miércoles, 11 de marzo de 2020

Sigue la lluvia Romance in decrescendo





Sigue la lluvia 
Romance in decrescendo


Llueve, en la calle mucho llueve
y en mis ojos tras los cristales
de unas lentes ya muy ralladas
fluyen ríos de llanto a mares.
Lágrimas saladas resbalan
por mis mejillas que no saben
el cómo poder contenerlas,
parecen albercas muy grandes
en donde se ahogan los sueños
que en otro tiempo fueron planes.

El pájaro del reloj
parece ser que se amague.
Qué larga se hace la noche,
¡qué larga? qué larga madre!
Para quienes no tenemos
un amor que nos ampare.
Las horas se ralentizan
sigue lloviendo en la calle,
ya no puedo soportar
la congoja que me invade.

Si se pierde el amor
la vida a nada sabe
y se hielan las almas 
cuando el fuego no arde, 
el desamor marchita
y nos resta coraje
ni las horas avanzan
ni los llantos deshacen
esas penas amargas
de recuerdos infames.

La lluvia no para
se llenan los baches
y veo los charcos
que parecen mares,
estrellas no quedan,
la luna no sale
y un recuerdo chilla
gritándole al aire;
¡Qué ya por favor
la lluvia se pare
y sea el amor
quien riegue mi calle!

Pero nadie le hace caso,
sigue lloviendo en mi calle.

Mercedes Bou Ibáñez

Llueve, en la calle mucho llueve, y en mis ojos tras los cristales
de unas lentes ya muy ralladas, fluyen ríos de llanto a mares.
Lágrimas saladas resbalan por mis mejillas que no saben
el cómo poder contenerlas, parecen albercas muy grandes 
en donde se ahogan los sueños que en otro tiempo fueron planes. 

El pájaro del reloj, parece ser que se amague.
Qué larga se hace la noche, ¡qué larga… qué larga madre!
Para quienes no tenemos un amor que nos ampare.
Las horas se ralentizan, sigue lloviendo en la calle,
ya no puedo soportar la congoja que me invade.

Si se pierde el amor la vida a nada sabe
y se hielan las almas, cuando el fuego no arde,
el desamor marchita y nos resta coraje
ni las horas avanzan ni los llantos deshacen
esas penas amargas de recuerdos infames.

La lluvia no para, se llenan los baches
y veo los charcos que parecen mares,
estrellas no quedan, la luna no sale
y un recuerdo chilla gritándole al aire;
¡Qué ya por favor, la lluvia se pare
y  vuelva el amor a regar mi calle!


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