a nadie nunca hice daño,
sin la religión me apaño
y sin presumir de buena,
que quien presume me suena
a que esconde mucho engaño.

No preciso de un cateto
que sé defenderme sola,
a nadie le hago la ola
ni pongo a nadie en aprieto.
Y no permito a un sujeto
que me venga a vacilar,
que sola se bien volar
sin ayuda de un canijo,
que la mujer sin botijo
también sabe disfrutar.

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