Mis derechos ¿dónde están?
Una religión que...
Se me ofrece como hacha luminosa
pintándome de amor purpura un cielo,
pero me niega gozar en el suelo,
me dice: "sígueme y serás dichosa".
Me ofrece apacible vida amorosa
sin dejar alzar a mis ansias vuelo,
tapa mi rostro con tupido velo,
¡delito penado el mostrarme hermosa!
¿Puede ser bueno algo que me hace esclava
y lanza mis desvelos por la borda?
¡solo soy cuerpo que al hombre desbrava!
Esto no es religión, es solo una horda
que a la dignidad humana socava,
¿ciego el mundo o hace la vista gorda?
La humanidad es sorda,
nadie quiere escuchar lúgubres llantos,
de las almas... hundidas en quebrantos.
Pobre mujer, tanto tiempo en amargura,
por los cielos olvidada,
pues el hombre... el macho de la manada,
para conservarla pura,
en la casa, la tuvo bien amarrada
y carente de ternura...
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