Devolver las pelotas que me tiran;
no es pecado... Es cortesía.
Cuando soberbia decís;
no es pecado... Es cortesía.
Cuando soberbia decís;
¿sabés, a qué os referís?
¿A la tuya en presumir
de títulos sin postín?
Vergüenza os debiera dar,
¡si no sabés ni escribir!
¿Acaso vos piensa qué,
por tres versos publicar
sos del verso un adalid?
¡Vaya pena que me das!
Y te tratas a ti misma
como si fueses poeta,
eres tan solo una jeta
navegando en la marisma.
Tus letras no tienen prisma
¿No te dio por comparar
con los grandes tu versar?
Y comprobar que lo tuyo
es un miserable arruyo
indigno de publicar.
Criticar se te da bien,
mucho mejor que versar
eres maestra en juzgar
sin pensar, porqué y a quién.
¡Anda ya... ve y que te den!
Eres lengua venenosa
con envidia emponzoñosa,
destilando cruel veneno
contra lo poco de bueno
que luce color de rosa.
Y para ti y quien te siga
tan solo puedo decir;
sin ánimo de inducir,
que a mí me sopláis la higa.
Y no hace falta que diga
que eres mala de cojones,
que tus letras son borrones
carentes de fundamento,
que hasta ya se ríe el viento
de tus burdas pretensiones.
¿Qué con ser poeta sueñas?
¡Ve ya... y péinate las greñas!
¿Qué con ser poeta sueñas?
¡Ve ya... y péinate las greñas!
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Soberbia... ¿Decís?
con algún retoque.
Devolver las pelotas que me tiran;
no es pecado... Es cortesía.
Cuando soberbia decís;
¿sabés, a qué os referís?
¿A la tuya en presumir
de humildad y de postín?
Vergüenza te debe dar,
¡si no sabes ni escribir!
¿Acaso te piensas qué,
por tres versos publicar
eres del verso adalid?
¡Vaya pena que me das!
Y te tratas a ti mismo
como si fueses poeta
y eres solo un pobre jeta
navegando en el abismo.
Tus letras rayan cinismo.
¿No te dio por comparar
con otros tu versear?
Y comprobar que lo tuyo
es un miserable arruyo
indigno de publicar.
Criticar se te da bien,
mucho mejor que rimar,
eres maestro en juzgar
sin pensar, porqué y a quién.
¡Anda ya... ve y que te den!
Eres lengua venenosa
con envidia emponzoñosa,
destilando cruel veneno
contra lo poco de bueno
que luce color de rosa.
Y para ti y quien te siga
tan solo puedo decir;
sin ánimo de inducir,
que a mí me sopláis la higa.
Y no hace falta que diga
que eres malo de cojones,
que tus letras son borrones
carentes de fundamento,
que hasta ya se ríe el viento
de tus burdas pretensiones.
¿Qué con ser poeta sueñas?
¡Anda a peinarte las greñas!