Cursilerías y tonterías varias
A escribir cursilerías de lunas y mariposas
o de las flores hermosas siempre le tuve manía.
Es solo una opinión mía y de aquella pluma seria,
que no ve en todo una feria de ilusiones y de gozo,
e intenta sacar del pozo al humano y su miseria.
Yo fui vacunada ya siendo bien chica,
mi madre en botica compró una pomada.
Que fue restregada por toda mi piel,
desde el día aquel siempre lo tuve claro;
no entrar por el aro ni dulces con miel
y a ese que me venga con rara monserga;
¡a palos con él!
Alguno hay que por meter promete lo que no puede.
Cual si no estuviera cuerdo regala soles y lunas,
estrellas y algún lucero y cuando toca el plumero...
¡Si te he visto... no me acuerdo!
En mi cabeza solo hay medio saco de aserrín
y tres musas en batín en eterno guirigay.
No me inspiran nada guay solo versos sin sentido
como pájaros sin nido que vuelan hasta caer,
algo ya tendré que hacer o caeré en el olvido.
Pues a mí también me dio por escribir algo cursi;
que también practico yo, cuando puedo y sin demora
en metáfora escribir, tal cual como sigue ahora;
Al ver el cuello pelao del que vive en tus calzones
se me inflaman los melones y noto el chichi mojao.
Al olor del bacalao me pica la pepitilla
que hace tiempo solo pilla algún roce con la mano,
necesita ya un banano que la deje hecha papilla.
Esos dos grandes luceros que brillan,
en esas enormes cuencas de los arcos
donde tu encanto navega,
mantienen mi corazón encandilado
ante tan rígida vela.
Me veo cabalgando en la pradera
para llegar al bosque donde mora
ese tan poderoso caballero
de melosa cabeza altiva y calva,
que bien erguido como firme lanza
sueña entrar en la gruta
donde el placer le aguarda.
Cuando me deis por perdía en iglesias no busquéis,
que allí no me encontraréis ni de noche ni de día.
Es un pensar a fe mía que habrá mejores lugares,
para dar amor a mares no hace falta ser creyente,
puede darse amor la gente, del mismo modo en los bares.
Yo no roncho con despojos ni chamullo con chorizos,
quiero charros muy castizos no de los chuecos y flojos.
Y que se enchoche en mis ojos ese chicote tan chato
que chirría por el trato con esta tierna chicuela
que chochea y se desvela pa' que le pinchen el hato.
Este virus me hace hablar bastante más de la cuenta
y creo que va a matar mis pobrecitas neuronas,
que deben estar pelonas por lo tanto trabajar.
Pero es muy bueno pensar que me siento cual Neruda,
pensar así mucho ayuda y sirve para crecer.
Así es como debe ser; no quepa la menor duda.
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