domingo, 23 de septiembre de 2018

Coplillas del verdulero




Pasen, señores y vean,
lo vendo todo barato,
 no me queda pa´comer
camino voy del infarto.

Ya me cansé de sufrir
siempre anduve trabajando,
y ya desde bien pequeño
me tiraron pa´l asfalto.

Trabajar fue mi agonía
nunca conocí descanso,
laburar fue mi destino
pendiente siempre del tajo.

Pero todo se termina
y así me veo en la calle,
sin familia que me acoja
y sin perro que me ladre.

En un Ere me tiraron
sin escrúpulo a la calle
y me vi solo en el mundo
sin un mal don que me ampare.

Tan solo un trozo de huerta
en donde me hice mis planes,
en el yo puse la fe
esperando que me salve.

Con paciencia y con tesón
voy sembrando mis legumbres,
la mirada siempre puesta
por si aparecen las nubes.

Confío en un Dios que ayude
y que la lluvia no falte,
que los pobres no tenemos 
otra flor donde agarrarse.

Me desterraron al paro,
mas un paro sin cobrar
y espero con mis tomates
el poder ganarme el pan.

Y otra cosa ya no tengo
desde que cerró la empresa
y al  verme en la puta calle
me puse mano a la tierra.

Y presto a sembrar me puse
en una tierra de nadie,
pensando como esquivar
de mis costillas el hambre.

Me paso todos los días
suplicándole a los cielos
que me manden cuatro nubes
pa´que me rieguen el huerto.

Y aquí estoy con mis tomates
en este puesto del centro,
esperando a las señoras
que los lleven en su cesto.

Que otra cosa no me queda 
y busco una mano amiga
que me quisiera ayudar
para salvarme la vida.

Pasen payicos que llevo
solo a dos euros el kilo
y compren pa´ que me salve,
¡no quiero pegarme un tiro!

Vengan ya, que lo regalo
vayan pasando señores,
a dos euros solo, primo...
¡ya más barato!... ¡Las coles!

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