jueves, 12 de enero de 2017

Unas letras para Eladio De marinero en Madrid




Para
Eladio Ibáñez Ogando
un hombre del mar

En noches de calma
se escucha un cantar,
es un canto al viento
del hombre del mar.
Le pide a la luna
de vista no pierda
las olas que llevan
de vuelta al hogar.


Eolo te marcó el rumbo,
atracaste en muchos puertos,
regaste en algunos huertos,
amores que aun te recuerdan
y silencios que aun te sueñan
en los cielos por ti abiertos.

Tensaste tu arboladura
fuerte contra todo viento,
tu amor al mar el sustento,
que abordó siempre tu vida,
sin hallar nunca una brida
capaz de amarrarte a puerto.

Fue tu mayor ilusión
vivir continuo abordaje
hallando siempre el coraje,
con el sueño de tu amada,
compañera de almohada,
faro de luz en tu viaje.

Mañanas, tardes y noches,
con tus mares por bandera,
con tu sueño, ¡no quimera!
pusiste a tu vida el broche,
haciendo de amor derroche
con quién estaba a tu vera.

En un barco a la deriva,
navegando silencioso
con un levante ostentoso,
el alma de un viejo amigo,
brindará también contigo,
Rivas estará orgulloso.

Desde mi puerto lejano
te deseo de corazón
disfruta tu vida amigo,
disfrútala en el abrigo,
de ese puerto que ya encierra
un alma del mar en tierra,
¡abrazos, brindo contigo!


¡Qué grandes los hombres
los hombres del mar!
reparten sus almas 
entre dos amores
uno espera en tierra
el otro es la mar,
uno es gloria eterna
el otro es su paz.
¡Lindos los amores

del hombre del mar!




II






Vídeo declamado

Los hombres del mar

 !Qué grandes los hombres,
los hombres del mar!
pidiendo a las velas
se dejen soplar
y arrecien los vientos
soplando hacia el mar.
¡qué grandes los hombres,
los hombres del mar!

En noches de calma
se escucha un cantar,
es un canto al viento
del hombre del mar,
le pide a la luna
de vista no pierda
las olas que llevan
de vuelta al hogar,
¡qué lindos los cantos
del hombre del mar!

¡Qué grandes los hombres
los hombres del mar!
reparten sus almas 
entre dos amores
uno espera en tierra
el otro es la mar,
uno es gloria eterna
el otro es su paz.
¡Lindos los amores
del hombre del mar!

¡Qué grandes los hombres,
qué tanto amor dan!
reparten por puertos
ternuras y sueños
mezclados con besos
vestidos de mar.
¡Qué grandes los hombres,
qué grandes son madre,
los hombres del mar!
Madre yo quiero uno
al pie del altar,
¡juntarme yo quiero
a un hombre del mar!
¡Qué grandes y guapos
los hombres del mar!



Para Eladio Ibáñez Ogando, un hombre del mar

En noches de calma se escucha un cantar,
es un canto al viento del hombre del mar.
Le pide a la luna de vista no pierda
las olas que llevan de vuelta al hogar.
¡qué lindos los cantos del hombre del mar!

Eolo te marcó el rumbo, atracaste en muchos puertos,
regaste en algunos huertos, amores que aun te recuerdan
y silencios que aun te sueñan en los cielos por ti abiertos.

Tensaste tu arboladura fuerte contra todo viento,
tu amor al mar el sustento, que abordó siempre tu vida,
sin hallar nunca una brida capaz de amarrarte a puerto.

Fue tu mayor ilusión vivir continuo abordaje
hallando siempre el coraje, con el sueño de tu amada,
compañera de almohada, faro de luz en tu viaje.

Mañanas, tardes y noches, con tus mares por bandera,
con tu sueño, ¡no quimera! pusiste a tu vida el broche,
haciendo de amor derroche con quién estaba a tu vera.

En un barco a la deriva, navegando silencioso
con un levante ostentoso, el alma de un viejo amigo,
brindará también contigo, Rivas estará orgulloso.

Desde mi puerto lejano te deseo de corazón
disfruta tu vida amigo, disfrútala en el abrigo,
de ese puerto que ya encierra un alma del mar en tierra,
¡abrazos, brindo contigo!

¡Qué grandes los hombres los hombres del mar!
reparten sus almas  entre dos amores
uno espera en tierra el otro es la mar,
uno es gloria eterna el otro es su paz.
¡Lindos los amores del hombre del mar!

!Qué grandes los hombres, los hombres del mar!
pidiendo a las velas se dejen soplar
y arrecien los vientos soplando hacia el mar.
¡qué grandes los hombres, los hombres del mar!

¡Qué grandes los hombres, qué tanto amor dan!
reparten por puertos ternuras y sueños
mezclados con besos vestidos de mar.
¡Qué grandes los hombres, qué grandes son madre,
los hombres del mar!

Madre yo quiero uno al pie del altar,
¡juntarme yo quiero a un hombre del mar!
¡Qué grandes y guapos los hombres del mar!

Madre;
por favor se lo suplico déjeme usted el casar
con un hombre de la mar, no me importa si no es rico.
Madre, que yo se lo explico; Por la tarde en el paseo
de los más guapos que veo, van con traje marinero,
¡son pa´ quitarse el sombrero! ¡No encuentro a ninguno feo!

No me busque un novio rico, ¿ya vio usted los marineros?
¿y vio sus ojos sinceros? ¡Ay, madre se lo suplico!
Que no quiero yo un borrico ni cargado de pesetas,
que no engordé yo las tetas pa´ goce de un majadero.
¡Un hombre del mar yo quiero, y si no, a hacer puñetas!

Hágame madre un favor, vaya usted a ver a Eladio,
mientras escucho en la radio una novela de amor.
Le hable de mí con ardor, dígale que soy muy tierna
y que guardo en la entrepierna una joya para él
y prometo serle fiel por toda una vida eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario