viernes, 2 de diciembre de 2016

L Regresar (de cantos a Canarias)





Desperté una mañana,
con una lágrima encendida,
buscaba en las tinieblas
mis recuerdos escondidos,
estaban prisioneros detrás de una nube gris,
Se perdió mi alegría infantil
por sórdidos callejones.
Pero nunca se apagan las brasas
si se mantiene encendida la hoguera
y entonces me acordé de ti,
rescaté de las olas mi bajel,
apuntalé bien las vergas
y reforcé las troneras
por si algún viento enemigo
viene a robarme las velas,
ya se murió el ayer
y voy de cara al mañana,
reforcé los arcos, de mi bóveda callada
para esconder los lamentos
y maté todas las rosas que pintaron de rojo
a la verde y sufrida esperanza,
ahora rumbo a mi puerto
lucha mi bajel contra el viento
con sus velas desplegadas,
y una luz sin medias sombras 
alumbra mi corazón, al divisar a lo lejos
en medio de nubes pardas,
al gigante de sienes blancas
que cual ángel de la guarda
vela de todos sus hijos
cuando están fuera de casa.

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