sábado, 17 de septiembre de 2016

Ella Verso libre










Vídeo declamado




vídeo canción

Llegó por la vereda rosa
que trae los amores de mayo,
cuando el río se alimentaba
del agua de los arroyos
de la sierra desbocados.

Abril no soltaba sus fríos
tenía cerradas sus puertas,
ya Mayo tocaba en ellas.

Todas las casas del barrio
volvieron a ella sus ojos,
al verla venir cabalgando
sobre el Céfiro enamorado
envuelta en sus flotantes vestiduras,
derramando a raudales
por el valle su hermosura.

Cambiaron de color las amapolas
escondiendo su rubor entre los trigos.
Pálidos enmudecieron
los lirios de la charca
de la envidia de su talle.

Mi corazón
en una hipérbole gigantesca
se lanzó volando a las alturas,
creando una inmensa enredadera
donde atrapar su dorada cabellera
y soñé, soñé hacerla mía, 
antes de que la ansiedad,
partiera mi pecho en mil pedazos.​



En mi pequeño pueblo, donde las casas se apiñaban entre los campos de trigo y los murmullos de la sierra, llegó Mayo con su aroma fresco y vibrante, justo cuando los fríos de Abril se negaban a dejar su lugar. Fue en una tarde clara, cuando el sol comenzó a asomarse entre las nubes, que la vi por primera vez.

Ella apareció por la vereda rosa, como un sueño hecho realidad, cada paso que daba era un susurro de amor que llenaba el aire. Cabalgaba sobre el Céfiro, el viento que la acariciaba con delicadeza, y su vestido flotante brillaba con los colores de la primavera, como una nube de pétalos derramados sobre la tierra. Los corazones del barrio, antes dormidos, se despertaron al unísono, guiados por su belleza.

Los lirios de la charca, al verla pasar, se encogieron de envidia y el rojo de las amapolas se intensificó, ruborizándose ante su presencia. Mi corazón, hasta entonces tranquilo, estalló en júbilo y se lanzó a volar en una hipérbole gigantesca. Era un sentimiento tan inmenso que me engulfó por completo, creando una red de sueños donde su dorada cabellera se enredaba y donde la idea de tenerla a mi lado comenzaba a florecer.

Días pasaron, y cada encuentro con ella se convertía en un rincón del alma que guardaba celosamente. Caminábamos juntos por los campos, compartiendo risas y silencios cómplices. La ansiedad por confesar mi amor crecía en mi pecho, un fuego que empezaba a consumir mi razón, un deseo tan fuerte que temía que pudiera astillar mi corazón en mil pedazos si no encontraba la manera de expresarlo.

Una tarde, bajo el esplendor del atardecer que dibujaba sombras alargadas en la tierra, decidí que ya no podía esperar más. La llevé hasta el río, donde el agua corría libre, alimentándose de los arroyos desbocados, como mis sentimientos que ansiaban fluir. Tomé su mano, nervioso pero decidido, y mirando sus ojos brillantes, pronuncié aquellas palabras que habían estado atadas en mi pecho: “Te quiero.”

Su risa llenó el aire y, en un instante que se sintió eterno, el tiempo se detuvo. La primavera se apoderó de nosotros, y aquel desbordante amor, que había comenzado en una vereda rosa, se convirtió en nuestra historia. En ese abrazo, supe que había encontrado no solo a la mujer que amaba, sino a la musa que había despertado en mí, el poeta que anhelaba atrapar cada segundo a su lado. Fin del cuento, pero comienzo de una eterna primavera.

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Ella 
(intro)
Llegó por la vereda rosa
que trae los amores de mayo,
cuando el río se alimentaba
del agua de los arroyos
de la sierra desbocados.
...
(coros)
Abril no soltaba sus fríos
tenía cerradas sus puertas,
ya Mayo tocaba en ellas.
...
Todas las casas del barrio
volvieron a ella sus ojos,
al verla venir cabalgando
sobre el Céfiro enamorado.

Envuelta en sus flotantes vestiduras,
derramando a raudales
por el valle su hermosura.
...
(estribillo)
Cambiaron de color las amapolas
escondiendo su rubor entre los trigos.
Pálidos enmudecieron
los lirios de la charca
de la envidia de su talle.
...
(outro)
Mi corazón
en una hipérbole gigantesca
se lanzó volando a las alturas,
creando una inmensa enredadera
donde atrapar su dorada cabellera
y soñé, soñé hacerla mía, 
antes de que la ansiedad,
partiera mi pecho...
en mil pedazos.​


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